En este plácido día de finales de octubre nos hemos desplazado hasta Peguerinos para hacer una interesante ruta circular, con punto de inicio en el Albergue Casa de la Cueva, en la que caminaremos en sentido horario.
Los primeros kilómetros discurrieron por terreno llano y poblado de pinos, entre los que deambulan los ávidos buscadores de setas. Enlazando el Camino de las Navacuelas con el Camino de Canto Herradero, nos situamos al pie de los riscos de Peñas Blancas, muy frecuentados por los escaladores.
Desde las Peñas Blancas se sigue un sendero horizontal que se dirige hasta el collado del Hornillo (1.637 m.) atravesando el pinar.
Ascendemos en dirección sureste por un camino que nos permite alcanzar el cordal que cierra hacia poniente el valle de Cuelgamuros. Enlazamos con el GR-10 (marcas blancas y rojas) en un punto intermedio entre el Cerro de la Salamanca y el Risco del Palanco.
Seguimos las marcas blancas y rojas hacia la derecha (en dirección sur). Caminamos de cara al sol durante un buen rato, lo que son las cosas, pasando junto al Risco del Palanco y el cerro de la Carrasqueta. Un poco antes de este último, junto a unos pinos en los que Parris se dejó las gafas hace unos meses, nos sentamos a comer.
Tras reanudar la marcha, tocaba disfrutar de las vistas de la Cruz del Valle de los Caídos y sin duda se disfrutó, haciendo abstracción de las connotaciones que rodean a este faraónico monumento.
A la altura del refugio de la Naranjera, que se halla en ruinas, abandonamos el trazado del GR-10 para descender de forma muy directa hasta el punto de partida.
En total, hemos caminado unos 16,5 kilómetros, con aproximadamente 700 metros de desnivel. En Peguerinos, nos sentaremos en una terraza de la plaza, a tomar unas bravas, unos torreznos y unos níscalos, todo bien regado, como es lógico.
Desde las Peñas Blancas se sigue un sendero horizontal que se dirige hasta el collado del Hornillo (1.637 m.) atravesando el pinar.
Ascendemos en dirección sureste por un camino que nos permite alcanzar el cordal que cierra hacia poniente el valle de Cuelgamuros. Enlazamos con el GR-10 (marcas blancas y rojas) en un punto intermedio entre el Cerro de la Salamanca y el Risco del Palanco.
Seguimos las marcas blancas y rojas hacia la derecha (en dirección sur). Caminamos de cara al sol durante un buen rato, lo que son las cosas, pasando junto al Risco del Palanco y el cerro de la Carrasqueta. Un poco antes de este último, junto a unos pinos en los que Parris se dejó las gafas hace unos meses, nos sentamos a comer.
Tras reanudar la marcha, tocaba disfrutar de las vistas de la Cruz del Valle de los Caídos y sin duda se disfrutó, haciendo abstracción de las connotaciones que rodean a este faraónico monumento.
A la altura del refugio de la Naranjera, que se halla en ruinas, abandonamos el trazado del GR-10 para descender de forma muy directa hasta el punto de partida.
En total, hemos caminado unos 16,5 kilómetros, con aproximadamente 700 metros de desnivel. En Peguerinos, nos sentaremos en una terraza de la plaza, a tomar unas bravas, unos torreznos y unos níscalos, todo bien regado, como es lógico.
Peñas Blancas
Refugio de la Naranjera