domingo, 12 de octubre de 2014

A Cabeza de la Braña desde Canencia (11 de octubre de 2014)

Esta vez hicimos una ruta circular desde Canencia, aunque no era lo que estaba programado.


En Mordor


Lo previsto era subir a Peña Negra desde Garganta de los Montes y en este último pueblo nos presentamos sobre las nueve y veinte de la mañana. Tras tomar un café en el bar Los Canarios, donde sirven ronmiel y venden mojo picón, nos sentamos a calzarnos las botas para echar a andar. En ese momento pasa junto a nosotros un cazador en su coche y nos informa de que va a haber una montería por la zona que teníamos pensado patear.


Los Canarios


Iglesia de San Pedro


Decepción mayúscula, oigan. Un tanto cariacontecidos sacamos el mapa para analizar las alternativas. Finalmente decidimos coger los coches de nuevo y marcharnos a la cercana Canencia. Aquí no había montería, pero estaban de fiestas. Unos mozos, con aspecto de no haber dormido en toda la noche, parloteaban a la entrada de un bar.




Canencia


Nuestra improvisada ruta consistirá en ascender a Cabeza de la Braña (1.770 m.) por la presa del Batán, la chorrera de Rovellanos y el collado Abierto (1.607 m.).
En la subida hubo un senderista, émulo de Rayo, que perdió el contacto con el grupo un poco antes de llegar a la chorrera y se dispersó. El toque del silbato no surtió efectos. Al cabo del rato recibimos un SMS suyo, comunicándonos que ya nos veríamos en el pueblo. Una felipada más, se comentó por ahí.


Presa del Batán




Apurando un pitillo


En la cumbre de Cabeza de la Braña, rodeados de niebla


Bajaríamos al pueblo por la vertiente contraria, cubierta por un hermoso pinar. Los colores verdosos, amarillentos y pardos le daban al bosque tonalidades muy bonitas. Algo más abajo comenzarían a verse abedules, chopos y otras especies caducifolias. Incluso vimos un tejo en una sombría vaguada. Un bosque que, dada su proximidad al puerto de Canencia, podríamos considerar parte del Territorio Santi.








Refugio de Canencia


Una circular de manual, que a posteriori descubriremos que casi coincide con la propuesta por Andrés Campos y que enlazamos al final de esta crónica (aunque él propone hacerla en sentido contrario a las agujas del reloj, al revés que nosotros).
El tiempo nos respetó. Tan solo llovió un rato después de comer, cuando bajábamos por el pinar. Al llegar al pueblo, en un parquecillo, nos reencontramos con el desaparecido.


A la izquierda, el desaparecido y a la derecha, unas cervezas en el bar Vedia


Enlaces
Cabeza de la Braña (por Andrés Campos)

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