lunes, 25 de abril de 2011

Mesa de los Tres Reyes y Petrechema (21 a 24 de abril de 2011)

Siempre que programamos una excursión por la montaña andamos preocupados hasta el último momento por las previsiones meteorológicas. Parece que el único pronóstico que nos deja tranquilos es el de cielos despejados y total ausencia de precipitaciones, sin embargo pocas veces ocurre así.
Y gracias a Dios, porque las nubes y la niebla convierten el paisaje en un escenario en constante cambio. Nos privan de la idealizada visión panorámica, pero a cambio nos ofrecen un continuo contraste de luces y sombras y formas que aparecen y desaparecen. Perdemos las lejanas perspectivas pero ganamos en matices y sorpresas........
En la medida en que uno consigue despreocuparse respecto a si se mojará o no o si pasa más o menos frío, puede ser más consciente de todo ello.

Ese es el escenario meteorológico en el que nos hemos movido durante los pasados días en los Pirineos occidentales.

La idea prevista, a pesar de la amenaza de tormentas, lluvias, vientos y demás incomodidades era la siguiente:
Un recorrido circular de al menos dos días partiendo del refugio de Linza, en el valle de Ansó, pasando por el Collado de Linza, ascendiendo a la Mesa de los Tres Reyes (2448 mts), para bajar desde el Col de Escoueste a las Cabañas de Pedain y de ahí a las Cabañas de Ansabere, al pié de las Agujas de Ansabere. Luego subir al Collado de Petrechema y aún más al Pico Petrechema (2371 mts), para después bajar por el Barranco de Petrechema al punto de partida.

Y tal cual se pensó, se hizo...........

Hay que decir también que hemos dado un paso más allá en el concepto de “senderismo low cost”, lo sentimos por la economía local, pero hemos exprimido al máximo la oferta de refugios libres.

Las noches de antes y después de la travesía las pasamos en ¿el refugio libre de Zuriza?, y lo pongo con interrogantes por que hay dos cabañas situadas ambas a la izquierda de la carretera poco antes de llegar al camping de Zuriza, separadas por unos 100 mts., ambas abiertas y de similares características. La primera es un poco más pequeña y con el suelo un poco estropeado, y la segunda, con el suelo más arregladito, pero con unos agujeritos en el techo poco recomendables para noches de lluvia. Nosotros elegimos la primera, más bien por error, porque sospecho que el verdadero refugio era la segunda.

Pero la auténtica sorpresa, que desde yá recomiendo, fué el refugio libre de Ansabère, situado en la vertiente francesa, al pié de las agujas de Ansabère. Una monada de refugio, sobre cuya puerta hay una inscripción que dice algo así como “la villa del amor” .Un verdadero chalecito de piedra, arreglado, con dos plantas, la primera con chimenea, mesa, bancos y hasta un fregadero en una pequeña encimera y la segunda, bajo cubierta, con espacio para que duerman unas 10 personas. Una estupenda fuente en el exterior. Hay además otras dos cabañas, más elementales, también a disposición del visitante.






Pero aún con todo esto, lo mejor es la ubicación, justo al salir de un precioso bosque de hayas y en medio del circo formado por una serie de cimas, entre las que destacan las imponentes agujas de Ansabère, aunténticos torreones calizos con paredes de más de 300 mts casi verticales........un paraiso para el escalador de montaña. El recorrido entre la Cabaña de Pedain y el refugio de Ansabére, por hayedo y al pié de estos colosos, al atardecer y con el tiempo ya estabilizado fué una auténtica delicia.







Hay que decir que me costó lo suyo conseguir que durmiéramos aquí. Y es que tras una agotadora jornada, justo al terminar el complicadillo descenso del Col de Escoueste, nos encontramos con la Cabaña de Pedain, abierta y en buenas condiciones para pernoctar. El grupo se dejó llevar por la tentación de quedarse aquí y no dar un paso más. Menos mal que con la escusa de que no teníamos fuente y de que el otro refugio estaba a menos de media hora, el personal se fue animando. Tengo que reconocer que me costó un renuncio bilbaino..........



Hablemos de las cimas conquistadas, que fueron las dos planeadas. La panorámica desde ambas cimas, pues exactamente la misma, o sea, ninguna, en nuestra imaginación quedarán el Midi d'ossau, el Castillo de Acher, Bisaurín, Collarada, Ori, tal vez Balaitus..............
Pero esto no quiere decir que no se disfrutara en ellas, ni mucho menos, sobre todo en la Mesa de Los Tres Reyes, en cuya cima hubo una auténtica explosión de júbilo al llegar, supongo que proporcional al esfuerzo empleado en alcanzarla. Para ello nos desviamos del camino al Col de Escoueste, más o menos un km antes de llegar a este. La última parte la hicimos ya sin las mochilas y al final hubo que emplearse con las manos para trepar por la cresta cimera y entre la niebla.







