lunes, 7 de mayo de 2012

Subida al Reajo Alto por el arroyo de los Tejos (6 de mayo de 2012)

Los participantes en esta ruta nos juntamos en Lozoya, desde donde el cordal por el que íbamos a ir se veía totalmente cubierto y con una pinta muy fea. Cuando llegó el último, estábamos dando buena cuenta de sendos pinchos de tortilla con un cafetito, y es que no pudimos resistirnos con la cara que tenía de recién hecha.
Pasado el puerto de Navafría y sin llegar al pueblo del mismo nombre, tomamos una carreterita que nos hace virar sobre nuestros pasos o ruedas, pasando junto a la presa del río Ceguilla. Al toparnos con una barrera que corta la carretera, comprendemos que hemos llegado al punto de inicio de nuestra ruta. Estamos junto a una piscifactoría abandonada y al río de las Pozas (1.300 mts. + o -). Un cartel nos recuerda que nos hemos adentrado en el término municipal de Aldealengua de Pedraza.
Seguimos la pista y en seguida nos encontramos con una bifurcación allí donde termina el asfalto, debiendo torcer a la izquierda.


Pronto pasamos junto a un refugio cutrecillo que está bastante sucio por dentro. Habría que darle a la escoba y no parar.

Refugio de las Majarganillas

Al rebasar la siguiente curva llegamos a lo que se conoce como el aula de la naturaleza y el campamento de Las Majarganillas, un sitio que tiene una pinta de abandono total. El edificio del aula de la naturaleza está cerrado a cal y canto. En sus proximidades hay dos áreas techadas: una con mesas, bancos y barbacoas; la otra tiene servicios y duchas, pero los sanitarios de loza están completamente destrozados.

Aula de la Naturaleza Las Majarganillas

Reanudamos la marcha, esta vez paralelos al arroyo de los Tejos, hasta dar con una bifurcacion  que no viene en los mapas, aunque sí en el de Jorge, que la tiene marcada a bolígrafo. Está hecho un lince este hombre.
Pinos silvestres y gente asilvestrada

Tras andar unos minutos por este nuevo ramal, tiramos monte arriba al estilo Sendas, sin encontrar ninguna señal que nos indique una subida marcada. Tranquilamente y echándole paciencia, vamos ascendiendo junto a una cerca de espino hasta llegar a una roca que nos ofrece buenas vistas del valle y del pico del Nevero. Hay allí un sencillo y diminuto chozo prefabricado, hecho para pigmeos o bosquimanos, que llama la atención de algunos.

El chozo prefabricado

Seguimos remontando la ladera junto a la alambrada, buscando el paso más despejado. Hay momentos en que damos vista al horizonte segoviano, divisándose Navafría, la presa del río Ceguilla y otros pueblos.

La llanura segoviana

Vistas del pico del Nevero

Pisamos finalmente las primeras nieves y nos encaramamos a la extensísima planicie que nos conducirá a la cima. Por momentos el paisaje nos recuerda al de la Mesa de Cebollera, entre las provincias de La Rioja y de Soria. Sorteando los piornos alcanzamos el vértice del Reajo Alto (2.100 m.).

En la cumbre del Reajo Alto

Nuestros temores se disipan, pues el tiempo ha ido mejorando y el panorama es espléndido. Aunque empezamos picando algo, terminamos por hacer la comida principal.



Proseguimos nuestra marcha bastante abrigados, pues el aire que corre por aquí es bastante frio.

Reanudamos nuestra marcha

Estamos en el cordal que nos llevará al puerto de Navafría, que además es el límite provincial entre Madrid y Segovia. Recorremos la cuerda por una pista de tierra que sucesivamente pasa por las cumbres del Reajo Capón (2.092 m.) y de El Reventón (1.898 m.). Aunque pisamos algunas manchas de nieve, no hay tanta como pensábamos y la tierra tampoco está encharcada, por lo que nuestra marcha es ligera.


Un senderista en zapatillas

Ya en el puerto de Navafría (1.773 m.), cogemos una pista que, según el mapa, es la misma que tomamos al inicio de la ruta, y pasamos por los parajes de Los Hoscos y de El Hornillo. Estamos en pleno mar de pinos de Navafría. Hablamos de pinos silvestres, por supuesto. En algunas laderas los pinos aparecen bastante clareados, mientras en otras se mantienen muy cerrados. Hay incluso una zona en la que buena parte de los pinos aparecen talados y derribados a la espera de ser sacados. Se trata de talas controladas que los ingenieros forestales diseñan conforme al plan de ordenación del monte. De la mano de José Vicente aprendemos algunos de los entresijos de la gestión forestal de los montes.

