martes, 12 de junio de 2012

En bici por la Senda del Oso (junio de 2012)

Dos participantes. Mira qué majas están.


Lo que originariamente iba a ser un multitudinario pedaleo sendista por la asturiana vía verde conocida como Senda del Oso, finalmente quedó en mucho menos. Ni siquiera estuvo presente nuestra organizadora, pese a haber ella misma adelantado un buen pellizco. Así que fuimos seis las personas que nos llegamos hasta tierras asturianas. A saber: Chuso, la bala de Móstoles; Marisol, el huracán malagueño; Marta, el misil inmobiliario, J. Antonio, el suicida del Prado; Lily, la kamikaze del Prado;  y yo, el caracol de Malasaña.  Ya sabemos que es muy poco lo que se necesita, aparte de la bici, para practicar esta bonita actividad. Ganas de pasárselo bien, una rebequita, un poco de EPO y alguna transfusioncilla. En cuanto a la bici, las alquilaríamos en algún lugar de la comarca. Precio: 10 euros. Calidad de la bici: buena.

Las previsiones meteorológicas no eran realmente nada buenas. Cielos cubiertos, tormentas y precipitaciones de incluso gran magnitud eran previstas por nuestro querido AEMET, antiguamente conocido como INM.
Chuso y los Ubiñas o los Ubiñas y Chuso.


A destacar, de camino, la anécdota de encontrarnos, pese a salir con horarios diferentes, en una perdida (aunque no tanto) gasolinera leonesa. No es que nos viéramos por allí, es que llegamos y aparcamos al mismo tiempo. ¡¡Qué sincronización, madre del amor hermoso¡¡
Bien, me salto la llegada al pueblo de San Martín de Teverga, donde teníamos nuestro albergue (estaba muy bien y a un precio muy razonable), tralarín, tralarán y nos situamos en la mañana del sábado. La previsión era como dicen en Zimbawe,  chunga-chunga, pero el que toda la tarde del día anterior hubiera estado lloviendo a mares y el sabio pronóstico del director de nuestro albergue nos hizo albergar la esperanza de que al menos iniciáramos nuestra ruta secos.
Mapa de la Senda del Oso

Esto es la Senda del Oso

Esta es Marta por detrás. Atravesando un tunel. Metáfora de la crisis del ladrillo.


Y se obró el milagro. Día cojonudo, temperatura estupenda, a ratos incluso soleado y sin noticias del líquido elemento.
La Senda del Oso es un recorrido acondicionado para caminantes, ciclistas y sillas de ruedas, que recorre lo que sería la vía por la que circulaba un antiguo tren minero, construido en tiempos mejores para la minería local.
La vía ciclista-peatonal nos introduce en un típico paisaje asturiano. Estrechísimos valles o más bien barrancos, en los que solo cabe el río y, gracias a mucha dinamita, la propia vía e incluso la carretera. Los túneles son habituales. Mucha vegetación, verdor y frescor. Y por los montes cercanos, algunos osos, pues estamos cerca de Somiedo. Unos en libertad y otros enjaulados para el disfrute y curiosidad del personal y no sabemos si para alegría o tristeza de los osos (nada dicen) aunque doy fe de que el grandote, el macho, 300 kilos, busca compulsivamente una salida o eso me parecía a mí, nada entendido en temas oseros. Aquí tienen algunos retratos de nuestros peludos amigos:
http://www.pacaytola.com/

Nuestro recorrido por la Senda del Oso (escaso desnivel, pero haberlo, haylo) resultó ser un ir de aquí para allá muy agradable. Ida y vuelta por el mismo sitio. Bonitos esos paisajes verdes, esas montañacas y esa agua. La ruta debía de estar menos concurrida que lo habitual, debido a las previsiones meteorológicas, o al menos esto nos dijo la mujer que alquilaba las bicis.

Parte del grupo

Camino de las Xanas.

Conviene señalar que la presencia de la familia de Chuso fue impresionante: hermano, novia del hermano, cuñaao, mujer del cuñaooo, hija del cuñaoo (sobrina por otra parte de Chuso, que mostró su lado más tierno, con lo que es de momento, su sobrina/-o favorita). Y un amiguete también, gente maja que compartió con nosotros el dia y que nos obsequió generosamente con varios platos locales con márchamo español (VIVA ESPAÑA¡¡), como tortilla y empanada, y otros importados, como  una deliciosa mouse. ¿O era un brownie?

