lunes, 30 de enero de 2012

Ruta por los alrededores del Pájaro en La Pedriza (domingo, 29 de enero de 2012)

Como ya sabéis cambiamos la ruta a las Cabezas por una suavecita por la Pedriza.
Quedamos a eso de las 9:00 en Canto Cochino,,, no te rías si lees esto, J. Manuel,,, nos fuimos de allí cuando empezaba a oler a pollo asado y nos costó horrores irnos.
La rutita que hicimos consistía en coger la autopista (PR-M2), dejarla en el cruce del arroyo de los Poyos, en dirección al collado de la Ventana y hacer una intrépida y emocionante incursión por los alrededores del Pájaro, zona que, como tantas de la Pedriza, no conocemos.

El risco del Pájaro

El Pájaro es el torreón que queda a la izquierda

La subidita se las trae y después de la senda de tierra, seguimos por la roca pura y dura, sin saber si podemos pasar o no. Efectivamente llegamos a la Torre de las Arañas Negras y tenemos que retroceder y coger otra variante que está algo señalizada por hitos. Transitamos por la zona que en el mapa llama de los Pinganillos, pasando junto al Pequeño Molondrio y el Cancho Buitrón.

Al pie de la Torre de las Arañas Negras

Aparecemos por una zona despejada. Aquí tenemos dos opciones, la que parece más fácil o la difícil,,, nos ha resultado divertido por la parte difícil y no queremos dejar de investigar un lugar que no conocemos. El terreno se abre ante nosotros y vemos paredes con chapas de escalada,,, no somos los únicos que han pasado por allí, qué desilusión.

La Maliciosa

Clase de sevillanas

Después de marcarnos una sevillana con la futura boliviana encontramos un sitio estupendo cerca del Gran Molondrio para comer. No faltan ni vino (las culpas a Maite) ni orujito. Sí, lo sé, J.M., venimos al campo a comer, sí.

Levantándonos después de comer

Foto de grupo, con el Gran Molondrio, semitapado, a la derecha

No hay siesta y seguimos pasando por la Bola de Navajuelos y llegamos al PR-M1, que tomamos en dirección al collado de la Dehesilla.

Por la pradera de Navajuelos

Este tramo que va desde la Pared de Santillana al collado me sigue dejando sin palabras, me encanta este lugar, con sus subidas, bajadas, cuerpo a tierra entre entre rocas, lo dicho, ¡¡me encanta!!

Después de una bajadita

Estamos ya cerca del collado de la Dehesilla

Al buitre leonado también le gusta La Pedriza  
El resto del camino ya lo conocéis de sobra,,, pasamos por el Tolmo, el refugio Giner, otra vez la autopista y el punto de encuentro en el bareto.

En el collado de la Dehesilla

El Tolmo

Refugio Giner

En realidad la Pedriza no defrauda nunca, da igual las veces que vayas, siempre sales muy con buen sabor de boca

domingo, 22 de enero de 2012

Al pico de Majalasna desde Camorritos (21 de enero de 2012)

Iniciamos esta ruta en el apeadero de tren de Camorritos. Los trenes que suben desde Cercedilla al puerto de Navacerrada no paran ya aquí, por lo visto. Pasan de largo.

Tras aparcar los coches, nos prepararnos, como de costumbre, para ponernos en marcha.
Los vagos, como yo, no acostumbramos a hacer estiramientos. Y esta vez tampoco, para variar. Habría que tomar ejemplo de Plo o Marisol.

La idea es subir a los Siete Picos y recorrerlos todos ellos. Pero luego habrá que acortar la ruta por diversas circunstancias, entre ellas, el empeoramiento del tiempo. Al final la cosa se quedará en una subida al Majalasna, que no es sino el primero de los Siete Picos, cosa que bastantes senderistas ignoran.

El Camino de las Encinillas arranca aquí mismo. Una señal no deja lugar a dudas. No hacen falta ni mapa, ni descripciones, ni el sofisticado GPS. Aún así, siempre habrá quien no repare en ella y pase de largo.

¿Será por aquí?

Las marcas blancas y rojas del GR-10 nos conducen por el interior del pinar hasta salir a la pradera de Navarrulaque. Hacemos allí una pausa, momento que aprovecha José Antonio para hacernos una foto de esas panorámicas, con su cámara que gira los 360 grados.