En la cima una maqueta metálica del Castillo de Javier (Navarra) y una estatua de San Francisco Javier. Esta última daba un poco de yuyu al aparecerse de pronto su silueta envarada entre la niebla.......





Es de mencionar la “navarrización” de toda esta zona, no solo por las esculturas de la cima, que hace frontera entre Francia, Aragón y Navarra, siendo el punto más alto de esta última y que por algo se llama la Mesa de los Tres Reyes, sino también por la procedencia de la inmensa mayoría del personal,...............que se anden con cuidado los oscenses, que cualquier día les reclaman sus territorios.............

Pero lo más reseñable de la ascensión sucedió durante el descenso. Al viento, que se había portado muy bien hasta el momento, le dió por aparecer en escena en forma de potente ventisca con guarnición de darditos de nieve, que nos obligaban a mantener semicerrados los ojos y a guardar el equilibrio justo cuando tocaba destrepar lo más complicado.........”mal” momento fué este, menos mal que duró poco........




La otra cima, el Petrechema, sin embargo resultó bastante más llevadera. La ascensión desde el Collado de Petrechema es continua con una pendiente considerable pero asequible. Hubo que atravesar varios neveros, aunque la nieve estaba blanda, y suerte, ya que nos habíamos dejado los crampones en el coche, siguiendo el consejo de la chica del refugio de Linza, quién nos contó que la gente subía sin ellos. Aún así Plo y Juan no se desprendieron del piolet cosa que después agradecieron........”la gente sube sin crampones ni piolet, pero son Patxis......”, se escusaba Plo......








Y otra frase célebre al respecto, esta vez de Juan, “que gran descubrimiento, el piolet...”, y es que acababa de estrenar el suyo,.............adivinen como, pues utilizandolo como “pala” de una imaginaria canoa al dejarse deslizar de culo por la pendiente de nieve en el descenso del Col de Escoueste..............Plo le seguía detrás en pleno ataque de euforia pegando gritos....”¡¡¡waka, waka!!”, mientras Marisol por un lado y Josete y Carmen por el otro se tomaban “en serio” la pendiente y bajaban zigzaguendo y tomando sus precauciones...............Son ustedes todo un espectáculo, señores............




La parte final de la travesía, el descenso por el barranco de Petrechema, primero completamente nevado y luego ofreciendonos un precioso y personalísimo paisaje formado por los pinos, salteados, sin llegar a formar bosque, creciendo a veces de forma increible en una roca caliza de un blanco particular y salpicado por todas partes por innumerables neveritos............muy pero que muy bonito.











Y la última noche tuvo hasta su celebración con tarta y “cumpleaños feliz”, cantado a la jovenzuela de la expedición........

El epílogo de esta excursión , en el viaje de vuelta, con la visita a Riglos con sus espectaculares Mallos, donde los escaladores desafían a la gravedad.




En fin, perdonen ustedes esta caótica crónica y háganse el favor, no dejen de visitar la zona.......

4 comentarios:

  1. Muy interesante todo lo que cuentas, y se imagina una, a falta de imágenes, a la madre naturaleza en su máximo esplendor, pero mi interés se centra en: pasó algo en la villa del amor? cuenta, cuenta,...

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  2. Lástima que no disfrutárais de vistas desde las cumbres, pero espectaculares los paisajes y extraordinaria la travesía.
    Mis felicitaciones.

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  3. He disfrutado del lugar, sobre todo por que no conocía el valle de Ansó. Muy llevadera la travesía cargados como íbamos, tan solo la bajada de la Mesa se hizo bastante molesta al no dejarnos ver por donde pisabamos (a mi por lo menos). La bajada de la Coll de Escoueste muy pina como la subida al Collado de Petrechema y si algo nos vino bién fue que la nieve no estuviera totalmente dura y pudieramos hacer huella.
    Los dos valles son estupendos y bonitos que te pasas y aunque no tuviéramos la panorámica desde esas cumbres el resto que se nos ha ofrecido a nuestros ojos a sido genial,,, no me importaría volver por la zona.

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  4. Una pena que no pudierais disfrutar de las bonitas vistas desde la cima de la Mesa de los tres reyes sin lugar a dudas una grata experiencia.

    Curioso, nosotros también pasamos por Riglos a la vuelta de Linza

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