domingo, 15 de enero de 2017

Del Alto del León a Cabeza Líjar y el Cerro de los Álamos Blancos (14 de enero de 2017)

Nubes, algo de niebla, fuerte aire y en consecuencia mucho frío al bajar del coche en el Alto del León (1.511 m.) sobre las 9:15. Era como si se hubieran dejado la puerta abierta. Alguno incluso habló de volvernos para Madrid. Pero bueno, ¿esto qué es? ¿Qué merme nos está invadiendo en este 2017?

Al ponernos en marcha, tras el café, y salir caminando por la pista forestal que lleva al collado del Hornillo y Peguerinos, la sensación térmica mejoró muchísimo. Parecía que el mercurio hubiera subido varios grados.





Nuestro primer objetivo va a ser Cabeza Líjar, a la que subiremos muy cómodamente por el cordal siguiendo el cordal con la ayuda de las marcas del GR-10. Se corona previamente el Cerro Piñonero (1.649 m.), se pierden algunos metros de altura hasta el collado de la Gasca (1.601 m.) y a partir de aquí se acomete la subida final. La niebla iba poco a poco disolviéndose, luciendo incluso el sol en algún momento. Hicimos un cortísimo desvío para acercarnos a ver un pequeño refugio-búnker de la Guerra Civil.









Un pequeño refugio-búnker













Hacemos cumbre en Cabeza Líjar (1.823 m.), donde coincidimos con otros excursionistas que también se han decidido a desafiar al este tiempo tan destemplado. Dentro del refugio-búnker circular se está bastante mejor.














Descendemos por el GR-10 hasta el collado de la Cierva o de la Mina (1.710 m.) para tomar la pista un poco hacia la izquierda y buscar un senderillo que comienza a descender por el pinar trazando sucesivos zigzags.



Bajando al collado de la Mina


Luce el sol, incluso calienta, y la bajada por el pinar se nos hace muy apacible. El sendero desemboca en un cortafuegos que nos deja en la pista que discurre por encima del embalse de la Jarosa



Luce el sol



Cortafuegos


Girando a la izquierda por la pista tenemos frente a nosotros el Cerro de los Álamos Blancos, que se levanta unos cien metros por encima de nosotros y que ahora pretendemos subir. Para ello cruzamos el cauce del arroyo de los Álamos y ascendemos por el pinar, fuera de sendero, buscando el collado que queda al noroeste de la cumbre.

Desde el collado no hay más que remontar veinte metros más para encaramarnos al Cerro o Risco de los Álamos Blancos (1.508 m.), donde aún subsisten las ruinas de varias edificaciones defensivas utilizadas en la Guerra Civil. Los álamos que dan nombre a esta elevación caen por la ladera que da al embalse de la Jarosa y están pelados en esta época del año. Nos sentamos a comer en esta atalaya que ofrece buenas vistas.



En el Risco de los Álamos Blancos


Al pie del Cerro de los Álamos Blancos se enlaza con una senda balizada como SL (sendero local de marcas blancas y verdes con topos de color rosa), que nos va a llevar de vuelta al Alto del León.

Pasamos en primer lugar por la pradera de la Pinosilla (1.460 m.), un balcón situado en la solana de Cabeza Líjar, 400 metros por encima del embalse de la Jarosa, con fuente y pilón. Crecen aquí varios ejemplares de pino silvestre (o de Valsaín) de porte imponente, dos de los cuales están catalogados como árboles singulares (se les estima una edad aproximada de 230 años).



Pradera de la Pinosilla





Nos fijamos en que muchos pinos se hallan colonizados por el muérdago, lo que suscita la curiosidad de Arantxa, que no había reparado en ello. Vuelve a repetirse esa máxima de que en el monte y en cada ruta siempre se aprenden cosas.




En el tramo final de la excursión atravesamos la despejada pradera del Asiento del Roble (1.400 m.), pasamos junto a la fuente de los Trampales y salimos finalmente a la pista que viene de Peguerinos y nos devuelve al punto de partida.



Pradera del Asiento del Roble


Enlaces
Ruta de los Álamos Blancos: Se describe cómo llegar al pie mismo del Cerro de los Álamos Blancos saliendo del Alto del León y pasando por la pradera de la Pinosilla.

Bibliografía
Ruta nº 26 del libro 50 paseos para descubrir bosques y árboles singulares de Madrid. Por Andrés Campos. Ediciones La Librería. Se describe cómo subir a la pradera de la Pinosilla desde el embalse de la Jarosa y se propone para ello una ruta circular.

El muérdago
Es una planta parásita, que coloniza un árbol y vive de él, lo mismo un pino que un roble, un fresno o un frutal, absorbiéndole el agua y los nutrientes. Su nombre científico es viscum album.
Los druidas la consideraban una planta mágica y la utilizaban para protegerse de los rayos y las enfermedades, así como para fomentar la fertilidad. Panorámix la empleaba para cocinar su pócima mágica.
Hoy se utiliza como remedio casero para hacer gárgaras contra la afonía. Se usa también en medicina complementaria para combatir los efectos secundarios que la quimioterapia y la radioterapia produce en los pacientes de cáncer, contribuyendo a devolverles las fuerzas y el apetito, a regular su sueño, a tonificar su metabolismo y a reforzar su sistema inmunitario.

viernes, 13 de enero de 2017

Una circular por la Pedriza desde El Tranco (8 de enero de 2017)

La primera ruta del nuevo año por nuestra sierra ha consistido en una propuesta pedricera, algo laberíntica, siempre siguiendo senderos, en la que nuestros compañeros han pasado por algunos sitios pintorescos no muy conocidos.

El recorrido ha sido, a modo telegráfico, el siguiente:
El Tranco - GR 10 - Canto Cochino - Arroyo de la Majadilla - Chozo Kindelán - Jardín de Peña Sirio - Vivac - Risco de los Principiantes - Gran Cañada - Senda Maeso - Cueva del Ave María - Collado de la Cueva - El Tranco


Chozo Kindelán








En el Jardín de Peña Sirio








Embalse de Santillana


Cueva del Ave María








Durante la ruta nuestros compañeros han podido recrearse en la contemplación de la variada fauna pedricera: los buitres, las cabras y, por supuesto, los sempiternos escaladores, que al igual que las especies anteriores gustan de encaramarse a los riscos.
















Como habrán vislumbrado ya en las fotos, el tiempo fue excelente y no había que dejar pasar la ocasión para marcarse una buena siesta después de la comida. Un lujazo en pleno invierno.






Nuestros compañeros han recorrido en total una distancia de unos diez kilómetros, con unos seiscientos metros de desnivel. La Pedriza nunca defrauda.