martes, 6 de noviembre de 2012

Ruta de las Caras de Buendía (8 de septiembre de 2012)

El verano tocaba a su fin, pero el calor se resistía a abandonarnos, así que nos acercamos hasta la Alcarria conquense a hacer la llamada Ruta de las Caras, que parte del pueblo de Buendía y discurre por una península que se adentra en las aguas del embalse del mismo. En el embalse hubo despelote y baño que nos supo a gloria, doble baño en el caso de algunos.

Cedo a continuación la palabra a dos de mis compañeros, que a la semana siguiente nos ilustraron con sendas crónicas.

Crónica del señor Obese, el que tuvo la brillante idea

Y nos dejamos llevar.
Fuimos al pueblo de Buendía, desayunamos y comenzamos la ruta desde el mismo pueblo.
Una pista de tierra va bordeando la gran península que se adenta en el embalse, serán unos 13 a 14 kilómetros de recorrido en total. Fuimos viendo los rostros de las divinidades, esculpidos en la roca arenisca por los madrileños Eulogio Reguillo y Jorge Maldonado. Un total de 18 relieves. Vírgenes, cruces templarias, divinidades hindúes, chamanes... Este tipo de arte lo clasifican como land-art, una tendencia  artística que utiliza el marco y los materiales de la naturaleza. Comimos bajo la sombra de un árbol, que ni sé qué tipo ni me importa, junto a la orilla del embalse. El calor nos invitó a todos a darnos un chapuzón y llenarnos las piernas de lodo, pero vamos, como es beneficioso para la piel, pues absorbe toxinas, todos terminamos contentos con su olor y su desagradable sensación de estar pisando estiércol.
Después de la comida proseguimos nuestro paseo espiritual hacia un mirador y claro, uno se bañó y el otro, y el otro, y otra vez todos terminamos bañándonos. Hay que reconocer que el sitio tenía un ambiente especial, el color del agua, el paisaje, el cielo…, seguramente estos dos escultores encontraron su inspiración en este sitio. Nos lo guardamos como lugar encantador.
Pues nada, seguimos la pista, anda que te anda, en agradable compañía hasta el pueblo de Buendía, llegando a eso de las 19:00.

Primeros pasos

El guía, consultando sus papeles

Maitreya y Arjuna

En busca de la siguiente escultura

La Monja

Nariz con nariz

Bajando por el pinar

De Muerte


Crónica de nuestro enviado especial para el Heraldo
de Caracas

Quiero agradecer públicamente a Jorge BS por la brillante coordinación y planificación de la ruta.
¡¡Enhorabuena!! ¡¡Una vez más nos asombras con tus dotes!! Has cuidado cada uno de los detalles. ¡Eres un crack! De grande uiero ser como tú...
No se te escapó ningún detalle. Intentaré enumerarlos en orden cronológico:
El desayuno lo tomamos en un hostal con una terraza muy agradable (Hostal Obispo), en un pueblo medieval (Buendía) y hasta presenciamos la recreación de cómo un vecino cobraba su deuda en aquella época.
Vale recalcar que los precios del hostal eran "muy, muy bajos", tal como lo señalaba la descripción de la ruta.
Luego nos suministraron a todos los asistentes un mapa de la ruta con información histórico-cultural (gentileza de la oficina de turismo local).
Esperaste al momento exacto para iniciar la caminata, justo después de que el rocío mañanero hubiera compactado la arena del sendero.
La ruta escogida nos suministró el calor necesario para apreciar lo agradable de caminar por un bosque de pinos.
Al llegar a la senda de las esculturas, pudimos comentar y analizar cada detalle artístico, apoyados en la información recogida en los mapas informativos.
La sesión de spa recompensó la caminata, supiste escoger un sitio exclusivo, libre de ruidos, fango idóneo y con una vista excepcional.
El lugar del segundo baño (Mirador de la Peña de la Virgen), inmejorable, escogiste la mejor época, en la que la temperatura del agua es muy agradable y no apetece salir del agua y además ausencia total de bañistas, vamos, exclusivo para nosotros.
La hora del retorno, impresionante, justo cuando se acercaban dos frentes lluviosos (uno a cada lado), lo cual nos proporcionó brisa fresca, en dirección opuesta a nuestra marcha. Las nubes ocultaron el sol durante todo el camino y lo mejor de todo es que no nos pilló la lluvia.
Al llegar al pueblo, nos esperaban los habitantes, con las ferias y fiestas, pudimos degustar platos típicos, música y caminar un poco por sus calles estrechas, ambientadas de acuerdo a la ocasión.

