jueves, 27 de octubre de 2016

En la Pedriza (23 de octubre de 2016)

El domingo amanece lluvioso en Madrid. Y llueve con ganas. A lo largo de la mañana se suceden varios copiosos aguaceros. Es inevitable pensar en nuestros compañeros que han ido de ruta a La Pedriza. Pobrecillos. Siempre les quedará el recurso de tomarse en Canto Cochino un pollo asado o unos huevos fritos con chorizo.




Pero no. Al parecer no fue tan grave la cosa. Dicen que tuvieron suerte con el tiempo. Increible. Debió ser el único lugar de la península en que hizo bueno. Vivir para ver, oigan. La conclusión es que no hay que quedarse en casa. Y pasar de la misa del domingo. Y del carrusel deportivo.





De Gargantilla del Lozoya al Tercio de Santiago (22 de octubre de 2016)

Nuestro plan para el día de hoy era dar un paseo después de hacer la visita a los yacimientos arqueológicos de Pinilla del Valle pero, oigan, es que el tiempo no acompañaba. Eran como las doce y media, y tocaba ahora lluvia. ¿Qué podíamos hacer en circunstancias tan adversas? Pues esperar.

Primero entramos a un bar de Pinilla a tomar una ronda y luego, viendo que las perspectivas no mejoran, nos sentamos a comer de nuestras vituallas bajo un porche con bancos de piedra que hay también en el pueblo. Para entonces hemos ya hablado de varias alternativas para dar el paseo.











Esto no acaba de levantar, oigan, y una cierta pereza y un cierto abandono empiezan a cundir en el grupo. Decidimos movernos para no echar raíces e irnos a Lozoya. Allí volvemos a entrar en otro bar y a sentarnos en una mesa. Nadie da ya un duro por el plan de dar un paseo.







Dan las seis de la tarde y decidimos salir fuera con idea de marchar ya para casa y despedirnos. No sé muy bien como ocurrió pero alguien, un incendiario sin duda, comentó que había dejado de llover, que el cielo tenía ahora mejor pinta y que era pena retirarnos sin haber estirado un poco las piernas. El entusiasmo perdido brotó de nuevo.

Dicho y hecho, decidimos acercarnos hasta el apeadero de tren de Gargantilla de Lozoya para cruzar las vías y caminar desde allí hasta el Tercio de Santiago, un paraje hoy olvidado del valle del Lozoya, en el que hace más de cinco siglos tuvo lugar un hecho histórico que sacudió los cimientos del Reino de Castilla.










La aproximación se hace entre encinares. En algo más de media hora llegamos al Tercio de Santiago, un lugar en el que se levantan la ermita de Santiago, que se halla en ruinas, y el cementerio antiguo de Gargantilla. En este entorno se fundó en época medieval, tras la reconquista, el poblado de Santiago, asentándose en él colonos provenientes del norte de la península, principalmente de Segovia y de Navarra.





Y llega el momento de la historia. En 1470 tuvo lugar aquí una ceremonia muy pomposa, los desposorios, por poderes, de la princesa Juana, hija del rey castellano Enrique IV, con el Duque de Guyena, hermano del rey francés Luis XI. Al lugar acudieron, por un lado, Enrique IV y la embajada francesa, que habían pernoctado la víspera en la cartuja de El Paular, y, por otro, la niña Juana, con su séquito, procedentes del castillo de Buitrago.
No solo eso. Además, Enrique IV, presionado por un sector de la nobleza castellana, desheredó a su hermana Isabel (la futura Isabel la Católica) y nombró sucesora al trono a su hija Juana, la llamada peyorativamente la Beltraneja. Con esta decisión, Enrique IV dejaba sin vigor lo pactado dos años antes en los Toros de Guisando. Luego, como saben, se volvería a dar la vuelta al calcetín.





Enlaces:
Tercio de Santiago (por Andrés Campos)

martes, 25 de octubre de 2016

En los yacimientos arqueológicos de Pinilla del Valle (22 de octubre de 2016)

Hoy teníamos contratada una visita a los yacimientos arqueológicos de Pinilla del Valle, que representan uno de los registros arqueológicos y paleontológicos del Pleistoceno Medio final y Superior inicial más importantes de la Península Ibérica. 
Estos yacimientos se ubican en los afloramientos calizos del Calvero de la Higuera, una suave loma que se levanta a orillas del embalse de Pinilla y que tiene incrustaciones de rocas dolomíticas del Cretácico.




