domingo, 11 de septiembre de 2016

De Prádena al puerto de la Acebeda (10 de septiembre de 2016)

Prádena (1.122 m.) es un pueblo segoviano de tradición ganadera, situado en el piedemonte serrano, bajo las suaves cimas de los Montes Carpetanos. A las afueras se encuentra la cueva de los Enebralejos, que atesora unos interesantes ejemplos de grabados y pinturas rupestres del Calcolítico.

Tras tomar un café en el bar La Mesta, iniciamos esta marcha desde el mismo pueblo aproximándonos al área recreativa de El Bardal, que se encuentra al otro lado de la N-110.

En el área recreativa, enclavada en pleno sabinar o enebral, encontramos los paneles informativos de dos rutas de senderismo señalizadas con las marcas blancas y amarillas de PR: la Ruta de la Acebeda de Prádena y la Ruta de los Puertos de Prádena y Arcones.

Nosotros vamos a combinar estas dos rutas. Seguiremos la de la Acebeda en sentido contrario al de las agujas del reloj, que en su primer tramo se solapa con la de los Puertos, desviándonos por la segunda para hacer un sube y baja hasta el puerto de la Acebeda (1.686 m.).


Un refugio


En total, recorreremos 18,5 kms., con unos 500 m. de desnivel. En el aspecto botánico, las sabinas (que aquí en Segovia, al igual que en otras zonas de Castilla, llaman enebros) y los acebos serán los indiscutibles protagonistas, aunque cabe también señalar la presencia de robles, zarzamoras e incluso endrinos.




Hubo momentos en que nos ha hecho demasiado calor, aunque parece que a partir de mediados de la semana que viene llegarán por fin las lluvias y una significativa bajada de las temperaturas.
Nos sentamos a comer en unas rocas algo más arriba del puerto de la Acebeda y ahí al menos soplaba una suave brisa que se agradecía.




Aquí arriba comimos


En la bajada, el cielo fue poblándose cada vez de más parapentistas, que se lanzan al vacío desde el cercano cerro de las Berrocosas.
En algunos momentos las moscas se hacían muy molestas. Tantas moscas probablemente tengan que ver con la abundancia de vacas sueltas.








Sobre las seis y media finalizamos la ruta, trasladándonos en coche hasta el cercano pueblo de Arcones, cuyo hostal frecuentan los aficionados al parapente. En este fin de semana se celebran las fiestas dedicadas a la Virgen de la Lastra. Un letrero en el que pone Tarugos en fiestas adorna la fachada del ayuntamiento y es que leo que a los gentilicios de este pueblo se les llama tarugos.
Nosotros, los gurriatos, no nos sentimos mal rodeados de tarugos, ni mucho menos.



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