¡¡A ti no se te escapó nada!! Las chicas a las que invité quedaron asombradas con los detalles.
En breve, compartiré las fotos que pude hacer. Saludos a los asistentes y a los ausentes. No saben lo que se perdieron... Hemos caminado POR LA SENDA DE LA GLORIA.

Preparados para el baño

Primer baño

Un cangrejo

En la Peña de la Virgen

Hombre al agua

Segundo baño

Volviendo al pueblo

El Mar de Castilla
Es un conjunto de embalses situados en el Tajo medio, entre las provincias de Guadalajara y Cuenca. 50 kilómetros de costas y 1.500 millones de metros cúbicos de capacidad. Lo componen los embalses de Almoguera, Bolarque, Entrepeñas, Zorita y Buendía, este último construido sobre el río Guadiela, un afluente del Tajo, en 1958.

Buendía
Es un pueblecillo de origen medieval, junto al embalse de Buendía, que nos invita a deambular por sus calles y por su pasado esplendoroso. Sus murallas medievales, su iglesia gótica de mil metros cuadrados, los vestigios de su viejo castillo, sus casonas y plazas, su interesante Museo del Carro, ubicado en el antiguo pósito, nos recuerdan la historia del lugar.

La Ruta de las Caras
Es una ruta señalizada (PR-CU 46), que nos conduce hasta un conjunto de 18 esculturas esculpidas en la roca arenisca y situadas a 4 kilómetros del pueblo, que ensalzan la relación entre escultura y naturaleza a partir de la reflexión espiritual.
Longitud: 14,5 kilómetros.

Relación de esculturas
1. Moneda de vida
2. Cruz templaria
3. Krishna
4. Maitreya
5. Arjuna
6. Espiral del brujo
7. Chemary
8. La monja
9. Chamán
10. Beethoven
11. El paleto
12. El duende de la grieta
13. El duende indio
14. De muerte
15. La dama del pantano
16. La cruz del Temple
17. La Virgen de Lis
18. La Virgen de las caras

Las cervecitas del final

Sendas y Jarras

Y esta va de despedida

Enlaces:

jueves, 1 de noviembre de 2012

Ruta de las Carboneras y Fiesta del Pero en La Hiruela (27 de octubre de 2012)

Y nos presentamos un sábado en La Hiruela, así por las buenas. Era día de fiesta en el pueblo, cosa que ya sabíamos. Por aquí nos enteramos de todo, gracias a nuestros servicios de inteligencia, simpre alerta. Bueno, de todo no. La semana pasada, por ejemplo, hubo una caravana de mujeres en El Cardoso y no nos enteramos. Esto es algo imperdonable, que no puede volver a suceder. Habrá que tomar medidas.

El pueblo estaba aún muerto, aunque al llegar a su plaza vimos que estaban comenzando a instalar los puestecillos. Tomamos un café en el bar de la plaza y echamos a andar, con la intención de hacer una ruta corta pero espléndida, la Ruta de las Carboneras, que tiene su inicio en la calle del Corcho, a la vuelta del ayuntamiento, y se halla balizada.

Por la mañana nos llovió un poquito, nada en comparación con lo que nos cayó en Montejo el domingo anterior.
El puente de madera que salva el arroyo de la Fuentecilla está en un estado lamentable. Hicimos caso omiso a las advertencias que desaconsejan pasar por él, cruzamos la carretera de La Hiruela a Colmenar de la Sierra y tomamos el camino que se dirige a la Dehesa Boyal de La Hiruela. Esto parece un calco de nuestra última ruta por Montejo.

