viernes, 11 de febrero de 2011

Pico del Lobo (23 de enero de 2011)

Un trío muy bien compenetrado subió al Lobo en un gélido día de enero. Dos montañeros que descendían nos advirtieron de que en la cumbre las condiciones eran extremas. Nos hablaron de una sensación térmica próxima a los veinte grados bajo cero. Pero eso no nos arredró, pse, tenemos ya el culo pelao, sobre todo la Edurne, con sus ochomiles a cuestas. Al llegar arriba, ná de ná, una leve y acariciadora brisa.
La crónica que va a continuación la escribió Josete, en su peculiar estilo, hace días. He querido rescatarla y ponerla aquí. Me he limitado a añadirle algunas fotos para darle más colorido. Que la disfruten.

Pza. Castilla, 8:00 Am, - 4 Grados.
Personal: Plo "la liga-mentos", Alfredo "el trancazos" y Jose "el echopolvo".
Llegada a Cerezo a eso de las 9:00, el termometro ya marca -8 y la del bar metiéndonos miedo. Sin hacer caso a todos estos impedimentos empezamos nuestra ruta con -10 grados en La Pinilla, la cual baja según nos internamos en la arboleda.

El Juanito y la Edurne tirando parriba

Dos tíos que nos encontramos en el camino nos dicen que arriba hace mucho viento y una sensación térmica de -20, también nos preguntamos a qué hora se han llevantados los mendas,,, ni caso, seguimos.

Alcanzamos el cordal

La Edurne con las gafas que usó en el Annapurna

Ya en el cordal nos da el sol, corre algo de viento y la nieve helada cubre parte del sendero. Crampones y seguimos parriba.

Bien cramponados

El viento que nos ha molestado en la vertiente que da a La Pinilla desaparece casi todo al llegar al último collado desde donde ya se ve el pico del Lobo.

El Lobo, qué gran turrón

Este tramo es un paseito hasta la cima en la cual hace un sol maravilloso, las vistas impresionantes y apenas sopla el viento.

La Edurne alcanza la cima (¡y sin dedos!)

La Edurne, bien escoltada, en la cumbre

Por cierto, no somos los únicos en subir, en la cima hay unas 15 personas y siguen llegando, hasta en zapatillas y sin crampones, para ellos va a ser muy divertido volver por donde han venido.

Al sol, como los lagartos

Después de una ligera comida nos dirigimos hacia la Portilla, nuestra idea no es bajar por ahí pero un vistazo no nos lo quita nadie. La vista es impresionante y se ven huellas muy marcadas de subida. Nosotros seguimos y empezamos a descender por una ladera empinada, con nieve dura pero sin encontrarnos ninguna placa de hielo, una temperatura buena y no hay viento, después solo es seguir por las pistas tranquilamente.

Ni el Tato en las pistas

Al llegar al aparcamiento hay 2 grados y no son ni las 4 de la tarde.
La verdad, ha estado mejor de lo que creíamos y eso que teníamos un plan B (cordero asado).
Chao chicos


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