martes, 25 de septiembre de 2012

Un paseo por los jardines del Campo del Moro (4 de marzo de 2012)

Los jardines del Campo del Moro, declarados de interés histórico-artístico en 1931, tienen planta rectangular, ocupan una superficie aproximada de unas veinte hectáreas y se extienden entre el Palacio Real y las riberas del río Manzanares, salvando un terraplén con fuerte desnivel.
En su diseño se aprecian ecos de diversas corrientes urbanísticas y paisajísticas, combinándose estilos tan dispares como el formalismo o el naturalismo:
  • Al formalismo corresponde el paseo principal, llamado Praderas de las Vistas del Sol y diseñado a mediados del XIX por Narciso Pascual y Colomer, que sigue un esquema hipodámico o en cuadrícula, con parterres geométricos de aire dieciochesco y toques paisajísticos ingleses. También se ajusta a este mismo estilo el Paseo de las Damas.
  • Al naturalismo pertenecen los restantes paseos y senderos, con sus arboledas, caminos semiocultos y atajos, diseñados a fines del XIX por Ramón Oliva, que presentan trazados irregulares, con abundancia de tramos curvos, y responden a los gustos románticos de la época. El Paseo de los Plátanos ejemplifica bien este otro estilo.


El Paseo de los Plátanos


Juanito, un profundo conocedor de estos jardines, hizo el papel de maestro de ceremonias en esta mañana dominical de principios de marzo. Una mañana en la que diversas organizaciones habían convocado una consulta popular para que la ciudadanía madrileña se pronunciara a favor o en contra de la privatización del Canal de Isabel II. Inés se trajo a Jimena, pero no pudieron pasar a los jardines y tuvieron que quedarse fuera. No se permite el acceso con perros.


Dos mendas a la altura de la Fuente de los Tritones


Estos terrenos, ocupados hoy por los jardines, fueron adquiridos in illo tempore por Felipe II para repoblarlos de conejos y entretenerse pegando tiros. Por entonces, Felipe II residía en el Real Alcázar, construido siglos atrás, en los tiempos en que Madrid (o Magerit) estaba bajo el poder musulmán. Este Alcázar de los Austrias, como a menudo se le llama en los libros de historia, se vería completamente destruido, a causa de un incendio, en la Nochebuena de 1734. Cuatro años después de este fatídico incendio, en el mismo solar del Alcázar, se iniciarían las obras de construcción del actual Palacio Real.
Por lo que se refiere a los jardines del Campo del Moro, no serían trazados hasta 1844, tras diversos proyectos ideados en los siglos anteriores y que finalmente no pudieron materializarse. Los promotores de este definitivo proyecto fueron Agustín Argüelles, preceptor de la reina Isabel II durante su minoría de edad, y Martín de los Heros, intendente del Real Patrimonio, quienes encargaron su ejecución a Narciso Pascual y Colomer, a la sazón arquitecto mayor de palacio y diseñador también de la Plaza de Oriente.

Pascual y Colomer ideó, como hemos dicho, un conjunto formalista, cuyo eje central estaba constituido por el gran paseo o avenida que, flanqueado de arbolado, se extiende entre el Palacio Real y el río, salvando la fuerte pendiente existente y realzando la panorámica de la fachada occidental del palacio. Una panorámica sin duda majestuosa. A este paseo se le conoce como la Pradera de las Vistas del Sol. Para nivelar el terreno se utilizaron, entre otros materiales, los escombros procedentes de las iglesias y viviendas que fueron demolidas durante la ampliación de la Puerta del Sol.


Panorámica del palacio


En la Pradera de las Vistas del Sol fueron instaladas dos fuentes monumentales:
  • La Fuente de las Conchas, esculpida a finales del XVIII, se enclava en el punto en que este paseo principal es cruzado perpendicularmente por el Paseo de las Damas, también de trazo recto, y fue traida desde Palacio de Boadilla, donde antes se encontraba.
  • La Fuente de los Tritones, labrada en mármol blanco en Italia, a fines del XVI o principios del XVII, tiene en su base cuatro esculturas de tritones y originalmente se hallaba emplazada en los jardines del Palacio de Aranjuez. Se encuentra en el punto más alto de la avenida, al pie de la fachada del Palacio Real.


