lunes, 18 de junio de 2018

Del área recreativa de El Mirador a la Peña Morena y los picos de Peñacabra y del Nevero (16 de junio de 2018)

El área recreativa de El Mirador, desde donde vamos a iniciar esta ruta, se encuentra a la altura del km. 9,5 de la carretera que asciende desde Lozoya al puerto de Navafría. 
Hoy somos solo dos. Uno de nosotros, el que suscribe esta crónica, se ha dejado las botas en casa (afortunadamente, su compañero va a poder dejarle unas de repuesto que lleva en el maletero del coche). El otro lleva varios meses sin salir a andar al monte, aquejado de ciática. Los presagios, por tanto, no pueden ser más negros.





El Mirador dispone de todo lo necesario para pasar el día, mesas, bancos y una fuente, junto a la cual hay un panel informativo que da cuenta de dos paseos que parten de aquí: uno se dirige al área recreativa de Las Lagunillas y el puerto de Navafría; el otro, a la Peña del Cuervo.





Al haber prescindido del café, son solo las nueve y media de la mañana cuando nos ponemos en marcha. 
Comenzamos a andar campo a través hasta salir a un camino que discurre un poco por debajo de donde nos encontramos y que discurre por la ladera oriental de la Peña Morena. Este camino encierra un tesoro botánico, un conjunto de siete árboles singulares, todos ellos coníferas, que pertecieron al vivero de la Cebadilla y fueron plantados por ingenieros forestales a finales del siglo XIX: tres abetos de Douglas o pinos de Oregón (pseudotsuga menzíesii), dos abetos rojos (picea abies), un ciprés de Lawson (chamaecyparis lawsoniana) y un pino de Lord Weymouth (pinus strobus).














A partir de aquí subiremos a la Peña Morena (1.832 m.), una cumbre secundaria desgajada del cordal principal, y de ahí nos dirigiremos a los Hoyos de Pinilla, dos pequeñas lagunas de origen glaciar, que avanzado el verano suelen llegar a secarse prácticamente del todo.









El pacto entre Donald y Kim


















Hoyos de Pinilla





A continuación, ascenderemos al cordal de los Montes Carpetanos, haciendo cumbre en los picos de Peñacabra (2.169 m.) y El Nevero (2.209 m.), el primero de ellos bastante más solitario que el segundo.









Peñacabra






El Nevero






Hoyos de Pinilla


A la bajada, pasaremos junto a la Peña del Cuervo y llegaremos casi hasta el área recreativa de Las Lagunillas, dando por finalizada la ruta en torno a las cinco menos veinte de la tarde.












Peña del Cuervo









Peña del Cuervo



El Mirador





A la noche toca Zebda, un grupo francoargelino que viene de Toulouse, la capital del exilio republicano español. Con este concierto en Lavapiés se clausura el festival Noches de Ramadán de este año.





domingo, 10 de junio de 2018

A la Majada Hambrienta (9 de junio de 2018)

Estamos aún en shock. Hemos entrado en la era del posmarianismo, una nueva etapa en la que tenemos por delante el reto de reconstruir el centroderecha entre todos. Pero en estos tiempos de sobresalto e incertidumbre hay cosas que afortunadamente no cambian, como nuestras habituales caminatas de fin de semana por el Guadarrama.





Para hoy el plan es subir a la Majada Hambrienta desde Valsaín, más en concreto desde la Pradera de Navalhorno, que es el conjunto de casas que se extienden a ambos lados de la CL-601.
Junto al bar El Albero, al que entramos a tomar el café, nos topamos con un coche de época, una auténtica reliquia fabricada nada menos que en 1917, según nos comenta su propietario, pero que aún circula por las carreteras.

















Comenzamos a andar por la calle que arranca por detrás del Hotel El Torreón y que lleva al Aserradero Maderval. A partir de ahí, seguimos durante varios kilómetros por una pista asfaltada, cerrada al tráfico de vehículos, dejando a mano derecha el desvío que se dirige a la Cueva del Monje.
Salimos más adelante a un camino de tierra que rodea el Cerro del Moño de la Tía Andrea, pasando junto a la fuente del Chotete, y enlaza con el PR-15, que viene de La Granja y asciende al collado de los Neveros
Al llegar al Raso del Pino, donde hay una estación meteorológica, abandonamos el PR y tomamos el sendero que se dirige hacia la Majada Hambrienta.






Aserradero



Puente sobre el arroyo Carneros






Raso del Pino


Tras superar varias zonas encharcadas, dejar atrás el pinar y sortear varios trampales, alcanzamos el chozo o caseta de Aranguez, que se encuentra a una altitud de 1.885 metros. Desde la última vez que estuve lo han remodelado y hoy puede considerarse un refugio en toda la regla, de acceso libre y con capacidad para unas ocho personas, repartidas en dos literas corridas.


















Refugio de Aranguez


Nos sentamos a comer dando vista al desolado canchal que se extiende por la ladera norte de Peñalara, en la que aún resisten algunos neveros de cierta extensión. Un desnivel de poco más de 500 metros nos separa del techo del Guadarrama. Pero hoy no toca.








A continuación, tras ponernos de nuevo en movimiento, comenzamos a perder altura, caminando entre pinos y vadeando varios arroyos que corren muy crecidos. Pasamos junto al chozo de la Majada Hambrienta, este sí muy pequeño y precario, y algo más abajo, ya a orilla de un camino carretero en el que desembocamos, junto a la fuente del Tío Levita.



Chozo de la Majada Hambrienta





En la bajada hacia Valsaín pasamos junto al Pino de la Bota, que se encuentra junto a la Vereda de la Ventana y al arroyo del Prado Redondillo. Conseguimos dar con él gracias a que teníamos sus coordenadas (N 40.85826 y W 4.00904). Se trata de un pino silvestre, aunque no especialmente imponente, que se levanta en medio del bosque, a una altura en la que ya se alternan algunos robles entre los pinos. Un letrero en el que aparecen las iniciales C. M. da cuenta de su nombre. Estas mismas iniciales figuran en los letreros que hay junto a las fuentes del Chotete y del Tío Levita. Todos estos letreros de madera han debido ser colocados, sin duda, por Conrado Martín, vecino de Valsaín, hijo de un miembro del Batallón Alpino y restaurador desde hace años de muchas de las fuentes que hay por estos lares. Hay que aclarar, no obstante, que este ejemplar de pino silvestre junto al que nos encontramos ahora sirve de recuerdo al primitivo Pino de la Bota, que fue talado a principios de los años 30.






Pino de la Bota


En los últimos metros de la excursión pasamos al lado del CENEAM o Centro Nacional de Educación Ambiental, que organiza paseos, talleres y otras actividades relacionadas con el medio ambiente. 















CENEAM


Tiempo nublado y fresco, más propio de abril, pero bastante mejor de lo que esperábamos. Solo lloviznó un rato, a parte de las cuatro y media, cuando descendíamos hacia el Pino de la Bota. En cualquier caso, un tiempo excelente para caminar. Once grados marcaba un térmometro que había en la calle al final de la ruta.
En total, habremos hecho unos 18 kilómetros, con unos 850 metros de desnivel. No obstante, tómense estas cifras no como un oráculo, sino como algo orientativo.










Enlaces
Majada Hambrienta (por Alfredo Merino)