A una media hora, o menos. llegamos a una carbonera que han reconstruido hace unos años para recordarnos que el carboneo fue una actividad económica que tuvo su importancia en esta zona. Hasta aproximadamente 1960 se producía carbón vegetal de roble y brezo, luego vendido en Buitrago, pueblos de los alrededores e incluso Madrid. En la construcción de las carboneras, que tenía lugar en primavera, se empleaban de 15 a 20 días. Un panel nos informa de cómo se construían. Lo primero era colocar un eje central o cruz, clavando un par de estacas de madera. A continuación se apilaban los leños alrededor de la cruz hasta formar una gran montaña de leña, denominada horno o carbonera. Se cubrían los leños primero con restos vegetales y luego todo con tierra. Hay que decir que los restos vegetales evitaban que la tierra ahogase las brasas. Por último, en la parte superior se dejaba un respiradero o boca a modo de chimenea, por donde se encendía. El carbón vegetal se obtenía por medio de la combustión lenta e incompleta de la madera.

 
 Carbonera

 
El paseo por la dehesa de robles es muy hermoso y se hace sumamente ameno. Hay robles viejos de un porte impresionante. También arces de Montpellier. Hay quien se dedicó a recoger lepiotas. Es lo que tiene el otoño.

 
Entre robles

Entre los robles predominaba el melojo, como es natural, pero un poco más arriba comienzan a darse los ejemplares de roble albar, que no resulta fácil de distinguir. Las hojas de roble albar presentan unos lóbulos algo menos marcados que en el melojo, pero las diferencias no son muy apreciables. Parece incluso que es frecuente que el melojo y el roble albar terminen incluso por hibridarse, lo que complica aún un poco más las cosas.

 
Aquí termina la pista y empieza el sendero

 
Dos viejos robles


Un poco más arriba de los dos robles de la foto anterior, alcanzamos un despejado collado, a cuya derecha queda la cumbre de La Morra (1.400 m.). A partir de este punto comenzamos a descender por la otra vertiente, de vuelta al pueblo, poniendo cuidado al principio para encontrar las marcas de pintura.

 

 

 
Sin forzar la máquina para nada, en plan tranqui, terminamos esta ruta circular sobre las dos menos diez.
En La Hiruela, como ya dijimos, era día de fiesta, la Fiesta del Pero, una fiesta relativamente nueva que cumple su séptima edición y nos recuerda que esta es una zona que tradicionalmente se dedicaba al cultivo de frutales. Hay que aclarar que el pero es una variedad de manzana que se produce en la Sierra Norte, un injerto entre una manzana silvestre o maillo y una manzana reina, y se cosecha desde mediados de octubre hasta el día de Todos los Santos, acabando de madurar en las casas. Es una variedad un tanto insípida que los del pueblo solían consumir cortándola en gajos que se rebozaban, se freían en aceite y servían para acompañar unas migas u otros platos.

 

 
El pregón ya había tenido lugar, lo mismo que las sendas guiadas hasta el molino harinero o por los alrededores del pueblo, pero no nos importó.

En la plaza principal, a la que dan la iglesia y el ayuntamiento, había un mercadillo con varios puestos que vendían embutidos, quesos, miel y otros productos. En una casa vendían también manzanas. En uno de los puestos servían cerveza artesanal de la marca Veer, que se elabora en el pueblo segoviano de Sebúlcor. Mucha gente vestida de senderista pululaba por la plaza de puesto en puesto, mientras los dulzaineros del grupo Los Carpetanos nos amenizaban el día 

 
La cervecita

 
Los dulzaineros

 
Asistimos a una demostración de injertos. En La Hiruela se han cultivado tradicionalmente frutales, lo que resulta algo extraño si tenemos en cuenta que el pueblo se encuentra a 1.250 metros de altura. Nos explicaron que se cultivaban diversas especies, como manzanos, camuesos, cerezos, perales, ciruelos o nogales, que florecen en distintos momentos del año. Los camuesos son otra variedad de manzanos. Unas especies florecen antes y otras después. Esto les garantiza a los vecinos tener todos los años cosecha de algo. Podían venir en un momento dado las heladas, incluso tardías, bien entrada ya la primavera, y arruinarles, por ejemplo, la cosecha de ciruelas, pero eso no tenía por qué afectar a las otras frutas. La apuesta por el monocultivo hubiera sido mucho más arriesgada.