La Fuente de las Conchas y la fachada del Palacio Real


Al parecer, estos terrenos comenzaron a llamarse Campo del Moro a raíz del trazado de los jardines y dicen que fueron los promotores de estos últimos, Argüelles y Martín de los Heros, quienes los bautizaron con este nombre. Por lo visto, se basaron en un episodio histórico, el ataque que el caudillo musulmám Alí Ben Yusuf lanzó en 1109 contra Madrid, que estaba en manos de los cristianos y que intentó reconquistar. Supuestamente este tal Alí habría acampado con sus tropas en el lugar donde actualmente se encuentran los jardines.

Las obras de los jardines llevaron su tiempo y hubieron de suspenderse tras el triunfo de la Revolución de 1868 y el consiguiente exilio de Isabel II. Solo pudieron retomarse en la última década del siglo XIX, durante la regencia de María Cristina de Habsburgo. Fue entonces cuando se acometieron las obras de ajardinamiento propiamente dichas, que corrieron a cargo del jardinero Ramón Oliva, quien alteró el concepto original de Pascual y Colomer, dándole un planteamiento más romántico y menos formalista. Se plantaron unos 9.500 árboles, incluyéndose entre ellos unas 400 palmeras, y algo más de 20.000 arbustos, de los que 12.000 eran rosales.

El Paseo de los Plátanos, llamado así por la especie arbórea que domina su recorrido, configura una amplia curva y, como ya dijimos, es un ejemplo inequívoco de las obras llevadas a cabo por Ramón Oliva a fines del XIX.

El arquitecto y jardinero Enrique María Repullés construyó también a finales del XIX varias casas de madera en estilo tirolés, entre ellas el Chalé del Corcho.


Juanito en el Chalé del Corcho


Árboles
Unas 70 especies arbóreas distintas se extienden por el parque.
Algunos ejemplares destacan por su antigüedad y tamaño, caso de un pino carrasco, que tiene más de 150 años y sobrepasa los 30 metros de altura, una sequoia y dos tejos.

Aves
Podemos encontrar varias especies características de los parques, como pavos reales, faisanes, palomas, tórtolas, ánades o cisnes.


Unos pavos reales cruzan el camino


A modo de conclusión, una ruta apta para jubiletas. No hace falta madrugar mucho y uno puede estar a mediodía tranquilamente de vuelta en casa, a tiempo de comer. Con llevarse unos cacahuetes basta. Ni frontal, ni leches. Eso sí, no se traigan el perro porque los guardas son inflexibles y no podrán pasar con él.

Al pico de Majalasna desde las Dehesas de Cercedilla (2 de septiembre 2012)

Sobre Majalasna. Al fondo el segundo o sexto de los Siete Picos.


            Primera ruta del mes de septiembre. Uno vuelve con ganas de sierra. Siempre me pasa lo mismo cuando vuelvo de algún lado, sea donde sea, siempre me sorprende lo bonita que es nuestra sierra. Si es que en casa como en ningún lado¡¡¡. Pues eso hay nos juntamos unos cuantos, creo que el que falta en la foto de arriba, es  el  fotógrafo,  Bs.

Un gran reportero. Adolfo.


           La ruta la iniciamos en las dehesas de Cercedilla autentico kilómetro cero del senderismo serrano. Y allí nos juntamos unos cuantos. Como era la vuelta del verano pues allí anduvimos contándonos nuestro periodo veraniego, donde habíamos ido o estado y los amiguitos que habíamos hecho. Y fuimos subiendo y subiendo hasta llegarnos a la pradera de Majalasna, bonito y verdoso lugar  posteriormente encaramarnos en el roquedo del pico, más tarde hacernos las fotos de rigor, luego bajar y retomar la narración de aventuras veraniegas donde empezaron a abundar las trolas sobre ligues en discotecas. No puedo continuar sin aclarar que seguimos unas marcas o hitos que forman parte de lo que se conoce las Senda de los Alevines vaya usted a saber por qué razón. Finalmente y tras una ardua travesía por el citado sendero en la ladera de Siete Picos llegamos a la pradera del Collado Ventoso. Se encontraba un tanto agostada, cosas del calendario, lo que no evitó que estuviera muy concurrida, con varios grupos, destacando uno animoso a  nuestra izquierda donde la mitad de sus componentes andaban bastante despelotados ( Cabrones¡¡¡ esos habían estado de orgía). También vimos un perro que llevaba de paseo a una chica.