Las excavaciones se iniciaron en los ochenta, en el primero de los yacimientos que se descubrieron, el de la Cueva del Camino.
Tras un periodo de interrupción, los trabajos se reanudaron en 2002, a cargo de un equipo interdisciplinar integrado, entre otros, por el paleontólogo Juan Luis Arsuaga, el arqueólogo Enrique Baquedano (que dirige el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid) y el geólogo Alfredo Pérez-González. Es el mismo equipo que dirige las excavaciones de Atapuerca. Desde que este nuevo equipo tomó las riendas, se han descubierto otros tres yacimientos: el Abrigo de Navalmaíllo, la Cueva de la Buena Pinta y la Cueva Des-Cubierta.



En el Abrigo de Navalmaíllo


Todos los años se dedica un mes a excavar en los yacimientos (de mediados de agosto a mediados de septiembre). El resto del año, los yacimientos se abren a visitas del público, que han de contratarse previamente, aunque las visitas se realizan solo de septiembre a diciembre y de marzo en adelante.






Este lo flipa


En las excavaciones se han encontrado varios restos humanos de neandertales, lo que sitúa a estos yacimientos entre los pocos de Europa que contienen restos de esta especie, y por ello se ha bautizado a este proyecto arqueológico con el nombre de Valle de los Neandertales. Esto los convierte en unos yacimientos de enorme interés.
También se han hallado abundantes fósiles de vertebrados (ciervos, gamos, caballos, uros, osos pardos, lobos, linces, jabalíes, hienas manchadas, leones, rinocerontes, etc.). Esta variedad de fauna sugiere que el clima ha estado sujeto a fuertes oscilaciones en los últimos 150.000 años, alternándose los periodos cálidos con otros fríos.
En el Abrigo de Navalmaíllo, que fue campamento de neandertales, se han desenterrado algunos útiles de piedra fabricados por los neandertales, principalmente en cuarzo, aunque también en sílex. Pertenecen a la denominada cultura Musteriense (hachas, puntas, raspadores, enticulados, raederas, etc.).







En nuestra visita nos acompaña Cristina, una paleontóloga, especializada en micromamíferos, que forma parte del equipo que dirige el proyecto. Sus explicaciones precisas y amenas, sin duda propias de quien disfruta con su trabajo, nos hacen a su vez participar de su pasión.







La lluvia nos ha respetado durante la visita. Solo al final nos vemos obligados a abrir los paraguas. Nos quedan casi 2 kms. de vuelta a Pinilla, que está en la orilla opuesta del embalse, y ahora sí que nos acompañará un poco de lluvia durante el trayecto.





Fósiles de Neandertales
En la Cueva del Camino, que fue cubil de hienas, se hallaron dos molares.
En 2007 se desenterraron otros dos molares, pertenecientes a un mismo individuo, en la Cueva de la Buena Pinta.
En 2011 se encontraron cuatro dientes, tres de ellos de leche, pertenecientes a un individuo de 2-3 años bautizado como niña Lozoya, en la Cueva Des-Cubierta. Por la forma en que se hallaban dispuestos, los arqueólogos sospechan que proceden de un enterramiento.

sábado, 22 de octubre de 2016

En la reserva de Néouvielle (de 30 de septiembre a 4 de octubre de 2016)

La reserva de Néouvielle se encuentra en los Pirineos franceses y constituye el sector más oriental de lo que nuestros vecinos denominan Parque Nacional de los Pirineos Occidentales.

Se trata de un macizo pirenaico de enorme belleza, que cuenta con alrededor de 700 lagos e ibones, y engloba en total 16 tresmiles (12 principales y 4 secundarios). Sus cumbres más elevadas son Pic Long (3.192 m.), Pic de Néouvielle (3.191 m.), Pic de Campbieil (3.173 m.) y Pic Badet (3.160 m.). Desde España se accede hasta este sector atravesando el túnel de Bielsa.

Nuestros compañeros han pasado aquí unos días en este seco comienzo de otoño. Se han alojado un par de noches en el refugio guardado de Orédon, a orillas del lago homónimo.

Uno de los días hicieron una ruta circular pasando por los lagos de Orédon, de Cap de Long y de Aubert
Los lagos, la piedra blanca y los pinos conforman un paisaje que recuerda un tanto al macizo leridano de Aigües Tortes.






























































Al día siguiente trataron de ascender al Pic de Néouvielle, uno de los techos de este macizo. Se trata de una subida de fuerte desnivel que exige todo un día para completarla. Algún que otro despiste, unido al hecho de que los días empiezan ya a ser bastante cortos, les hizo desistir finalmente de su objetivo. 















El último de los días, ya en territorio español, ascendieron a los llanos de La Larri desde el valle de Pineta, en una ruta que resulta muy vistosa, subiendo por la pista y bajando por las cascadas. Hay también que superar un fuerte desnivel. Y es que estamos en Pirineos, señores. Esto no es ningún paseo.









































Cartografía
Pyrénées: Carte de Randonnées nº 4 (Bigorre). 1:50.000. Rando Éditions (Institut Géographique National).