Nos inscribimos a la degustación gastronómica y a la rifa de la cesta, pagando para ello euros por cabeza.
Hicimos cola para qque nos dieran nuestra ración de rancho, consistente en migas con manzana, acompañadas de rodajas de naranja y unos peros rebozados. No faltó un vaso de sangría.

 
El menú

 
Nos sentamos a comer en el suelo, en un lateral de la plaza. Al sol. El cielo se iba despejando pero el viento frío del norte iba haciendo descender la temperatura por momentos, a pesar de la hora aún temprana.

 
Sentada


Mientras comíamos pasó por ahí Pablo, al que conocemos de la Ruta de las Caras de Buendía. Iba con los de Gente Senderista y en ese momento iniciaban la Ruta de los Molinos, que une La Hiruela con El Cardoso. Un poco después aparecieron Alicia y una chica búlgara que había estado navegando con Maite este verano. Por la mañana habían hecho la Ruta de las Carboneras, también con los de Gente Senderista. Le di a Alicia uno de mis famosos abrazos de oso.

 
Reencuentro


Hubo actuación de magia para los más peques. El mago se lo curró bien y, en manga corta, desafiaba al frío polar que comenzaba a arreciar. En la rifa la fortuna no estuvo de nuestra parte y la cesta con el jamón se la llevó una chica.

Sobre las cinco y media se subieron al estrado los del grupo de música folk La Bojiganga para ofrecernos un concierto. En el diccionario de la RAE se define bojiganga como "compañía pequeña de farsantes, que antiguamente representaba algunas comedias y autos en los pueblos pequeños", como Ismael, el líder del grupo, si es que se le puede llamar así, se encargó de recordarnos.
El tal Ismael, que venía de Guijuelo, resultó ser un gran comunicador. Hubo muchas canciones charras y leonesas, pero también unas seguidillas de San Sebastián de los Reyes y otra canción recogida en El Molar. Al final incluso interpretaron una jota de la Sierra de Ayllón, la Jota de Peñalba de la Sierra, que en una de sus estrofas decía aquello de "Tengo una novia en El Vado, otra tengo en Matallana, otra en La Vereda y otra en Campillo de Ranas".
Ismael nos contó muchas cosas e hizo algunas referencias a personajes del folklore salmantino, como la Tía Hilaria, alias La Choncha, que vivía en un pueblo entre la Sierra de Béjar y el Campo Charro, o el Tío Zapatones, de Guijuelo, al igual que el propio Ismael, que hacía auténticos sortilegios cuando los del pueblo preparaban los productos de la matanza.

 
El grupo

 
Los de La Bojiganga se portaron como unos campeones. El frío y el viento eran ya considerables cuando subieron a tocar. Se les debían estar congelando la cara y los dedos mientras cantaban y tocaban sus instrumentos, las teclas del acordeón, la manivela de la zanfona, los panderos y las panderetas, las gaitas, las flautas o el chicotén aragonés. Incluso usaron algunos cacharros de cocina para la percusión, como los almireces, una cazuela de metal o una tabla de lavar de madera. Las ráfagas de viento hicieron volar en más de una ocasión los papeles y las partituras. Cayeron sillas. Los toldos de los tenderetes estuvieron a punto de venirse abajo.
En un momento dado tuve que marcarme un baile en medio de la plaza con una simpátiquísima espontánea, a cuyos encantos no pude sustraerme.

 
El baile


A la finalización del concierto nos marchamos para los coches. Se imponían la retirada y el brasero. El termómetro del coche de Lily marcaba 4,5 grados. Temperatura exterior, lógicamente.

Enlaces:
Sendas desde La Hiruela
Senda de las Carboneras (por Andrés Campos)
La Fiesta del Pero
Sierra del Rincón
Web del grupo folk La Bojiganga
Crónica del concierto

Al pico Bañaderos desde Montejo de la Sierra (21 de octubre de 2012)

Retomamos una propuesta que ya se había planteado hacía un par de semanas y que entonces se pospuso.

El itinerario que vamos a seguir es más o menos el siguiente:
Montejo de la Sierra - Dehesa Boyal - Puerto del Cardoso - Pico Bañaderos - Puerto de la Hiruela - Ermita de Nazaret - Montejo de la Sierra
Desnivel aproximado: 600 metros.

