martes, 23 de abril de 2024

De El Espinar al Mojón de las Tres Provincias y el Peñón de la Solana (20 de abril de 2024)

El Espinar es una población serrana que se asienta en el cruce de varias vías de trashumancia. Sus gentes han vivido tradicionalmente del esquileo de ovejas, la ganadería (tanto ovina como bovina), la caza y el aprovechamiento de la madera del bosque.



Después de un desayuno en el concurrido bar Rolar, en la plaza a la que da la iglesia, nos preparamos para iniciar esta ruta por la Sierra de Malagón, no sin antes pasar por la centenaria panadería Yagüe.



En los primeros kilómetros remontamos el cauce del arroyo del Boquerón, siguiendo una vía pecuaria, la Vereda de Santa Quiteria. En la cabecera del valle alcanzamos el Mojón de las Tres Provincias, donde se dan un abrazo las tierras de Segovia, Ávila y Madrid. 







A continuación, caminamos unos minutos en dirección ONO para acercarnos hasta un collado que nos permite contemplar la cabecera del valle en el que nace el río Voltoya y la cabaña de la Majada de los Lobos




Retrocedemos para iniciar la subida hasta el Peñón de la Solana (1775 m), cuya cumbre rodeamos, debido a que queda dentro de un recinto vallado. Luego bajamos al collado de las Lagunillas, donde buscamos unas rocas en las que sentarnos a comer. Solo unos metros por debajo está la fuente del Esportón, señalizada con un letrero. 






Después de comer, descendemos por el pinar, siguiendo una senda bien trazada, hasta desembocar en el Camino del Ingeniero, que tomamos hacia la izquierda. Muy cerca ya del final, pasamos junto a la Peña de la Casa (con fuente y refugio que utilizaban los ingenieros forestales), entrando a El Espinar por el parque municipal y la plaza de toros. 







Nos han salido casi 18,5 kilómetros, con 675 metros de desnivel, caminando en sentido contrario a las agujas del reloj. Toca un refrigerio en unos de los varios bares que hay en la Plaza de la Corredera.



Enlaces:

Track de la ruta en Wikiloc


viernes, 19 de abril de 2024

De las Dehesas de Cercedilla a la pradera de Majalasna y el Cerro Ventoso (13 de abril de 2024)

Hicimos en esta ocasión una ruta circular desde las Dehesas de Cercedilla, uno de esos rincones de nuestra sierra, que aunque muy conocidos, ofrece más posibilidades para la práctica del excursiomismo.

Tras el café en Casa Cirilo, nos movilizamos en busca de una senda señalizada con topos naranjas (Vereda de los Encuentros), que en zig-zag nos lleva hasta la Carretera de la República, un poco por debajo de la pradera de Navarrulaque. 


Vereda de los Encuentros


Refugio de Aurrulaque



Desde Navarrulaque tomamos una vereda de topos amarillos que asciende hasta la pradera de Majalasna y luego continúa por el tramo que se llama Senda de los Alevines hasta el collado Ventoso, un lugar propicio para comer y sestear, aunque a la sombra de los pinos hacía un poco de frío.



Siete Picos



Pradera de Majalasna y Segundo Pico


Pico de Majalasna



Collado Ventoso


A continuación, decidimos subir al Cerro Ventoso, que ofrece grandes vistas en todas las direcciones, y bajamos al puerto de la Fuenfría, donde es difícil no encontrar gente. Tomamos después la Senda del Infante (marcas blancas y rojas del GR-10) hasta alcanzar el collado de Marichiva



En el Cerro Ventoso


Fuente del Infante


Desde este collado bajamos hasta las Dehesas de Cercedilla por la Vereda del Poyal de la Garganta (topos rojos). Caminamos bajo un tupido y maduro pinar, pues no en vano estamos en el corazón del valle de la Fuenfría. El recorrido, realizado en sentido antihorario. sumó un total de 13,5 kilómetros de longitud, con 700 metros de desnivel.


Vereda del Poyal de la Garganta



En la Edad de Plata


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De El Escorial a Peralejo y las lagunas de Castrejón (6 de abril de 2024)

En esta ocasión nos fuimos a El Escorial para hacer una ruta circular, de perfil llano, siguiendo el sentido de las agujas del reloj. Las copiosas lluvias que nos trajo la Semana Santa arruinaron algunas procesiones, pero al campo le han sentado muy bien. A consecuencia de ello, tuvimos que caminar en varios tramos de la ruta por terreno encharcado. No fue problema. Es sabido que siempre nos ha gustado meternos en charcos. 

Al salir de El Escorial, caminamos durante más de un kilómetro por el arcén de la carretera de Valdemorillo. Luego cogimos un camino ancho de tierra, a tramos encharcado, que nos llevó hasta Peralejo, una pedanía que pertenece a El Escorial y que a Paco le trae recuerdos de su afición a la equitación.



Cantera abandonada




Iglesia de Peralejo


Desde Peralejo quisimos tomar un atajo para acortar un poco la longitud de la ruta respecto al track que teníamos. Fue un error porque nos encontramos de nuevo con terreno encharcado. Y esta vez fue un tramo largo. 



Más adelante, enlazamos con las marcas blancas y rojas del GR-10, que seguimos hasta las lagunas de Castrejón. En tiempos de la trashumancia hubo, junto a estas lagunas, un descansadero para el ganado. Se trata de cinco pequeñas láminas de agua, unas mayores, otras de menor extensión, que en verano se deben llegar a secar. Tenemos la fortuna de que ahora, en el arranque de la primavera, estén rebosantes de agua. Las recientes lluvias también han ayudado. Las ranas croan sin cesar y se avistan también algunos patos. A la orilla de una de las lagunas comimos.











Llegando casi a Pajares, el barrio de la estación de Zarzalejo, torcimos a la derecha para seguir otro camino ancho que se dirige de vuelta a El Escorial y que se conoce como la Calzada Romana. En algunos tramos del camino aún se aprecia el antiguo enlosado, que en realidad es medieval y no romano. De nuevo vienen los charcos, pero ya estamos curtidos.


Tramo de la Calzada Romana






Tras salvar las vías del tren por un paso elevado, se entra a El Escorial por el Puente Romano, otra construcción de origen medieval, que salva las aguas del río Aulencia. En total, 17 kilómetros y un poco más de 150 metros de desnivel.



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