Maite rodeada de pibes por todas partes

A partir de aquí tomamos un viejo camino, balizado como PR (marcas blancas y amarillas), que nos sube a la pradera de Majalasna. La señalización es antigua y el sendero se pierde un tanto por momentos, pero el paisaje es Guadarrama en estado puro. Los pinos silvestres, con su tronco descortezado de color anaranjado, la vista del valle de la Fuenfría y las cumbres que lo rodean, los bolos de granito. Queremos reivindicar este viejo sendero desde nuestro modesto blog.

Se ve la Peñota

Ahora se ven los montes del Escorial

El grupo asciende compacto

Al llegar a la pradera de Majalasna, decidimos ascender al pico homónimo (1.938 m.). En estos momentos aún se mantenía la idea inicial de recorrer todos los Siete Picos.

El pinar cubre casi por completo el valle de la Fuenfría

En el pico de Majalasna, con el Segundo Pico detrás nuestro

El viento sopla con violencia aquí arriba. A partir de ahora, el tiempo va a cambiar súbitamente. El viento del norte trae nubes que van rápidamente cubriendo las cumbres y poco a poco se echa la niebla.

 Empiezan a entrar nubes

Nos llaman la atención los pinos retorcidos por el viento

A partir de aquí seguimos hacia el collado Ventoso por la senda de los Alevines, marcada con círculos amarillos pintados en los troncos de los pinos. La senda, que hace un flanqueo al pie del Segundo Pico, se vuelve resbaladiza. Hay nieve, no mucha, pero está muy pisada y algo helada, y además hay que ir sorteando las rocas. Todo ello que exige una mínima precaución. Un grupo con varios críos avanza con cierta dificultad.

Jorge y yo adelantamos al grupo y tomamos la delantera. Pasamos junto a la fuente de la Navazuela o de los Alevines y cinco minutos después nos plantamos en el collado Ventoso.
En unos minutos, y antes de que llegue el resto, surgen de entre los pinos y la niebla dos curtidas montañeras. Han subido hasta aquí desde Las Dehesas.

Dos curtidas montañeras

Echamos de menos a Rayo. Maite nos informa de que lo han perdido en el tramo final de la subida.
Llegan al rato otros excursionistas que han visto un perro, que debe ser Rayo, en la fuente que hay junto a la carretera de la República.
Maite, Marisol, José Antonio y yo bajamos hasta la fuente. Tras un rato de espera y de interrogar a los excursionistas y ciclistas que pasan por allí, Rayo aparece por fin. Viene acompañando a una chica extranjera que trae otro perro.

El desaparecido apareció

Volvemos a subir al collado Ventoso para comer allí con los demás. El frío y el viento arrecian. El té y el orujo de hierbas se agradecen.
Se ha hecho tarde entre unas cosas y otras. El tiempo tampoco acompaña. Tras debatir qué hacer, se decide iniciar la vuelta a Camorritos por el itinerario más corto.

Bajamos de nuevo a la carretera de la República y la tomamos hacia la izquierda hasta llegar de nuevo a la pradera de Navarrulaque, donde sesteamos un rato. Hay qué ver cómo ha cambiado el tiempo por aquí abajo. Incluso luce el sol.

Rayo marcha ahora bien atado

Bajando de nuevo, pero ahora todos

Josete contando algún chascarrillo

Sesteando

Desde aquí bajamos a Camorritos. El broche lo ponemos en Cercedilla, en el bar Longinos, que ha cambiado de nombre. Ha pasado a llamarse El Aribel. El hotel sí que sigue llamándose Longinos. Qué cosas. Ganas de liarnos.






lunes, 16 de enero de 2012

Subida al Tres Provincias o Cebollera Vieja desde el puerto del Cardoso (14 de enero de 2012)

La ruta propuesta consistía en salir del puerto del Cardoso (1.358 m.) y coronar el pico Tres Provincias (2.129 m.), también llamado Cebollera Vieja.


El día despertó mejor de lo que esperaba, claro, sin nubes y con algo de niebla en zonas bajas, como ya vimos desde la carretera.
La subida empieza por una pista en dirección a un pinar que pensaba cruzar por en medio, aunque tal opción quedo descartada por lo cerrado que se veía.

