lunes, 4 de marzo de 2013

Del Mirador de los Robledos a la Sillada de Garcisancho y Cabeza Mediana (16 de febrero de 2013)

                                                             Panorámica desde la Cuerda de Cabeza Mediana.

Fotos Jose Antonio
Texto. Alba Martín (7 años)

Como el profesor me ha encargado que escriba una redacción sobre lo que hice el fin de semana, día 16 de febrero, a partir de ahora voy a escribir sobre lo que hice el pasado sábado. Me levanté muy prontito. