martes, 26 de marzo de 2013

Otra vez en Zerain de sidrería (marzo de 2013)

Continuando con la tradición sidrera, este año nos hemos acercado por segunda vez a Zerain, en la comarca guipuzcoana del Goierri.


Zerain

El pueblo se encuentra en alto, por lo que es un excelente mirador de los alrededores, especialmente de la aguja caliza del Txindoki, que esta vez nos hemos encontrado nevada.
De Zerain eran oriundos un bisabuelo del pintor Goya y el curandero favorito del general carlista Zumalacárregui
 Un imponente caserío
El Txindoki nevado
El albergue Harizti Erdi
A diferencia de hace dos años, esta vez estuvimos solos en el albergue. Comodidad total, por lo tanto. Vídeos, bailes, cartas. Hubo tiempo para todo. Bueno, todo no. Esta vez no hubo orgía como otras veces.



Subida a Artzanburu desde la presa de Barrendiola
La del sábado fue una ruta muy bonita, con nieve prácticamente desde su comienzo. Nunca habíamos encontrado tanta nieve en nuestras salidas a sidrería y lo disfrutamos a tope.
Artzanburu (1.368 m.) es un pico que pertenece a la sierra de Aizkorri, en la que ya hemos estado otras veces y constituye el punto más alto del término municipal de Oñate.
En la ascensión desde la presa de Barrendiola vamos a seguir las marcas blancas y rojas de dos senderos de gran recorrido, el GR-120 o Ruta de los Tres Templos y el GR-283 o Ruta del Queso (Gaztaren Ibilbidea) en su tramo de la ferrería de Mirandaola al santuario de Arantzazu. El desnivel que hay que salvar es de unos 830 metros.
Los prolegómenos
Bordeando la presa
En el collado de Frantzikorta enlazamos con la pista que viene por la derecha del alto de Udana y un rato después pasamos por la loma de Ollegi o de Ollariaga (724 m.), donde hay un par de bordas entre pinos, en las que se encierran caballos.
Borda en Ollegi
En un claro del bosque, como a una hora del inicio, alcanzamos la majada de Jarondo o Landoain (925 m.), con varias bordas.
Bordas de Larondo
A partir de aquí las pendientes se hacen más fuertes y continuamos por un ancho camino minero, internándonos de nuevo en el hayedo, en el que destacan las hayas trasmochas o pagamotzak. Nos cruzamos con los componentes de un grupo excursionista del pueblo vizcaíno de Zeanuri.
Giramos en una curva de herradura de casi 180º y ganamos altura vertiginosamente, dando la espalda al perfil apuntado del Udalatx, una bonita montaña en la que no hemos estado.


Al fondo, el puntiagudo Udalatx


El grupo va desperdigándose en la subida. Estamos disfrutando de la nieve, en un estado excelente por aquí arriba, tan excelente que algunos terminaremos por colocarnos los crampones, aun cuando no fuera estrictamente necesario.
Ya se adivina desde aquí el collado de Biozkornia
Cada vez más espectacular
A unas dos horas del comienzo alcanzamos el collado de Biozkornia (1.200 m.), que separa las sierras de Aloña (a la derecha) y de Aizkorri (a la izquierda). Se trata de un paso muy utilizado por los pastores para conducir sus ovejas a los pastos de Urbía. A escasos 100 metros se encuentra la roca conocida como Amabirjinaren Aulkia (o Silla de la Virgen), en la que se sentaba la Virgen para contemplar toda Guipúzcoa, según la tradición. Hay también una poza o balsa de agua, rodeada por un redil circular.
Desde aquí el camino hasta la cumbre del Artzanburu ya está claro. Realmente hay dos opciones. Josete se decanta por la más directa y los demás optamos por subir de forma algo más gradual.

En la cumbre, un club de montaña de Oñate, los del C.D. Txantxiku Txoko, ha colocado junto al buzón una rana de hierro y es que a los de Oñate se les conoce popularmente en la comarca como los txantxikus, que es el vocablo que en el euskera local designa a la rana.
Vamos poco a poco llegando todos
 Hay que celebrarlo




En el descenso habrá tiempo para las locuras y, por supuesto, para el waka-waka, modalidad en la que Juanito muestra una gran destreza. Pero no es el único.
Montañero cabeza abajo
Waka-waka con crampones, una temeridad
Estiramientos con coreografía al final de la ruta
Sidrería Otatza
La sidrería, a reventar. A nosotros nos dieron una mesa para todos y hubo que apretujarse bastante. El trasiego de gente a la voz de txotx era constante. Tienen un par de kupelas en la terraza exterior, que no recordaba de la otra vez. Normalmente no suele recordarse nada al día siguiente.