Vista del Santuy

Dos mujeres que pisan firme

Al fondo, la Sierra de la Cabrera y el Mondalindo

Grandes espacios, montañas suaves
Dimos un pequeño rodeo siguiendo la pista por su vertiente este para bordear el pinar por el oeste y continuar por una zona totalmente despejada hasta alcanzar el collado de la Fuente (1.664 m) y después el del Mosquito (1.838 m.). Estamos en la denominada Sierra de la Cebollera.

Este de la gorra va como una bala

Nos  falta la última parte del desnivel hasta llegar finalmente a la cima del Tres Provincias.
Una decena de personas había en la cumbre y, por lo que pudimos averiguar, venían del pueblo de Somosierra.
Con el día casi despejado, un vientecillo molesto y una temperatura baja, nos dimos el festín, remojado con vinito, orujo y pacharán.

Junto al pedrusco que hay en la cumbre

Un frío intenso nos obliga a levantarnos
Sin demorarnos mucho, nos fuimos por pies cuando la temperatura bajó bastante. Y es que la sensación térmica era más cruda aún.

Para abajo

Nos dirigimos por el cordal hacia el pico del Lobo, por la parte segoviana del muro, y a los pies del Reajo del Puerto, cogimos el GR-88 que va por una loma maravillosa que deja a un lado el río Horcajo (que más abajo se une al Jarama) y a otro el río Ermito. Precisamente donde se juntan ambos, fuimos a salir a la pista, casi de noche. Ya sin ningún temor de despistarnos, continuamos hasta la entrada del Hayedo de Montejo, donde habíamos dejado un coche.

Bajando por la loma, con vistas del Cerrón


Formaciones de cuarzo
  
Descendiendo por el GR-88, con Peña La Cabra al fondo
La tarde se va templando
 
La bajada es cómoda y suave

La penúltima parada

Preciosa luz de invierno

Empezamos a eso de las 10:20 y terminamos sobre las 19:20.
La rúbrica a la ruta y al estupendo día la hicimos en el bar de Prádena del Rincón, con una bebida tonificadora y refrescante.

Enlaces:
Un análisis paisajístico de la ruta 

martes, 10 de enero de 2012

Nochevieja de 2011 en Santa María de las Hoyas

Esta vez elegimos Santa María de las Hoyas para pasar la Nochevieja, un pequeño pueblo soriano próximo al Cañón del Río Lobos.

En el pueblo hay un albergue en el que algunos ya habíamos estado hacía tres años con las bicis.

Saliendo del albergue un día cualquiera

El albergue estaba un poco frío al llegar, pero entre la chimenea, la calefacción y otras cosas que sería innecesario mencionar, el ambiente iría progresivamente caldeándose.

El salón, preparado para recibir a sus huéspedes

El sitio es el idóneo para culminar por fin todos esos sueños largamente anhelados. ¡Que nos quiten lo bailao!


Las fotos escabrosas las omitimos por una lógica cuestión de privacidad y también para no herir la sensibilidad de nadie.


Al pico Campiña y las lagunas de Neila

El día de Nochevieja decidimos acercarnos a la sierra de Neila para hacer la consabida ruta de cierre del año.
De camino paramos en San Leonardo de Yagüe para comprar pan y tomar un café. Se daría la circunstancia de que en este pueblo caería el Gordo del Niño a la semana siguiente, pero lamentablemente ninguno pillamos un pellizco, al menos que se sepa.

Dejamos los coches en el puerto del Collado (1.404 m.) para desde ahí ascender a la máxima altura de la sierra de Neila, el pico Campiña (2.049 m.). La vuelta la realizaríamos pasando por las lagunas de Neila, que estaban heladas, cosa por otro lado habitual en esta época. Lo que nos sorprendió fue la práctica ausencia de nieve.
Casi no encontramos a nadie durante la ruta. Que yo recuerde, nos cruzamos únicamente con dos chicos, ya por la tarde.
Terminamos la ruta de noche, pero como los últimos kilómetros de bajada los hicimos por carretera con casi nulo tráfico, íbamos la mar de tranquilos.