Buen día para caminar

Y seguimos y seguimos iniciando la operación retonno a las dehesas. Y poco más que contar, se fueron agotando los temas, el silencio se impuso, nada más había que decir y apesadumbrados  por el incomodo silencio nos volvimos a la ciudad.



Fuente sobre la carretera de la República. Hay un ciclista-peregrino entre nosotros. Adivinen

sábado, 15 de septiembre de 2012

Circular por los Montes de Valsaín: Al Cerro del Moño de la Tia Andrea desde Boca del Asno (23 de junio de 2012)

Esta ruta es una interesante circular que recorre una de las zonas con mayor diversidad arbórea y mejor conservadas de la sierra de Guadarrama, los Montes de Valsaín.
En total fueron 22 kilómetros.

Descripción:
Comenzamos en el Área Recreativa de la Boca del Asno, seguimos el río Eresma por una amplia senda, pasamos por el Área Recreativa de Los Asientos y llegamos hasta el pueblo de Valsaín.
Desde aquí nos acercamos al Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM) y, subiendo por pistas y senderos, llegamos hasta el Cerro del Moño de la Tía Andrea (1.681 metros de altura), donde se encuentra la Silla del Rey, mandada construir en agosto de 1848 por Francisco de Asis de Borbón para poder contemplar desde allí el Real Sitio de La Granja.
Nos dirigimos luego a la Chorranca, un bonito salto de agua de unos 10 metros de altura y por pistas y senderos retornamos al Área Recreativa de la Boca del Asno.

Miembros de la expedición consultando el mapa
 
 Llegando al pueblo de Valsaín 

El pueblo de Vasaín

 Una mariposa

Aqui estamos todos en la Silla del Rey

 La reencarnación de Francisco de Asis de Borbón


La Chorranca

Los Chorrancos

Aqui debió de estar Bruce Lee

Fotografía: Teo y Jose Antonio


LA SILLA DEL REY
Labrada aprovechando una roca o berrueco de granito, fue encargada a un cantero de la zona por Francisco de Asís de Borbón, que era marido y primo hermano de la reina Isabel II.
Sobre su respaldo un borroso epígrafe reza lo siguiente: El 23 de agosto de 1848 se sentó S.M. Don Francisco de Asís de Vorvón (sic).
El bueno de don Francisco gustaba de sentarse en ella para contemplar desde allí el palacio de La Granja y la inmensidad de la llanura segoviana, aunque actualmente los altos pinos silvestres, que llegan hasta lo alto del cerro, tapen buena parte de la vista. Nada extraño teniendo que ha transcurrido más de siglo y medio desde que la silla fue construida.

ENLACES:



domingo, 9 de septiembre de 2012

Cuatro mosqueteros en el Circo de Lescun y el pico Anie (Pirineo francés) - 24 a 28 de agosto de 2012

Es Lescun, o Lascun en bearnés, un pequeño pueblo pirenaico situado a 960 metros de altura y rodeado de montañas, un hermoso rincón del Pirineo, no muy conocido. Y es que estamos en Francia, a la que cuatro mosqueteros hemos pasado a través del túnel de Somport.

Paseando por las callejas de Lescun

Dispone Lescun de varias opciones económicas para el alojamiento: en el mismo pueblo se encuentran el gîte d'étape Maison de la Montagne y el Hôtel du Pic d'Anie, que cuenta con un refugio y dos albergues o gîtes; en las afueras, el camping y refugio de Lauzart; a 6 kilómetros del pueblo y a una altura de 1.440 metros, el refugio de l'Abérouat, al que puede llegarse sin problemas por una pista asfaltada.
Hay también una épicerie o tienda de comestibles, en la que pueden comprarse postales, mapas y la guía de la zona que se recomienda al final, así como una agencia dedicada al alquiler de burros por 40 euros diarios, la Compagnie des Ânes.

Paseando por las calles de Lescun vemos colgada una pancarta de felicitación a un tal Tony, en la que aparecen dibujados unos aros olímpicos de un color desvaido. Averiguamos que entre los vecinos del pueblo se encuentra Tony Estanguet, un piragüista que ha sido tres veces campeón olímpico en la modalidad de C-1, la última de ellas en los recientes juegos de Londres.

