sábado, 12 de diciembre de 2015

De Alameda del Valle a la Loma de Peñas Crecientes por el arroyo de la Saúca

Hemos hecho hoy una marcha por uno de esos solitarios y sorprendentes rincones que el Valle del Lozoya esconde. Desde Alameda del Valle hemos remontado el arroyo de la Saúca o Sabuca, siguiendo la ruta azul balizada con postes, y finalmente nos hemos elevado, por terreno muy fragoso, hasta la Loma de Peñas Crecientes, situada a poco más de dos kilómetros de Malagosto, uno de los pasos históricos de nuestra sierra.
 
En Alameda del Valle (1.110 m.) hay varios bares pero normalmente no suelen abrir antes de las diez de la mañana. Ya hemos vivido otras veces esta misma experiencia. Como no es cuestión de esperar a que suban la persiana, echamos a andar sin el cafelito de rigor.
 
 
 
 
A la entrada del pueblo, en la parada del autobús, han improvisado una especie de punto libre de lectura, no muy bien surtido, todo hay que decirlo. Un par de libros y algunos cedés de música constituyen sus magros fondos a fecha de hoy.
 
 
 
 
 

Al otro lado de la carretera que lleva hasta Cotos, echamos a andar por la ancha pista de tierra en la que se inician las rutas senderistas nº 1 (la del Raso del Palancosillo, balizada con postes y marcas de pintura roja) y nº 2 (la del Arroyo de la Saúca, con postes y marcas de pintura azul). Hoy seguiremos la segunda, dado que la del Palancosillo ya la hicimos hace unos meses. Ambas rutas fueron balizadas hace algunos años y las marcas de pintura de los postes ya han desaparecido en muchos casos.
 
Tras cruzar la dehesa de fresnos, comenzamos a ascender por suave pendiente. Al cabo de un rato, dejamos a nuestra derecha el desvío al raso del Palancosillo y continuamos en paralelo al arroyo de la Saúca, que discurre a nuestra izquierda, varios metros por debajo nuestro. Los fresnos del comienzo han dado paso a un más tupido bosquete de robles que a estas alturas del año, con el invierno a la vuelta de la esquina, ya han perdido prácticamente su hoja.
 
 
Aquí se separa la Ruta del Palancosillo
 
 
Al fondo, la Loma de Peñas Crecientes
 
 
Como a unos tres kilómetros del inicio llegamos a un punto en el que se cruza el arroyo de la Saúca. Es este un paraje de gran belleza, con robles, sauces y enebros, haciendo también su aparición los primeros acebos.
 
A escasos metros de este punto, abandonamos la ruta azul, que inicia el retorno hacia Alameda del Valle, y continuamos remontando el arroyo de la Saúca por un caminito que pronto se hace estrecha senda.
 
 
 
 
Dejamos a la derecha el arroyo de Hoyo Cerrado y un poco más arriba llegamos al punto de confluencia de los arroyos del Horcajo y del Reajo del Burro, que se abren hacia la izquierda y hacia la derecha respectivamente. Es la unión de estas dos corrientes de agua la que pasa a denominarse de la Saúca. Los acebos se hacen más abundantes, lo que da idea de que en el fondo de esta hoya en que nos encontramos el clima es menos soleado y más fresco.
 
 
A partir de aquí un senderista se dio la vuelta
 
 
 
 
Desde aquí comenzamos a remontar la ladera que queda a nuestra izquierda y que nos llevará a alcanzar la Loma de Peñas Crecientes, un cordal secundario que se desgaja desde la cadena de los Montes Carpetanos.
 
Pronto el sendero desaparece y hay que buscarse la vida. Por poco tiempo seguiremos las trochas abiertas por el ganado, principalmente vacas, que pastan por aquí en los meses más cálidos. A partir de ahí habrá que ir sorteando la espesa vegetación para no enmarañarnos, formada básicamente por enebros, cambrones y las temidas zarzas. Algunos vivirán la curiosa experiencia de atravesar todo un túnel abierto entre los acebos. Crecen incluso por aquí algunos tejos dispersos, un árbol relicto que es difícil de ver en nuestra sierra.
 
 
 Manchas de acebo dispersas
 
 
Salimos a un bofedal o humedal de altura, con su característico césped almohadillado, que adopta la forma de multitud de pequeños montículos similares a las madrigueras de los topos. Según los geólogos, es esta una formación periglaciar, fruto de la alternancia hielo/deshielo, que se produce cuando un suelo se empapa y posteriormente se congela el agua. En nuestra sierra es fácil encontrarla en zonas llanas o de escasa pendiente, por encima de 1.500-1.700 metros de altura, tales como hontanares o laderas encharcadas por las que escurre el agua de la lluvia y del deshielo, así como en el fondo de hoyas o cubetas glaciares, por ejemplo en el circo de Peñalara.
 
Unos metros por encima, salimos a un senderito que tomamos hacia la derecha y que nos lleva a las inmediaciones del collado Vihuelas (1.736 m.). Siguiendo el cordal a nuestra izquierda apenas unos metros alcanzamos las rocas cimeras de la Loma de Peñas Crecientes (1.748 m.). Son las dos y cuarto, y hora de la manduca.
 
 
Aquí salimos un tanto sobreexpuestos
 
 
El descenso será más cómodo y directo. Al principio perdemos altura por lo alto de la loma, indicándonos una señal que salimos de los límites del Parque Nacional.
 
 
 
 
 
 
 
 
Más abajo volvemos a salir a la ruta azul del Arroyo de la Saúca. Pero ahora bajaremos por el tramo de la ruta que nos es desconocido, el que discurre por la margen contraria del valle.
 
 
 
 
Sobre las cinco y cuarto damos por finalizada la caminata. Entramos en el bar El Colorao, que ya conocemos de otras veces, a tomar la espuela. En la tele echan fútbol, lo usual un sábado a la tarde, y en la tertulia que surge alrededor de los botellines sale a la palestra la apasionante actualidad política.
 
Hoya de la Sabuca
Es definido por Julio Vías, en su libro Memorias del Guadarrama, como un pequeño hoyo glaciar, casi inapreciable, que fue reconocido y descrito en 1914 por el geólogo Lucas Fernández Navarro, al igual que otros existentes en la vertiente meridional de este sector de los Montes Carpetanos (Hoyo Berrocoso, Hoyo Cerrado y Hoyos de Pinilla). Según Cayetano Enríquez de Salamanca, en el libro Por la Sierra de Guadarrama, es una curiosa formación, derivada de la erosión glaciar, un hondo circo de gneis micáceo, de paredes abruptas.
Yo creo que este paraje se corresponde con el punto en que nace el arroyo de la Saúca, a partir de la unión de los arroyos del Horcajo y del Reajo del Burro. El lugar es ciertamente hermoso y habría que volver a explorarlo en primavera. Se me ocurre ahora una posible ruta a partir de aquí, remontando el arroyo del Reajo del Burro para cruzar posteriormente los de Hoyo Cerrado y Varcialengua, alcanzando el Raso del Palancosillo y enlazando de esta forma las dos rutas balizadas por el ayuntamiento de Alameda del Valle.
 
Enlaces
Ruta del Arroyo de la Saúca

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