Después de dar buena cuenta de los chuletones que nos fueron trayendo, llega otro momento de gran solemnidad, el sorteo de regalos. Una vez más, el sorteo fue un modelo de limpieza y transparencia, aunque haya quien se empeñe en hablar de tongo.












Subida al túnel de San Adrián desde la ermita de Iruetxeta
Domingo. Día de resaca. Es hora de demostrar que sabemos beber. Sinceramente nos hemos portado como unos campeones y nos hemos levantado no muy tarde. Más difícil fue ponernos de acuerdo sobre qué ruta hacer. Dado que el día salió lluvioso, conforme al pronóstico, decidimos no complicarnos demasiado la vida y subir a las campas de Urbía por el túnel de San Adrián.
Nos desplazamos hasta la ermita de Iruetxeta, que se encuentra en el término de Zegama, para dar inicio a esta ruta. Eran las doce del mediodía, más o menos, cuando llegamos allí. Nuestra idea es subir al túnel de San Adrián siguiendo las marcas de una de tantas rutas jacobeas, el Camino Vasco del Interior, que viene de Irún, Oiartzun, Astigarraga, Tolosa, Beasain, Segura y Zegama. Tras pasar el túnel, se interna en Álava y luego en la Rioja, uniéndose al Camino Francés en Santo Domingo de la Calzada.
En fin, todo este rollo para deciros que echamos a andar siguiendo las marcas del Camino de Santiago.




La nieve está bastante blanda a estas alturas. Chof, chof. Aquí se pone a prueba el grado de impermeabilización de las botas. Es de esas rutas en que más de uno se da cuenta de que necesita unas botas nuevas. Pero no están los tiempos para hacer muchos gastos.




Ha habido algún titubeo, tampoco lo vamos a negar, pero en general vamos bien, muy bien, aunque no borrachos como cubas. La resaca, si alguno la llevaba encima, es ya historia. A unas dos horas de marcha nos encontramos una sencilla ermita junto al camino. Es la ermita del Sancti Spirito.


 Ermita de Sancti Spirito


Unos metros por debajo de nosotros se divisa un enorme chalé. Se trata del refugio-bar de Mikeletes, aunque desde aquí arriba es imposible apreciar si está abierto o no.


 Refugio-bar de Mikeletes


Desde aquí ya divisamos la boca del túnel de San Adrián abierta en la roca. Ya lo tenemos. No nos quedan más de diez minutos.





El túnel de San Adrián, conocido también como paso de Lizarrate, es una gruta natural, enclavada a 1.020 metros de altitud, que tiene 50 metros de largo y se halla atravesada por una antigua calzada, muy deteriorada, que facilitaba el paso entre Álava y Guipúzcoa desde épocas remotas.



En el siglo XIII este paso natural cobró mayor importancia como camino directo entre Castilla y Francia, que evitaba el paso por Navarra. Era utilizado por muchos peregrinos que iban o volvían de Santiago.
En el siglo XVII se trazó por aquí el llamado Camino Real de Postas de Madrid a Francia.



Dentro del túnel se encuentra la ermita de San Adrián, aunque no ocupa su lugar original.
Hay constancia de que a finales del siglo XVI existían, además de la ermita, que estaba en el lado contrario a la actual, una venta o posada, unas caballerizas, un aljibe y una fortaleza, en parte natural, edificada sobre la roca y que incluso pudo contar con una muralla.




Dado el tiempo que hace, no hay mejor alternativa que comer aquí, dentro del túnel. Y dada la hora que es, se descarta continuar hacia las campas de Urbía. El plan es sencillo. Comer e inmediatamente iniciar el regreso a los coches, pues la humedad nos va poco a poco calando hasta los huesos.