En 1794 tuvo lugar un hecho bélico en estas tierras, la batalla de Lescun. Por estos años Francia y España se hallaban en guerra. Es la que en los libros de historia denominan Guerra de la Convención. El conde de Castelfranco, capitán general de los ejércitos del rey español Carlos IV había cruzado con algunas tropas el Pirineo por los pasos de Pau y de la Cuarde, y avanzaba por territorio francés. Pero en Lescun le cerró el paso un batallón francés, entablándose entonces el combate. Los españoles sufrieron una estrepitosa derrota y retrocedieron en desbandada, volviendo a cruzar las montañas en su retirada. La retaguardia española sufrió muchas bajas y muchos de sus soldados fueron hechos prisioneros. Se estima que unos 900 españoles y unos 100 franceses perdieron la vida. El pequeño pueblo de Lescun quedó bastante destruido y vio cómo sus graneros eran incendiados.

El Circo de Lescun ofrece al montañero la oportunidad de hacer diversas rutas a los picos que hay por la zona:
  • Desde el parking de Napia podemos ascender por el valle de Lhurs a la cabaña de Claveranne y al lago de Lhurs y desde aquí alcanzar la Mesa y Pico de los Tres Reyes, le Billare o el pico de Le Dec de Lhurs.
  • Desde el plateau de Sanchèse podemos remontar el valle de Anaye hasta las cabañas del mismo nombre y desde ellas subir a la Mesa y Pico de los Tres Reyes, al Anie, al Añelarra o al Countendé.
  • Desde el refugio de l'Abérouat podemos ascender por el valle de Azuns al Countendé, al Anie, al Soumcouy o a La Gangue, pasando en todos los casos por las cabañas de Ardinet y de Cap de la Baitch.

Le Dec de Lhurs, Le Billare en primer plano, Anie y Countendé al fondo a la derecha

Por toda la zona hay numerosas cabañas, ocupadas en verano por pastores de la zona, que suben hasta ellas con sus rebaños de ovejas, pero que suelen quedar normalmente abiertas el resto del año para que podamos utilizarlas los montañeros.

Nuestra idea era haber subido a la Mesa de los Tres Reyes y al Anie, pero el mal tiempo, la lluvia y la niebla nos impidieron alcanzar la primera de estas cimas. Sin embargo, el día en que subimos al Anie disfrutamos de un tiempo inmejorable.

Se puede decir que, en cuanto al tiempo, tuvimos de todo: lluvia, sol, otra vez lluvia, de nuevo sol...

Tres de las cuatro noches las pasamos en el plateau de Sanchèse (1.080 metros). Hicimos vivac. Montamos las tiendas. hubo de todo, de todo. A destacar la última noche, en la que una violenta tormenta, con fuertes resplandores, zarandeó nuestras tiendas. Y, casualidades de la vida, Josete y Juan se encontraron con unos colegas con los que iban a escalar hace años. Se volvió a cumplir eso de que el mundo es un pañuelo.


Un caballo nos despierta con un suave Bon Jour

Juan, Josete y sus colegas con el pico de la Brèque detrás

Una mañana de sol


Ascensión a Le Dec de Lhurs desde el parking de Napia

Le Dec o el Mojón de Lhurs (2.176 metros) es una cumbre muy apuntada que cierra el vallon d'Anaye por el sur y en la guía en francés que hemos comprado leemos que el término dec hace referencia, en bearnés, a un enorme mojón o piedra que hace de linde o sirve de límite o frontera.


Le Dec de Lhurs visto desde las afueras de Lescun

Echamos a andar en una mañana neblinosa desde el parking de Napia (980 metros). En el ascenso al lago de Lhurs atravesamos un hayedo salpicado de abetos. Es como si estuviéramos en Irati.

Por el hayedo

La niebla se hace espesa

Pasamos junto al lago de Lhurs, aunque apenas se distinguen sus aguas entre la niebla. Junto al lago está la cabaña de Claveranne, ocupada en esta época por un pastor. Esto nos impide poder quedarnos a dormir en ella esta noche y eso que hemos subido con sacos y aislantes. Vista la situación, no nos va a quedar otra que bajar al coche.

A escasos metros del lago de Lhurs y casi ni se ve

Una salamandra

El día se ha puesto muy feo. Llueve y la niebla está bajando. Hay gente que iba por delante nuestro y que se da la vuelta. No tenemos claro qué hacer. La niebla nos impide ver los picos que cierran el valle. No conocemos la subida a la Mesa de los Tres Reyes pero parece que se atraviesa un incómodo canchal y con el día que hace nos parece un tanto absurdo seguir adelante. Nos resguardamos un buen rato en la entrada a la cabaña de Claveranne, comemos algo y confiamos aún en que el tiempo claree.

