viernes, 24 de junio de 2016

Del embalse de Riofrío al pico del Lobo (18 de junio de 2016)

A pesar de estar a las puertas del verano, hoy hemos pasado algo de frío en algunos momentos. Por la noche ha debido casi helar a los dos mil metros, teniendo en cuenta que la mínima en Riaza fue solo de 5 grados.

Hemos echado a andar sobre las once desde el embalse de Riofrío. Junto a él hay un aparcadero en el que se pueden dejar los coches.



Embalse de Riofrío


Ascendemos por el robledal, siguiendo un sendero balizado por el ayuntamiento de Riaza con flechas azules. La hierba está húmeda, dándonos a entender que por aquí ha llovido algo durante la noche. Alguno se quejará de que las botas le han calado, a pesar de que no nos lloverá en ningún momento. Son paradojas.












Al pasar por el collado de la Hayuela, damos vista a la ermita de San Benito, que queda algo más abajo. Hay bastantes coches aparcados en su entorno y da la impresión de que estuvieran celebrando algo.






Seguimos ganando altura, no exactamente por donde querríamos, hasta alcanzar finalmente el cordal principal de la sierra, que viene del puerto de la Quesera y se dirige a la derecha hacia el pico del Lobo, que es nuestro objetivo.










Hasta ahora no nos hemos topado con nadie y tardaremos aún un rato en hacerlo. Los piornos y brezos en flor dan un toque de color muy atractivo a estas asperezas.
















El aire es por momentos algo desagradable y poco a poco vamos sintiendo la necesidad de ir abrigándonos más, sobre todo en aquellos momentos en que paramos para dar algún bocado.

Tras superar un hombro rocoso, damos finalmente vista a la cumbre del pico del Lobo (2.273 m.) y las fantasmagóricas ruinas de la terminal del teleférico. Esta montaña, como es bien sabido, marca la frontera entre las provincias de Segovia y Guadalajara, amén de ser el techo de la segunda de ellas. Aquí ya no nos encontramos, ni mucho menos, solos.






Estamos unos 10 minutos en la cumbre, envueltos en las nubes, admirando las vistas y sacando alguna foto, tiempo más que suficiente para quedarnos como témpanos. Y es que el viento sopla de lo lindo, siendo la sensación térmica próxima a cero. Maite recuerda que las varias veces que ha subido aquí, siempre le ha hecho viento y ha pasado frío.











Bajamos de la cumbre y a unos 10 minutos paramos a comer en un sitio algo resguardado, al pie de unas rocas. Algunos incluso se echarán una corta siesta después de la comida, aun a riesgo de destemplarse.





Tras reanudar la marcha, el viento nos azotará por momentos. No nos sobra casi nada de la ropa que hemos traido. Tarderemos un buen rato en perder suficiente altura para ir entrando en calor.










El cordal nos lleva hasta el puerto de la Quesera (1.710 m.), desde el que descendemos al embalse de Riofrío siguiendo las flechas azules. Es este, según un letrero, el antiguo camino de Peñalba de la Sierra. 








Atravesamos en la bajada hasta el embalse un bosque de cuento, con robles e incluso algunas hayas. Nos da la sensación de estar en una latitud mucho más norteña. Si me dicen que ahora mismo estoy en Asturias, me lo creo.






Al llegar a los coches el GPS de Pablo marca 20,7 kms., lo que entra dentro de las previsiones. Antes de volvernos a casa, haremos una rápida parada en Riaza para tomarnos la cerveza en una terraza.





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