domingo, 5 de febrero de 2017

De Valdemanco al Mondalindo (21 de enero de 2017)

Valdemanco (1.128 m.), al pie del Mondalindo y el Cancho Gordo (sierra de la Cabrera), es una localidad serrana de alrededor de un millar de habitantes.
En el Libro de la Montería del rey Alfonso XI se menciona la existencia de la Venta del Manco, en torno a la cual surgiría posteriormente la aldea de Valdemanco, dependiente de Bustarviejo, cuyos vecinos se dedicaban fundamentalmente a la ganadería. Esto último no es de extrañar, dado que la población se encontraba junto a la Cañada Real Segoviana, vigilando el paso de la misma por el collado del Medio Celemín. No sería hasta 1841 cuando Valdemanco se constituye como ayuntamiento independiente.

Las canteras de Valdemanco comenzaron a explotarse en los años 50, trabajando en ellas canteros venidos de Colmenar Viejo. Su granito se ha empleado en la fabricación de adoquines con que pavimentar las calles de Madrid y ha abastecido distintas obras públicas de la capital. También se ha exportado al extranjero.



Monumento a los canteros de Valdemanco




Bar La Alegría


Tras tomar el café en el bar-estanco La Alegría, echamos a andar. Nuestro objetivo, el Mondalindo, se ve desde aquí. Vamos a ir ascendiendo, en dirección oeste, por las faldas de la montaña.







































Junto al Cancho de la Fuente del Moro (1.480 m.) se extiende una pradera con una piedra hincada en el centro. Es un curioso paraje, cubierto por una fina película de nieve caida ayer.






















Pasamos junto al Cancho de Mondalindo (1.620 m.), un mogote rocoso bajo la cima principal, y nos encontramos con la valla que separa los términos de Valdemanco y Bustarviejo. Las amplias vistas alcanzan hasta Peñalara.
















Cruzamos al otro lado de la valla de alambre y remontamos la loma del Cervunal. Un ligero giro hacia la izquierda y alcanzamos la cumbre del Mondalindo (1.833 m.), en la que se levanta un mojón geodésico.




















Sobre el topónimo Mondalindo se manejan varias teorías. Unos lo hacen derivar de Monte de la Linde, en referencia a que hace de linde o divisoria entre los términos de Canencia, Bustarviejo, Valdemanco y Garganta. Pero lo cierto es que en el Libro de la Montería (siglo XIV) aparece mencionado como Peña de don Galindo, lo cual no parece concordar con lo anterior.














Desde aquí caminamos por el cordal hacia levante, dirigiéndonos a la Peña Negra o Peña del Viso (1.837 m.), en la que se levantan varios repetidores. Nos sentamos a comer en unas rocas junto a la cumbre.


























Ahora perdemos altura por el cordal, en dirección a otros repetidores, los del Regajo del Álamo (1.737 m.). Un poco antes de llegar a ellos, un hito nos indica que hay que girar 90 grados para iniciar la bajada.






















Nos toca ahora un brusco descenso por el pinar hasta salir a un cortafuegos, que tomamos a mano derecha para enseguida volver a girar a la izquierda.













Salimos al collado del Medio Celemín (1.300), por el que pasa la cañada de ganados que antaño unía el valle del Lozoya con las tierras de Bustarviejo y el Real de Manzanares. Desde aquí nos quedan poco más de veinte minutos hasta el pueblo.













Han sido en total unos 13 kilómetros, con aproximadamente 800 metros de desnivel, en un día que no ha resultado tan frío como algunos esperaban. Aquellos que estuvieron tentados de quedarse en casa se han alegrado de venir.












Bibliografía
Andanzas por las sierras de Madrid: Literatura, toponimia y montañismo. Por Guillermo García Pérez. Ediciones la Tienda Verde. En las páginas 331 a 355 se describen catorce subidas al Mondalindo, entre ellas los itinerarios que hoy hemos seguido en la subida y en la bajada.

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