Después de comprar pan y desayunar en el pueblo de Guadarrama, continuamos en coche hasta el embalse de la Jarosa, comenzando a andar desde el último aparcamiento, que está situado junto al bar La Montaña.
Nuestro propósito era conectar desdemaquí con el Vía Crucis del Valle de los Caídos y seguir este último hacia arriba. A la altura del risco del Picazuelo, cruzamos al otro lado del muro de Felipe II, que delimita el terreno que pertenece a Patrimonio Nacional, descendimos un trecho por el Camino de Buenavista.
Logramos enlazar con el Vía Crucis un poco por encima de la Estación I, pero no obstante bajamos hasta esta para verla. Después, fuimos remontando la calzada empedrado, que tiene abundantes escalones (dicen que unos 2.300).
El punto probablemente más espectacular del Via Crucis es la ermita del Altar Mayor (Estación VIII), que se levanta sobre el risco de la Brulera y ofrece unas preciosas vistas. Ya funciona como puesto de vigilancia de incendios (la temporada se había inaugurado precisamente la víspera).
A partir de aquí, seguimos subiendo por el Via Crucis, bordeando el Cerro del Pulmón y pasando al lado del poblado del Valle de los Caídos, que dejamos ligeramente a nuestra izquierda. En este punto abandonamos el Via Crucis y salimos del recinto de Patrimonio Nacional, traspasando de nuevo el muro de Felipe II.
Después de comer, reanudamos la marcha y conectamos con la Ruta del Bosque Plateado (marcas blancas y verdes), que seguimos durante un tramo. Pasamos al lado de un pino laricio que está catalogado como Árbol Singular (nº126 del catálogo regional). Es el Pino Laricio de la Hilera, que toma su nombre del arroyo del mismo nombre.
Aún nos restaba la última subida, que nos hizo pasar muy cerca de la cima del Cerro del Hornillo. Desde aquí, bajamos de forma muy directa hasta el punto de inicio, donde estaba instalada la línea de meta de una carrera popular, la Vuelta a la Jarosa. Llegamos justo en el momento en que muchos corredores terminaban la prueba, algunos exhaustos.
Fue una ruta circular, realizada en sentido horario, de 16 kilómetros y 650 metros de desnivel. Volvimos a parar en el pueblo de Guadarrama, en la terraza del bar El Portón. Se había levantado un aire algo fresco.
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