Total, que acabamos el pedaleo y nos volvimos a nuestro albergue.
El haber reservado pensión completa en el albergue de San Martín de Teverga, limpio, agradable, fresco y encima, supongo que cosas del tiempo, hizo que pasáramos buena parte de nuestro tiempo dentro de sus modernas (queda bien esto) instalaciones. A destacar, el don de la ubicuidad que tenía el responsable de nuestro albergue, que lo mismo nos entregaba las llaves de nuestra suite, que ejercía de cocinero, alquilaba canoas, recogía bicis o se ponía tras la barra de un bar a 20 kilometros. Y todo, eso nos parecía a nosotros, simultáneamente. ¡¡Normal que haya paro en España¡¡


A punto de entrar en un tunelillo

Lily disputándole un sprint a Marta. La competitividad por momentos fue extrema.

Marisol pasa de todo y prefiere mirar el paisaje

Lily bebe bebe hasta de los charcos. Observen cómo intenta tragar de donde no hay

Cola del Pelotón


También he de recordar que el antaño famoso juego del Monopoly, cosas de la crisis, parece que ya no resulta atractivo. Así que jugamos al mentiroso, lo que demostró que el que esto escribe era la persona menos fullera y más tonta del sexteto. Vamos, que fui el que perdí.

Dia siguiente/next day (sí, ya se que esta anecdota no tiene ningún interés). Este grupo era un poco vago. Tanto que decidimos amanecer a las 9 de la mañana y eso que tampoco nos acostamos especialmente tarde. Tras una puntual y rápida visita médica, el grupo, ya reducido a cuarteto, se dirigió a recorrer lo que es quizás el segundo punto más conocido de la comarca. La ruta o duta de las Xanas. Las xanas, como perfectamente sabéis, son un ser mitológico norteño, o al menos asturiano,  mitad bruja, mitad no sé qué, que se comporta como una bruja algunos días del año, o algo así que no me acuerdo. La ruta finalmente no la completamos íntegramente, pues no era cuestión de volver a Madrid muy tarde, pero el día volvío a ser muy bueno, ya un pelín caluroso. Esta Ruta de las Xanas recorre un estrecho barranco y se encuentra  muy bien acondicionada. Lo curioso es que está llena de pasamanos, por seguridad, y eso que el camino tiene una anchura notable, fácilmente de metro y medio. 

Esto es todo. El que quiera, que añada más cosas.

BENDICIONES Y BUENAS NOCHES
(Sandro Rey)

Chuso acaba de descubrir un oso atropellado

La gran velocidad hace que el pelotón se estire

No nos dejemos llevar por las apariencias. La tensión se mascaba.

Marta saluda a la cámara.

Vale, vale, que ya te hemos visto, pesadita...

Pringado en primer plano.

Cuñao y amigo.

Prueba definitiva de que estuvimos en la senda del Oso.

Dos estilos muy diferentes de vestir.

Osos encerrados.

Duta de las Xanas ( si no se cura hoy, se curará mañana).



 

viernes, 1 de junio de 2012

Por el Macizo de Peñalara: la Senda del Batallón Alpino, la Peña Citores y la Majada Hambrienta (26 de mayo de 2012)

El día nos sorprendió. Hacía bastante fresco al salir de casa y pronto me tuve que parar para sacar de la mochila el forro polar, pues en camiseta me estaba quedando frío.
Nos reunimos en el puerto del Paular o de los Cotos (1830 m.) y después de tomar el consabido café con tostadas en la terraza de Venta Marcelino nos pusimos en marcha.

Por detrás del chalé del Club Alpino, remontando unos escalones hechos con antiguos travesaños de tren, sale la senda por la que vamos a dirigirnos a Peña Citores y que llaman del Batallón Alpino, nombre que nos retrotrae a los duros tiempos de la Guerra Civil. Al parecer, los milicianos republicanos utilizaron a diario esta senda para abastecer las trincheras y posiciones que mantenían en Peña Citores, Dos Hermanas y Peñalara

La senda, bien pisada y marcada con círculos amarillos en los troncos de los pinos, es la que sale a mano izquierda en la bifurcación que se presenta inmediatamente; la de la derecha se dirige hacia el refugio Zabala. Ascendemos por un pinar bastante tupido, gozando del frescor matutino.


El pinar va poco a poco clareando y cediendo el paso a los piornos. Divisamos ya desde aquí los primeros neveros, que aún se mantienen en algunas hondonadas que hace el terreno.



Alcanzamos la fuente de los Pájaros, que se encuentra en un suave collado que enlaza Peña Citores con las Dos Hermanas. Hay un numeroso grupo de gente en este lugar, tomando un bocado y refrescándose. Exactamente lo mismo que vamos a hacer nosotros.


Fuente de los Pájaros


Seguimos hasta Peña Citores, dejando a nuestra izquierda un conjunto de trincheras y parapetos que todavía subsiste desde la guerra. 

Trincheras

Alcanzamos Peña Citores (2.183 m.), un espolón situado al oeste de la gran mole formada por las Dos Hermanas y Peñalara. Enormes vistas, como es de suponer.



Para hoy sábado y para mañana domingo se ha programado la acción Montañas en Red 2012, impulsada por la asociación Red Montañas, un acto reivindicativo para concienciarnos de la necesidad de proteger más y mejor nuestras montañas. Se trata de que cualquiera que ascienda a una cima en uno de estos dos días se haga una fotografía con la pancarta diseñada a tal efecto y después la suba a la web de Red Montañas.






Después de una larga sesión de fotos en la cumbre de Peña Citores, con y sin pancartas, volvemos al collado y comenzamos a bajar hacia el arroyo de Dos Hermanas.


Encontramos una senda con hitos que desciende junto al arroyo, sorteando piornos y cervunales. Frente a nosotros se extiende la amplia planicie segoviana. Ancha es Castilla.




La senda termina por alejarse del arroyo, internándose en el pinar. Bajamos mucho y cortamos al fin una pista que seguimos a la derecha, cruzando enseguida el arroyo de las Quebradas.

Arroyo de las Quebradas

Seguimos por esta antigua pista, probablemente usada para la explotación y vigilancia del pinar, virando a la derecha en una bifurcación. Dejamos a nuestra izquierda la fuente del Tío Levita, que no figura en el mapa a escala 1:25.000 de la Tienda Verde. Mas tarde, en una especie de cuatro caminos, giramos a la derecha para ascender en dirección a la Majada Hambrienta.


Cuando estamos saliendo del pinar aparece ante nuestros ojos el chozo de la Majada Hambrienta (1.776 m.), del cual no tenía noción, un pequeño refugio que en un momento dado te hace un apaño si en invierno te encuentras en dificultades.



Continuamos ascendiendo por senda apenas visible y en algunos puntos encharcada por los numerosos manantiales y arroyos, rebosantes de agua en esta estación. La senda se pierde a veces, pese a estar marcada con hitos. Es este un tramo muy bonito, salpicado de pinos, brezos y cervunales.




Llegamos al chozo Aránguez (1.889 m.), un antiguo chozo pastoril rehabilitado como refugio. Un vistazo al interior nos revela que recientemente ha pasado gente por aquí. Han dejado dos culines de vino en sendas botellas, un sobrecito para el mal olor de pies, una botella de camping vacía, algunos sobres de comida empezados, etc. No quiero seguir enumerando las cosas inútiles que veo. De todas formas, el refugio está formidable para pasar alguna noche en invierno.



Es este un apartado rincón de nuestra sierra, con una hermosa panorámica de La Granja y Segovia. La Majada Hambrienta, sin apenas nieve, se muestra espectacular, pero conviene recordar que se trata de un paraje peligroso en invierno, del que hemos oído bastantes desgracias. En invierno se han producido aquí varios accidentes.


La comida la hacemos en el exterior, a pleno sol. Algunos nos abrigamos, más por el sol, que pica, que por el fresco. Hubo la consabida siesta (en este momento no sé qué pensaría Teo de nosotros).



Arrancamos a duras penas, con la intención de subir hacia el collado situado entre las Dos Hermanas. Como no vemos hitos, tiramos por enmedio, a la buena de Dios.





Bastante más arriba salimos a un sendero que está perfectamente balizado con hitos. La casualidad quiere que nos encontremos aquí con Óscar, que nos conoce, pues hace años coincidió en varias rutas con algunos de nosotros. Nos informa de que esta senda es la que está marcada en los mapas y desde este momento la seguiremos hasta Dos Hermanas.



Cruzando un nevero 

 Peña Citores detrás de nosotros

Una vez en el cordal, no hay mucho ánimo de subir a Peñalara. Son las cinco y media pasadas y decidimos tirar hacia Cotos en busca de nuestro premio. Cuál es nuestra sorpresa al comprobar que el establecimiento de Venta Marcelino está chapado. Solo nos queda la opción de acercarnos al puerto de Navacerrada, en donde nos tomamos nuestras bien ganadas cervecitas.






Aunque parezca mentira, es la primera vez que hago esta senda, la del Batallón Alpino, y mira que llevo años pateando la sierra de Guadarrama. Ahora me entero de que existe una senda llamada así. Creía que todas las sendas que salían de Cotos habían sido cerradas y solo habían dejado la fea pista de subida a Peñalara. Sí Señor, todo un descubrimiento. Desde este momento se acabaron para mí las subidas a Peñalara por la vía aburrida.

El Batallón Alpino
Fue creado en agosto de 1936 por el Partido Comunista, con objeto de mantener las posiciones republicanas en las cumbres de Guadarrama, controlar desde ellas los movimientos de las tropas franquistas, acantonadas en La Granja y otros pueblos de la vertiente segoviana de la sierra, y de esta forma asegurar la defensa de la ciudad de Madrid, leal a la República.
Estaba formado por voluntarios de convicciones republicanas. Por un lado, jóvenes deportistas, montañeros y esquiadores, que pertenecían a las principales sociedades alpinas madrileñas (el Club Alpino Español, la Sociedad de Alpinismo Peñalara o la Sociedad Deportiva Excursionista) y simpatizaban con la Institución Libre de Enseñanza y con el ideario de Giner de los Ríos, su fundador; por otro, habitantes de los pueblos de Rascafría, Lozoya, Navacerrada o Valsaín, que poseían un gran conocimiento de la sierra.
Llegó el batallón a contar con siete compañías y alrededor de un millar de hombres. El mando y las dependencias se establecieron en el Hotel Victoria, situado junto a la estación de ferrocarril del puerto de Navacerrada, donde los hombres que se alistaban eran adiestrados en la práctica del esquí y recibían una rápida y básica instrucción que los preparaba para la guerra de alta montaña.
Vestidos con uniformes rusos de esquiador, equipados con tablas de esquí y armados con fusiles y ametralladoras, los soldados del batallón tenían por misión guardar las posiciones republicanas en las alturas de la sierra desde septiembre hasta mayo, siendo a partir de entonces sustituidos por tropas convencionales. Apostados en las cumbres y preparados para desplazarse con destreza sobre sus esquíes, cubrían un frente de casi 50 km., que se extendía desde la peña del Cuervo, próxima al puerto de Guadarrama, hasta Peñalacabra, a poniente del puerto de Navafría, incluyendo los puertos de la Fuenfría, Navacerrada y Cotos. Entretanto las tropas nacionales controlaban el Alto del León y los pasos de Navafría y Somosierra.
No hubo mucha acción en este sector. El frente se mantuvo bastante tranquilo y prácticamente inalterado durante toda la guerra, salvo puntuales escaramuzas, como la dirigida en marzo de 1938 por los nacionales, que consiguieron ocupar las posiciones republicanas en los puertos del Reventón y de Malagosto.
Las condiciones climatológicas debieron resultar durísimas en el invierno, obligando a los milicianos a permanecer refugiados en precarios abrigos excavados en el suelo y enterrados bajo la nieve, mientras en el exterior las bajísimas temperaturas mataban de frío a los mulos.
Cartel de reclutamiento

Puerto de Navacerrada, enero de 1937

Julio Vías, en su libro Memorias del Guadarrama, dedica cinco páginas a hablar de las batallitas, y nunca mejor dicho, del Batallón Alpino.

Red Montañas
Es una asociación surgida en 2005 para la defensa y la conservación de las montañas, esas montañas nuestras que tanto nos dan. Organiza diversas acciones con vistas a sensibilizar a sensibilizar al conjunto de la sociedad de lo importante que es cuidar y proteger esos espacios tan frágiles que son las montañas.

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