Tala controlada
Nos aproximamos a uno de los objetivos del día. Queremos acercarnos a una zona en la que se conservan bastantes tejos. Son árboles relictos, que pertenecen a la familia de las coníferas y nos retrotraen a tiempos pretéritos en los que el clima era más frío y más húmedo por estos lares. Es una sorpresa no contar en esta ruta con Santi, un experto en tejos, probablemente una de las personas que más sabe de este árbol en nuestro país. Y un gran imitador del tejo, facultad muy poco común.

Hemos convenido en que el que divise el primer tejo será convidado a una cerveza al acabar la ruta. Y el elegido será Jorge, que está hecho un lince o un águila.

Son tejos de escasa talla los que encontramos por aquí. Aparecen dispersos por entre el pinar, casi desapercibidos entre los espigados y mucho más altos pinos, aunque su follaje algo más oscuro los delata. Sus hojas o acículas se disponen en dos hileras opuestas a lo largo de las ramas.

Senderista y tejo

Hojas de tejo

Un poco antes de cruzar el arroyo de los Tejos, nos encontramos con la mayor concentración de tejos. A ambos lados de la pista, desparramados ladera arriba y ladera abajo, se divisan docenas de ejemplares. Aquí se distinguen algo mejor, gracias a que el pinar aparece algo aclarado. Dejamos una ristra de fotos en la que se aprecian los chiquititos tejos a los pies de los gigantescos pinos.

Una de tejos

Dos de tejos
Tres de tejos
La pista nos devuelve a pronto nuestros vehículos y de vuelta hacemos una parada en Lozoya para rematar el día con una cervecita, nuestro merecido premio. Al igual que la mañana, el sitio elegido es el bar Fernando, que terminará por convertirse en un clásico.

Y una solo de pinos como despedida

A destacar que uno de los componentes del grupo vino, por despistado, sin botas y se chupó toda la ruta en zapatillas. Eso sí, el muy jod**o no se olvidó la bota de vino, o sea, que vino sin botas, pero al menos vino y además vino con vino.
Los Reajos
Son un conjunto de cumbres alomadas o redondeadas que superan los dos mil metros y que apenas destacan sobre el relieve circundante.
Se encuentran al noreste del puerto de Navafría, siguiendo el cordal de los Montes Carpetanos.
Se denominan Reajo Alto (2.100 m.), Reajo Bajo (2.040 m.) y Reajo Capón (2.092 m.).
Junto con el Lomo Gordo (2.075 m.), forman una extensa planicie o meseta cimera que tiene varios kilómetros de punta a punta.

Significado del término reajo o regajo
Este topónimo, o más bien hidrónimo por su vinculación con el agua, hace referencia a un arroyo muy pequeño o regato y también a un charco formado por un pequeño arroyo, a una zona encharcada o a una zona encharcadiza, atravesada por hilos de agua que forman charcos al extravasarse o salirse de madre. Esta segunda acepción se corresponde bastante bien con lo que vimos en esta ruta, pues alrededor del Reajo Alto había varias zonas llanas que se encontraban encharcadas en esta época del año, que tuvimos que rodear o que atravesamos a saltitos para no hundirnos en ellas.
En los Reajos ya comentados nacen dos arroyos que descienden hacia el valle del Lozoya y se denominan arroyo de Reajo Hondo y arroyo de Reajo Sastre.
En el monte de Navafría encontramos los topónimos de Regajo Hondo, Regajoniesto y Las Regajeras.
Al este de la cumbre principal del Mondalindo, siguiendo el cordal, tenemos otro alto que se llama El Reajo, a cuyos pies se ubica el manantial de Reajo del Álamo.
En el cordal que va del Tres Provincias al pico del Lobo se encuentra, junto al GR-88, el Reajo o Regajo del Puerto.
En Gredos, al norte del puerto de Candeleda, tenemos la vaguada de Regajos Llanos, que desciende hacia Prao Puerto. 
El Regajo del Pez es un arroyo que nace en el collado del Piornal, al noroeste de la Maliciosa, y que desciende hasta el fondo del valle de la Barranca.

sábado, 5 de mayo de 2012

De Puebla de la Sierra a La Tornera (22 de abril de 2012)

Una vez más nos presentamos en Puebla de la Sierra para acometer una ruta. Esta vez no vamos a subir a Peñalacabra, como hace unas semanas, sino a La Tornera (1.866 m.), la mayor de las cumbres que cierra el valle, orientada a levante.

Un grupo de escultores, en una curiosa iniciativa, han llenado las calles y los alrededores del pueblo con sus creaciones, de manera que se ha editado un folleto en el que se describe este itinerario escultórico en su totalidad. Son nada menos que unas 50 esculturas.

Minotauro

Tras jugar un poco con unos aparatos gimnásticos que hay a la salida del pueblo, echamos a andar por la carretera en dirección al puerto de la Puebla para tomar en seguida el GR-88 a mano derecha.