Cabaña de Claveranne

Al cabo de un rato parece que el tiempo mejora un poco. No es para tirar cohetes, pero decidimos continuar y tomamos unos hitos que nos conducen hasta un collado. Sacamos allí el mapa y nos damos cuenta de que nos hemos confundido. No hemos tomado la subida a la Mesa de los Tres Reyes, sino otra que nos ha llevado al pie de Le Dec de Lhurs. A pesar de que no entraba en nuestros planes, acabamos por subir hasta esta última cumbre bajo una lluvia fina. Apenas tenemos vistas. En algunos momentos en que la niebla se disipa algo, intuimos los paredones de Le Billare enfrente nuestro.

En la cumbre de Le Dec

Es poco lo que podemos ver desde la cumbre


Subida a La Gangue desde el refugio de l'Abérouat

La Gangue (2.038 metros), denominada también pic des Tourelles, son en realidad dos cumbres gemelas que cierran el vallon d'Azuns por el norte y que se encuentran en la prolongación hacia el oeste del escarpado cresterío de los Orgues de Camplong.

Dejamos la furgo de Juan en el parking que hay junto al refugio de l'Abérouat (1.440 metros). Según leemos, el término abérouat deriva de abérou, que es como en bearnés se llama el avellano, árbol que en francés se le dice noisetier.

Refugio de l'Abérouat

Ascendemos por el vallon d'Azuns siguiendo las marcas blancas y rojas del GR-10. El cresterío calizo del pico de Countendé preside, al fondo, este primer tramo del ascenso.

Pic de Countendé

Pronto nos introducimos en un fresco hayedo, un bosque comunal que en el mapa aparece señalizado como Bois du Braca d'Azuns. No solo hay hayas, también abetos y, por supuesto, avellanos. El musgo tapiza las rocas y los troncos de los árboles. Un letrero nos informa de que entramos en la Commune o término municipal de Lees Athas. Y otro nos indica que hacia la izquierda podemos alcanzar las cabañas de Lacure y de Lagne. Pero nosotros seguimos de frente.

A la salida del hayedo nos topamos en seguida con la cabaña de Ardinet (1.570 metros), a nuestra derecha y un poco por encima de nosotros. Frente a nosotros, la mole caliza del pico de Soumcouy. Al darnos la vuelta apreciamos cómo el valle de Azuns se va ensanchando, quedando a un lado las paredes escarpadas de los Orgues u Órganos de Camplong y emergiendo al fondo el diente del Midi d'Ossau.

El Midi d'Ossau cierra el horizonte

Un gran rebaño de ovejas le confiere al paisaje un tono bucólico y pastoril. En el verano los pastores suben por aquí con sus rebaños para que sus ovejas se aprovechen de las yerbas aún no agostadas.

El pic de Soumcouy en el centro

Los Orgues de Camplong

Llegamos junto a la cabaña de Cap de la Baitch (1.689 m.), que ahora ocupa otro pastor y que debe vender queso, según reza un cartel. Comemos en un prado cercano y, como aún nos queda la tarde, decidimos subir a La Gangue. Pero antes escondemos nuestras mochilas entre unas rocas para hacer la subida más ligeros.

Cabaña de Cap de la Baitch

Este caballo me hizo, de un mordisco, un bujero en el aislante

Seguimos por el GR-10 hasta el Col o Pas d'Azuns (1.873 metros) y desde aquí acometemos la subida final hasta una de las dos cumbres de La Gangue. Con esto nos conformamos. Tenemos buenas vistas y la luz, a medida que cae la tarde, va haciéndose más bonita.

La Gangue desde el Pas d'Azuns

En una de las cumbres de La Gangue

Vista del Countendé y del Anie desde La Gangue

En la bajada se echará por sorpresa y durante un rato la niebla. Pero la noche se presenta tranquila y estrellada, algo fresca a esta altura. En el prado o llano en que hemos comido, próximo a la cabaña de Cap de la Baitch, montamos las tiendas y nos preparamos para pasar la noche.