Iniciamos la bajada desde el túnel
Hayas trasmochas entre la niebla
Por aquí se aclara un poco



Zegama y La Leze
El día de vuelta a casa paramos primero en Zegama. Bajo el coro de su iglesia se encuentra enterrado el general carlista Zumalacárregui, pero como la iglesia estaba cerrada, no pudimos verlo. Sí que visitamos el Centro de Interpretación Portal de Aizkorri (Aizkorriko Ataria) y el Museo de la Madera (Zur Museoa), que se encuentran en el antiguo hospital de peregrinos de Anduetza. Hasta él se puede subir en un moderno ascensor.
La Sierra de Aizkorri desde Zegama


La segunda y última parada fue para acercarnos a ver la cueva de La Leze, que se encuentra en el término alavés de Egino. La cueva se abre en el farallón calizo y su boca meridional tiene unos 60 metros de altura.


La Leze

viernes, 22 de marzo de 2013

Un voltio pedricero o petrino: El Cáliz y el Puente de los Pollos (2 de marzo de 2013)


El Señor BS, no sabemos si por eso de que el trono vaticano anda ahora mismo vacante tras la renuncia de Benedicto XVI, nos hace una propuesta de hondo significado religioso. Nos quiere llevar a La Pedriza a conocer el risco que llaman El Cáliz.
La Pedriza hace referencia a la piedra, a Pedro, que fue el primer Papa, y, por tanto, al ministerio petrino, que también podría ser pétreo o pedricero.  Y un cáliz, como todo hijo de vecino sabe, es el vaso en el que el sacerdote consagra el vino en la eucaristía. Vino no consagraríamos, entre otras cosas porque no estaba el Tío de la Bota, pero al menos pudimos darle unos tragos a un pacharán cosecha Soto del Real 2011.
Por cierto, se echó de menos al Tío de la Bota, no solo por la bota, sino por el tío en sí.
Al final, como la ruta propuesta era un tanto corta, nos acercamos a otro risco pedricero o petrino, que ya conocemos de otras veces: El Puente de los Pollos.
Parrilla de salida



Tras un corto paseo alcanzamos el objetivo del día, El Cáliz, un risco espectacular, que ofrece unas vistas no menos espectaculares de las Cabezas de Hierro y de la Cuerda Larga, que aparecen completamente nevadas en esta época del año.
 Nos aproximamos al Cáliz


 El líder ha llegado

Dos montañeros sesenteros 

 Casi todo el grupo

 El Cáliz desde otro ángulo
El líder he terminado su misión y puede ya descansar. Otros líderes se disputan el cetro y un nuevo líder se impone, ocupando el ministerio petrino que había quedado vacante. El nuevo líder propone continuar hacia el Cancho de los Muertos y el collado del Cabrón. Amén dicen los feligreses.
El nuevo líder divisa algo en lo alto de unas rocas y nos lo señala con el dedo. Al dirigir nuestras miradas en esa dirección distinguimos dos cápridos. Dos cápridos pedriceros o petrinos, según los gustos.
El líder destronado

 El dedo del nuevo líder


Nos subimos a unas rocas en las que se aprecian varios pilancones, unas curiosas formaciones o estructuras geológicas que son muy comunes en La Pedriza. Se trata de unas depresiones o concavidades de forma circular o elíptica que se forman sobre una superficie rocosa horizontal por la acción erosiva del agua y del hielo. Son muy frecuentes en el granito o la arenisca. Al quedar retenida el agua de la lluvia, suele acelerar la meteorización o descomposición de la roca, especialmente si el agua se hiela. Estos pilancones recuerdan a las marmitas de gigante, que se forman en el lecho de los ríos por la acción giratoria de algunos fragmentos de roca dura que son arrastrados por la corriente y originan remolinos.



Estamos en un punto elevado desde el que las vistas de La Pedriza son magníficas. El día también lo es y los fotógrafos no dan abasto.
Primera ruta con el grupo 

 A este no le dio tiempo de afeitarse


 Un curioso ventanuco

Aquí sale Teo, autor de la mayoría de las fotos 

El nuevo líder casi toca el cielo
Antes de llegar al collado del Cabrón se decide parar a comer. A la una y poco. Más pronto que nunca. Este grupo va cuesta abajo.

 La exdiva y la nueva diva

Pasamos por el collado del Cabrón a toda pastilla y ponemos rumbo al Puente de los Pollos, el otro objetivo del día. Pero nuestro nuevo líder nos va abandonar, pues ha perdido sus gafas de sol, recién estrenadas, en algún recodo del camino. Su búsqueda se verá recompensada.





Para rematar la crónica les dejamos una serie de imágenes de algunos de los protagonistas de esta ruta.