Subiendo por el GR-88

Vamos ascendiendo por el sendero de gran recorrido en dirección al collado de las Palomas, aunque en seguida nos desviamos hacia la izquierda para acceder al mirador en que se ubica la Silla Gigante de Meira. Algunos intrépidos no se conforman con contemplar la silla y se empeñan en trepar para sentarse en ella.

Silla Gigante de Meira

Retornamos al GR para reanudar la subida hasta el cordal. Es una subida suave que asciende por el terreno pizarroso tan habitual por estos lares.


Una vez alcanzado el collado de las Palomas, proseguimos por el cordal hacia la derecha. Nos queda un trecho largo por las alturas, incluido el Pinhierro, hasta llegar a La Tornera, que ya divisamos.

Vistas de Peñalacabra

La Tornera, a la derecha

Ahora se ve el San Cristóbal

Cerca de la cumbre

Hacemos por fin cumbre en La Tornera, llegando poco después de nosotros una pareja a la que hemos adelantado en los últimos metros.

Equilibrismo en la cumbre

Buscamos un sitio un poco resguardado, al pie de la cumbre, en el que quitarnos un poco de viento y poder comer.

Foto con aire retro

Descendemos por donde hemos venido hasta el collado previo a la cumbre. De ahí arranca un sendero, balizado con hitos, que baja muy directo a Puebla de la Sierra por la loma de Cabeza Minga.

Bajando de la cumbre

Descendemos por la loma

El suelo está bastante pelado

Tenemos el pueblo ya a la vista

De Lozoya al pico del Nevero (24 de marzo de 2012)

Volvemos al Nevero pero esta vez pretendemos subir a él partiendo del mismo pueblo de Lozoya. Se trata de una subida larga, que nos llevará varias horas y que hay que encarar con paciencia.

Esta vez no hay chicas. Parece que la ruta propuesta por Seche las ha espantado a todas. ¿O serán compromisos ineludibles? En fin, que no hay con quién ligar. Como tampoco es cuestión de tirarle los tejos al bueno de Seche, nos concentraremos en ir ascendiendo pasito a pasito.

Tenemos también a un debutante, que por vez primera sale con nosotros. Se trata de Ian, un londinense con raíces escocesas que está pasando una temporada en Madrid.

El día es espléndido y el sol luce con fuerza en un cielo completamente azul. Caminamos por prados, teniendo como telón de fondo las cumbres nevadas de Peñalara y de las Cabezas de Hierro.

Cumbres nevadas como telón de fondo

Pronto nos introduciremos en el robledal, todavía pelado. Ya hemos comenzado a pisar nieve.

Pisamos ya nieve

Poco a poco los robles dejan paso a los pinos y vamos ganando altura y teniendo vistas sobre el valle del Lozoya, con su embalse.

Pasamos a los pinos

Comenzamos a tener vistas del valle

Los pinos van clareando y, en contrapartida, el piorno, rey de las alturas y buen amigo nuestro, comienza a imponerse.

Cámara en mano

Piornos y pinos enanos

Dejamos a un lado el mirador de la Peña del Cuervo y continuamos subiendo en dirección a los Hoyos de Pinilla, situados al pie del pico del Nevero.

Pasamos junto a la Peña del Cuervo

Los Hoyos de Pinilla, rodeados de nieve, aparecen aún cubiertos por una finísima capa de hielo. Hacemos una parada para picar algo.

Hoyos de Pinilla

Reanudada la marcha, emprendemos la subida final hasta el pico del Nevero, coincidiendo con un grupo numeroso de gente que va con niños.

Subida final

En la cumbre del Nevero pega el sol, no hace ni un pelo de frío y tampoco corre el aire, por lo que decidimos aprovechar la coyuntura para sentarnos a comer. Algo que no siempre puede hacerse.
Coincidimos con un grupo numeroso que viene desde un pueblo segoviano, creo que Madrona, y que ha subido desde el Chorro de Navafría.

En la cumbre

La bajada al pueblo de Lozoya la hacemos pasando por el puerto de Navafría, en el que encontramos coches aparcados y gente paseando. Pero de ahí en adelante no volveremos a toparnos con nadie.

De nuevo en movimiento

Los pinares de Navafría

Aquí volvemos a subir un poco

Entramos en Lozoya por la ermita de Nuestra Señora de la Fuensanta, que presenta planta cuadrada, muros de mampostería y cubierta de pizarra a cuatro aguas.

Entrando en Lozoya

La ermita, ubicada en un rincón muy agradable, con mesas y bancos, fue construida originariamente en el siglo XVIII, destruida durante la Guerra Civil y reconstruida posteriormente, bajo el régimen franquista, por la Dirección General de Regiones Devastadas.
El último domingo de mayo tiene lugar una romería a la que acuden los vecinos y otras gentes de la comarca.

Ermita de Nuestra Señora de la Fuensanta

Lozoya

Enlaces
Otra descripción de la subida en el blog Zancadas Ligeras
Otra subida al Nevero en junio de 2011