La idea inicial incluía subir desde el puerto del Cardoso al cerro Salinero y desde allí bajar al collado Salinero, volviendo a Montejo por La Morra. Este tramo finalmente no se hizo, pues decidimos acortar algo la excursión por el mal tiempo reinante.

El pronóstico del tiempo era tirando a regular. Contábamos con que nos lloviera algo pero la realidad terminó por superar la previsiones y nos estuvo lloviznando ininterrumpidamente durante toda la mañana. Hubo quien no disponía del equipamiento más adecuado y tuvo que soportar estoicamente las inclemenecias. Pero este tipo de inconvenientes tienen fácil solución para la próxima ocasión. No tiene uno más que darse un garbeo por la Ribera de Curtidores y tirar de la tarjeta de crédito.

Salimos de Montejo (1.152 m.) por el camino que atraviesa una portilla y se introduce en la Dehesa Boyal, unos antiguos predios comunales a los que los vecinos llevaban su ganado a pastar y cuyo uso estaba regulado por antiquísimas normas. La antigua dehesa, abandonada paulatinamente por el hombre en estas últimas décadas, ha ido dando paso a un robledal algo más tupido. Más abajo, por entre los robles, distinguimos tres grandes estanques o balsas de agua, que los vecinos de Montejo utilizan para el riego.

Por el puerto de El Cardoso (1.358 m.) pasa la carretera que conduce al hayedo de Montejo. A uno de los lados de la carretera se encuentra el refugio de la Maleza, cerrado y rodeado por una valla de alambre. Probablemente lo utilicen en verano los forestales en sus labores de prevención de incendios.

En el puerto de El Cardoso

En las inmediaciones del puerto, Nuria se entretiene un rato recogiendo unos boletos que probablemente hayan acabado en la cazuela. No sabemos nada de Nuria desde entonces, dato un tanto inquietante. ¿Sigues ahí, Nuria?

Desde el puerto ascendemos al cordal que nos lleva al pico Bañaderos, una cresta pizarrosa que hace de divisoria entre los términos de Montejo y La Hiruela, pasando por una caseta de piedra junto a un mirador. Sigue lloviendo. A veces parece que quiere abrir algo el cielo. Falsas ilusiones.

Lluvia y algo de niebla

Por la cresta pizarrosa

El pico Bañaderos, punto culminante de la ruta con sus 1.637 metros, hace honor a su nombre en un día como hoy. ¿Para qué me habré duchado hoy por la mañana?

En la cumbre

Descendemos ahora hacia de manera muy directa hacia el puerto de la Hiruela (1.477 m.). Encajada entre las pizarras hay una rústica caseta en la que malamante cabrían tres o cuatro personas sentadas.

Dada la que está cayendo, las chicas, casi en pleno, deciden descender a Montejo por la carretera, mientras los demás preferimos remontar por ella medio kilómetro hasta dar con el comienzo de un camino. Se produce así la escisión.

En el camino de bajada

En nuestra bajada por este camino nos adentramos de nuevo en una dehesa de robles y alcanzamos la ermita de Nazaret, con su espadaña, que se encuentra sobre un altozano, a solo ya dos kilómetros de Montejo. Fue restaurada en 1968, año en que nació servidor, y la imagen de la Virgen de Nazaret no se encuentra ya en su interior, pues años ha fue trasladada a la iglesia de San Pedro, que se encuentra en el pueblo, aunque el último domingo de mayo los vecinos de Montejo la suban de nuevo hasta aquí en romería.

Ya se divisa la ermita

Bajo el porche de entrada a la ermita, nos sentamos en el suelo a comer algo. Al menos un lugar que se mntiene seco.

Bajo el porche

A la entrada del pueblo, leemos en un cartel que ayer se organizó una caravana de mujeres en El Cardoso, pueblo que está aquí. Un cartel bastante explícito, todo hay ue decirlo. Cachis. Y nosotros sin enterarnos. Tirón de orejas al que propuso esta ruta por no haberse informado bien.

Cartel de la Caravana de Mujeres

En Montejo nos reunimos de nuevo con las chicas, a las que localizamos en el primer bar, como manda la tradición. Se han tomado un caldo que les ha debido sentar divinamente. Y están divinas, dicho sea de paso.

Y nos tomamos algo al final para variar

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