sábado, 3 de marzo de 2018

De Robregordo al pico Colgadizos (24 de febrero de 2018)

Robregordo es un pequeño pueblo de la sierra norte madrileña, conocido por el bosquete de acebos que hay en su término municipal. Desde aquí vamos a iniciar la ruta de hoy, no sin antes tomar el café en la cafetería del Hotel Los Cerezos (del grupo Cerem, que además de gestionar este alojamiento, organiza rutas en burro y vende astillas y pellets para calderas de biomasa).


Aparcamos nuestros coches a las afueras del pueblo y comenzamos a andar por el ancho arcén de la antigua carretera nacional de Burgos, una vía por la que apenas circulan coches en la actualidad. A Teo va a haber que recomendarle una loción capilar porque ya empieza a clarearle la coronilla.











Dejamos por fin la carretera para internarnos en el campo y al rato cruzar el río Madarquillos por un puente en lomo de asno. Avanzamos en dirección norte, pasando junto a una cantera que parece dejó de explotarse. Al superar una suave loma, vemos el pueblo de Somosierra y el doble túnel por el que la moderna autovía evita el antiguo puerto.




Puente en lomo de asno sobre el río Madarquillos

















Tomamos un desvío a mano izquierda que nos lleva hacia una nave ganadera. Alrededor de la misma campan a sus anchas varios mastines que están sueltos y hacen un amago de venir hacia nosotros. Como no queremos sustos, optamos por dar un pequeño rodeo.







Salimos a una pista, en parte asfaltada, que se dirige a la estación de radio del VOR de Somosierra. Pasamos al lado de una construcción alargada con aspecto de hangar. Se trata de una escuela de vuelo sin motor que dejó de funcionar a principios de los ochenta. Subsecretaría de Aviación Civil puede aún leerse en un letrero bastante deteriorado por el paso del tiempo.


Somosierra




Retén de bomberos






Antigua escuela de vuelo sin motor





A partir de aquí comenzamos a pisar nieve. Al cabo de un rato dejamos a nuestra derecha una especie de platillo volante. En realidad, se trata de la antena circular del VOR de Somosierra, un radio faro de muy alta frecuencia, que se emplea como base para la navegación aérea y emite señales que los pilotos de avión toman como referencia en sus vuelos.








Antena de radio VOR de Somosierra





La nieve se encuentra algo dura, en un estado óptimo para progresar. En el tramo final de la subida nos topamos con una rampa de mayor pendiente. Son instantes para disfrutar. Un poco más y nos hubieran venido bien los crampones, que no trajimos.


Un talante optimista

































Alcanzamos la loma aplanada del Colgadizos (1.833 m.), cuya cota máxima está señalizada con un vértice geodésico. Al no soplar apenas el aire, podemos darnos el gustazo de comer en la mísmisima cumbre.






En el inicio del descenso pasamos por una zona de pequeños pinos con las acículas cubiertas de nieve helada. Un espectáculo el de estos humildes pinos.




















Seguimos bajando por un par de cortafuegos que están cubiertos de nieve. Se hace más cómodo pisar la nieve que el irregular pedregal del resto del año.










Tomamos un corto desvío para atravesar la acebeda de Robregordo. Los acebos se cierran unos con otros formando bosquetes tupidos. Salimos finalmente a la pequeña área recreativa de El Plantío, con mesas y bancos de madera, que se encuentra a orillas del río Madarquillos, a escaso medio kilómetro de Robregordo.








Área recreativa de El Plantío




Hemos hecho unos 19 kilómetros, con 750 metros de desnivel, según nos informa Teo. Aún queda tiempo para tomar un refrigerio y volver a entrar a la cafetería Los Cerezos, que dispone de amplios ventanales abiertos hacia la autovía y la Peña Cebollera. En el viaje de vuelta, un senderista despistado olvidará su gonito y flamante huawei al apearse del coche. Cómo están las cabezas...


Hotel Los Cerezos








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