A continuación, una pequeña selección de fotos de la ruta:

Parada en el cortafuegos

En pleno esfuerzo

Maite, dándole la espalda a la muela del Urbión

Una reducida foto de cumbre en el pico Campiña

La Laguna Negra, al fondo, y la Larga, en primer plano, cubiertas por el hielo

La Negra y, al fondo, el pico San Lorenzo

La Negra en primer plano y la Larga detrás

Esta se nos quiere despeñar

Esta otra va a echar a volar

Este le tiene miedo al vacío

El clásico tío dándole al palito

El pico San Lorenzo


Plan extremo en el Urbión

Hubo dos tipos duros que decidieron hacer plan por su cuenta.
Se fueron hasta la sierra de Urbión y vivaquearon entre los pinos. Eso son dos tipos con un buen par de pelotas.
A la mañana siguiente, día de Nochevieja, subieron al pico de Urbión (2.229 m.) y, no contentos con ello, se acercaron después al risco Zurraquín (2.105 m.). Dos tipos duros de pelar, no cabe duda. Cuentan que la Laguna Negra de Urbión no estaba helada del todo.
No obstante, hay que decir que visto su plan extremo, no se les apuntó ninguna chavala y eso, se mire como se mire, es un ful de Estambul. Todas las chavalas se vinieron a la ruta de Neila.

Los dos duros en el Urbión

El Urbión visto desde el Zurraquín


Nochevieja y las uvas

Y llegó la Gran Noche. Al llegar al refugio hubo que ponerse manos a la obra. Había que dar el do de pecho.
Aunque andamos sumidos en una profunda crisis, en la mesa no se notó mucho. Hacer una relación de todo lo que había resultaría muy extenso, por lo que nos limitaremos a una mínima parte.
A destacar, sin duda, los pimientos rellenos de calamares en su tinta de Bea, unos curiosos pinchos en forma de rollitos rellenos de salmón y con bolitas de caviar, también de Bea, y una especie de tiramisú, nuevamente de Bea, pero con compota de manzana en lugar de café. Hay que reconocer que Bea se lo curró de lujo.
No puedo por menos de mencionar la carne de ternera en salsa que trajo Alicia.
Tampoco se pueden pasar por alto las gambas al ajillo de Marisol, con una buena dosis de guindilla.
Plo nos deleitó con unos riquííííísimos canapés de mojama y tomate, aunque, todo hay que decirlo, no se terminarían hasta la mañana siguiente, con el desayuno.
El pisto de Inés, siempre exitoso, quedó esta vez algo eclipsado entre tanta cosa. Fue más que nada un problema de cantidad.
También había unos canapés de nosequé, hechos, según alguien dijo, "sin amor".
En cuanto a los chicos, hay que decir que no nos esmeramos especialmente en la cocina. Casi no intervinimos en el reparto de la película.

Una larga y exquisita barra

Después de tan pantagruélica cena vino lo habitual, lo de siempre. Hay que reconocer que la Nochevieja no es precisamente la noche más original del año. Un poquito de radio, un poquito de tele, que si la Uno, que si Telecinco, que si Antena 3, que si José Mota, que si cambia de canal, que si pon alguna emisora de radio con música, etc. Todo muy previsible.
Tras las doce campanadas (este año no hubo cuartos porque se los llevó Urdangarín), las habituales rondas de besos y abrazos. Y vuelta a la tele y la radio. Y también había que mover el esqueleto para acabar de pasar la mojama y el tiramisú.
A todo esto, Rayo y Jimena, los más cuerdos, asistían atónitos a este teatro del absurdo. Definitivamente los humanos somos los seres más raros de la creación.
Sobre la una y media algunos decidimos que ya teníamos suficiente. Los más pertinaces decidieron acercarse a un bar del pueblo que estaba abierto para continuar allí la velada. Pero tampoco duraron mucho. Alegan que estaba todo bastante muerto. Lo cierto es que estamos todos para el arrastre.


