martes, 1 de febrero de 2011

Acebeda de Robregordo (30 de enero de 2011)

Último día del mes de enero. Cae la otoñada sobre Robregordo. Alguno diría que un numeroso grupo de chochines, pollas de agua y ansares están a punto de ponerse a poner rumbo hacia Somosierra. Pero para mí simplemente se trata de un conjunto de personas humanas con sus defectos y virtudes.

Y eso. La idea era adentrarnos primeramente en la acebeda de Robregordo (lo conseguimos), seguidamente encaramarnos a la divisoria entre Madrid y Segovia (lo conseguimos), llegarnos hasta Somosierra (lo conseguimos) y volver por la Dehesa Bonita de este pueblo (ni lo intentamos).

Echamos a andar desde un hotel, el mejor sitio donde dejar el coche (grosor de la nieve, 20 cm). Hubo algunas dudas, hasta preguntamos a unos indígenas (no eran peligrosos) y nos confirmaron que íbamos bien.

Contentos, la libertad nos espera..

No hay mucho que contar... andamos, andamos, cada vez nevaba más y cuanto más arriba, más niebla también. Hay que decir que la nieve hacía que no se distinguieran mucho los acebos, una pena. Es lo que tiene eso del manto blanco. Que unifica el paisaje. Todo blanco. ¿Alguna anecdota...? Puff, yo que sé, se me hizo la mañana muy corta, a las 3 y media pensaba que debían de ser las 2 como mucho. Vamos que anduvimos, anduvimos, charlamos y estas cosas.

Alfredo mira el mapa... Kiev... por aquí...

Pongo un mensaje a mi abuela. Llegamos en 15 dias.. chuli, chuli...

Acebo siberiano
Los acebos por fuera


Andando se llega a cualquier sitio

Escaramujos, curiosa estampa.

Después de años de sufrimiento en el gulag, unos chascarrillos no viene mal

El sentido gregario no se pierde así como asín.

A destacar los problemas de orientación debidos a la espesísima, por momentos, niebla. Y también los espejismos. Veíamos cosas que no eran, como un algo volando. Pero esto era verdad, medio perdidos (relativamente) y en la niebla, nos encontramos con unos tíos esquiando con los parapentes. Surrealista.
A eso de las 5 llegamos a Somosierra y algunos estaban más que caninos (no era mi caso, había terminado con mi comida a las primeras de cambio, bien hice)

Y al final, nada de Dehesa Bonita, no había tiempo. Volvimos por una carretera y para Robregordo. A algunos nos esperaban en casa de Marta los dementes vídeos de Nochevieja.


Nuestro líder (espiritual)

La niebla nos hace ver lo que no es. ¿A que parece un tio con un parapente?

Ermita de la Soledad
Tos a misa para llevar la contraria al partido.

ENLACES:
La Acebeda de Robregordo por Andrés Campos



1 comentario:

  1. Muy bien, jefe, pero te ha faltado algo. Echo de menos una mención a los guetres Pan Bimbo o Panrico de José Manuel, el último grito en material técnico. Este hombre puede llevar a esos del Decathlon a la ruina.
    Alfredo

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