Aquí pasaremos la noche


Subida al pico Anie desde la cabaña de Cap de la Baitch

El pico Anie (2.504 metros), llamado Ania en bearnés y Auñamendi en euskera, se encuentra en su integridad en territorio francés, aunque a escasos dos kilómetros de la frontera con Navarra y al noreste del valle navarro de Belagua.

La alarma de los relojes empieza a sonar a las seis y media de la mañana. Se está a gustito en los sacos pero es nuestro día. El Anie nos espera. Ahora o nunca. Empieza a clarear hacia el este. No hemos subido té verde. Error garrafal. Pero no importa. Al menos tenemos café soluble y leche condensada que echarle al agua caliente. Pasadas las ocho, ya hemos desayunado, recogido las tiendas y escondido entre las rocas todo lo que no vamos a subir. Es lunes y hora de ponernos a andar.

Ascendemos por altos prados en los que pastan las ovejas. Por encima de nosotros asoma la silueta caliza del pico de Countendé, que iremos dejando a un lado.

Pic de Countendé

Al cabo de un rato divisamos ya nuestro objetivo, la hermosa pirámide caliza del Anie, hacia la que nos dirigimos y que vamos a ir también bordeando para ascenderla por detrás.

Pic d'Anie

La Gangue

Dejamos el sendero que de frente nos llevaría hasta el col des Anies y torcemos hacia la izquierda siguiendo otros hitos. Dejamos a la izquierda una cubeta en la que en época de lluvias se forma una laguna estacional, a la que exageradamente algunos llaman el lago de Anie. Ahora está completamente seca.
De repente se termina la yerba y entramos en el reino de la roca, por el que nos moveremos durante el resto de la subida. Es un terreno kárstico, algo incómodo, un lapiaz lleno de dolinas o jous, e incluso simas, con mucha piedra caliza suelta y de bordes filosos.


Nos alcanza un grupo de muchachos que suben ligeros, con poca carga, y llevan un monitor o guía. Mientras atravesamos un colladito a Juan le vuela la gorra una fuerte ráfaga de viento y tarda un rato en recuperarla. Enlazamos con el sendero que viene del col de la Pierre Saint Martin y que es la subida más clásica a este pico.
Vamos haciendo un flanqueo al pie de la cumbre y hacemos una trepada, con ayuda de las manos, por una fácil y corta chimenea. Ya nos queda solo la subida final, que es muy directa, aunque trace algún zigzag. Son unos últimos metros muy empinados, con mucha piedra suelta, que nos situán de golpe en la cima. No hay ni un pequeño tramo de cresta. Alcanzamos de golpe la cumbre y vemos ya todo. El día está despejado. Hacia Navarra, el Ori, el Arlas, la Mesa y el Pico de los Tres Reyes, el Txamantxoia o Maze, Peña Ezkaurre, etc. Hacia Aragón, el Petrechema, las Agujas de Ansabère, el Mallo de Acherito, el Castillo de Acher, la Collarada, Peña Telera, el Balaitous, los Infiernos y un sinfín más de cumbres pirenaicas, incluso algunas enteramente francesas como el Midi d'Ossau o el Vignemale.

Los cuatro mosqueteros en la cumbre

Nos tiramos un buen rato en la cumbre. Más de una hora. Aunque sea lunes, hay gente, pero tampoco excesiva. Comemos aunque ya no nos quedan muchas provisiones. Bebemos aunque no andemos ya muy sobrados de agua.

Juanito entre las rocas de la cumbre

La bajada la haremos, por variar un poco, siguiendo la cresta hacia el noreste y pasando por el collado que separa al Anie del Countendé. Más abajo enlazaremos con el sendero que empleamos en la subida.

Bajando por un canchal


BIBLIOGRAFIA
Lescun: tous azimuts. Por Jean Lacazette y Damien Lemière. Editorial Mon Hélios.

CARTOGRAFÍA
Carte nº 3 de Randonnées Pyrénées a escala 1:50.000 (Béarn). Rando Éditions.

ENLACES
Oficina de Turismo del Vallée d'Aspe
Blog en español sobre las montañas de Lescun
Guía Ollivier del Vallée d’Aspe on line
Gîte d’étape Maison de la Montagne
Camping y Refugio de Lauzart
Hôtel du Pic d’Anie
Refugio de l’Abérouat
La Compagnie des Ânes
Otra salida al Circo de Lescun (Semana Santa de 2012)