Cañón del Río Lobos

Día de Año Nuevo. Me levanto fresco como una lechuga. Ni asomo de resaca. Es lo bueno de haber dejado la coca y de llevar por fin una vida sana.
Llega el momento de recoger todos los bártulos y dejar libre el albergue. Como una colmena de laboriosas abejas nos ponemos todos manos a la obra. Sin escaqueos.
Damos un corto paseo por el Cañón del Río Lobos, al que entramos desde Ucero. El modesto objetivo es llegarnos hasta la ermita templaria de San Bartolomé, que en la zona conocen abreviadamente como San Bartolo. Es el momento propicio para sacarnos unas fotos de grupo que sirvan de recuerdo del fin de año que hemos pasado juntos. La gente se muestra fresca, lozana, radiante, sin ojeras. No cabe duda de que hemos entrado en el nuevo año con buen pie. Que nos dure. Y que no pase, como en el chiste del bar, eso de "que venga alguien y lo joda".
Tras un poco de picoteo junto a los coches, los hay que se vuelven ya a Madrid. Cinco afortunados podemos permitirnos el lujo de quedarnos un poco más por la zona. Hemos pensado tirar para el Moncayo. Pero antes de ello tenemos que arreglárnoslas para caber los cinco en el coche. Después de algunas intentonas y de remover de aquí para allá el maletero, lo conseguimos.

De piedra en piedra

Ermita de San Bartolomé

Dentro de la Cueva Grande

Desde la entrada a la Cueva Grande

Solo chicas

Más chicas

Y más chicas

Ahora una de chorbos

Pibitas, chorbos y chuchos, todos mezclados


Rumbo al Moncayo

Los afortunados nos digimos a Beratón, pueblo situado en la vertiente soriana del Moncayo y posiblemente uno de los más altos de toda la provincia, pues se encuentra casi a 1.400 metros de altura. Pueblo fantasma. Muchas casas, algunas ya derruidas, pero pocos habitantes, solo once en invierno.
Nos dan la llave del refugio que hay en el mismo pueblo. El alojamiento colma nuestras expectativas. Pasaremos allí dos noches.
La segunda de las noches acabó a ritmo discotequero. Los disc-jockeys se turnaban frenéticamente para pinchar los temas almacenados en sus móviles. La incombustible pareja Maite-Marisol no paraba de deslizarse por la pista de baile, pero por desgracia no tenemos foto para verlas en acción. Bea demostró tener una voz bien templada, amén de una memoria prodigiosa para recordar las letras de las canciones. Seche y el menda sacamos lo mejor o lo peor de nosotros mismos, según se mire, cuando en contadas ocasiones nos atrevimos a saltar a la pista.

Beratón

Interior del refugio

Aunque no lo parezca, el menda interpreta, a su manera,
el "Como yo te amo" de Raphael

Los mendas clausuran el concierto con el ya clásico
"Moriré con las botas puestas"


Intentona fallida al Moncayo

El tiempo no acompañó. Ya lo intuimos al levantarnos. El viento soplaba con fuerza, incluso en el mismo pueblo. Conque más arriba... El día salió nublado y con niebla, pero eso era lo de menos, porque luego fue despejando. Pero el viento no paraba. Al alcanzar el cordal se hizo insoportable. Mal día para subir al Moncayo.
Hicimos una ruta circular saliendo desde el pueblo por la pista que pasa junto al cementerio, subiendo hasta el collado de los Almudejos. Allí enlazamos con el GR-90.1 y continuamos hasta el refugio de la Majada Baja. El descenso al pueblo lo hicimos desde el collado del Muerto, atravesamos un robledal y entramos a Beratón por el camino, balizado como PR, que desemboca en la fuente techada.
Una vez concluida la ruta nos subimos hasta el cerro de San Roque, en el que se conservan las ruinas de un pequeño castro.

Refugio de la Majada Baja

El horno no estaba para bollos

Arbustos vestidos de blanco

Por la tarde salíó incluso el sol

La fuente techada

En el cerro de San Roque


La Fuentona

De vuelta a casa, dimos un corto paseo hasta el bonito manantial de La Fuentona, un ojo de mar próximo a Calatañazor en el que nace el río Abión. Aunque Maite nos dijo inicialmente que no lo conocía, luego resultó que sí que había estado allí una vez.

La Fuentona

La Fuentona

Un petirrojo

Antiguo palomar de Calatañazor, rehabilitado
y reconvertido en restaurante