domingo, 17 de febrero de 2019

A Peñalara por el Tubo y Pala Ruau (16 de febrero de 2019)

El Tubo Ruau es una vía muy directa para ascender a Peñalara por su cara sur. Su nombre recuerda al montañero Santiago Fernández Ruau, fallecido en los años 50 en un accidente que tuvo lugar en este paraje. En algún resalte la pendiente alcanza los 40-45º de inclinación. A la salida del Tubo Ruau se enlaza con la Pala Ruau o Pala de los Claveles, que permite alcanzar el cordal que se extiende entre la cumbre de Peñalara y el risco de los Claveles.

El Maestro nos ha propuesto hoy afrontar este complejo reto. Los más fieles, algo así como su guardia pretoriana, hemos respondido a su llamamiento y nos hemos presentado dispuestos a todo y, como es lógico, equipados con crampones y piolet.




Tras un buen madrugón, sobre las ocho y cinco de la mañana llegamos al puerto de Cotos y casi milagrosamente encontramos hueco para dejar los coches. Hay que ver qué complicado se está poniendo esto de hacer montañismo invernal, señores.
La temperatura ronda los cero grados. Nos resguardamos del frío bajo el tejadillo de la marquesina del autobús y, sentados en los bancos, desayunamos unos donuts y unos frutos secos, acompañados con café y té que hemos traído en los termos. 




Nos ponemos en movimiento hacia nuestro objetivo y tomamos el clásico camino que lleva a la Laguna Grande, la dejamos atrás y en aproximadamente hora y media nos situamos a la entrada del Tubo Ruau. Es la hora de la verdad, por decirlo en tono solemne. Estamos a unos 2.120 metros de altura y de aquí a la cumbre quedan por remontar unos 300 metros.


Al pie de la Laguna Grande






Nos ajustamos los crampones




Un flanqueo


En la entrada al Tubo Ruau


Afrontamos con paciencia la subida por este corredor, clavando los crampones y el piolet en cada pisada. La nieve está en buenas condiciones, quizá un poco más blanda de lo que sería deseable. Trazamos algunas zetas para no cargar excesivamente los gemelos.






A la salida del tubo, descansamos unos minutos en un rellano para a continuación acometer la pala final, que en sus últimos metros se volverá a empinar bastante. Volvemos a aplicar la técnica de trazar zetas, cambiándonos constantemente el piolet de mano para clavarlo en la cara interna de la pendiente. Tras superar un hombro con nieve muy dura, en la que quedan impresas las marcas de nuestros crampones, la pendiente se suaviza y los últimos metros son ya un paseo militar.














Como era de prever, la cumbre de Peñalara parece como una romería montañera. Mucha gente ha subido hasta aquí con raquetas, aunque no sea el día más adecuado para ello. La nieve, caída hace ya unos cuantos días, está demasiado dura y no tiene el grosor suficiente. Nos hacemos la imprescindible foto junto al vértice geodésico. Faltan unos minutos para mediodía y decidimos empezar a bajar para comer en un sitio más resguardado del viento, pese a que hoy no sople muy fuerte.










La Ceja




Bajamos por la ladera que queda entre las Dos Hermanas, una zona por la que se tiran muchos esquiadores, y nos sentamos a comer al sol, junto a unas rocas. Se está aquí de miedo. Tenemos la oportunidad de ver a varios grupos de montañeros que hacen prácticas invernales en las canales que conducen hasta la Hermana Menor.










Tras comer y descansar un rato, completamos el descenso a Cotos. Saldrán casi 10 kilómetros y unos 650 metros de desnivel. Aunque son números modestos, ha sido de las rutas que tardaremos en olvidar. Era para casi todos la primera vez que medíamos nuestras fuerzas con el Tubo Ruau.
Nos tomaremos un botellín de cerveza en la cantina que funciona en el apeadero del tren de Cotos y que lleva abierta apenas un par de años. Luego padeceremos el atasco de vuelta (40 minutos para llegar al puerto de Navacerrada desde Cotos).








Bibliografía
Los caminos de Peñalara: excursiones, escaladas, travesías, leyendas, leyendas. Tomás Arribas Martínez y Carlos Muñoz-Repiso Izaguirre. Editado por la R.S.E.A. Peñalara.

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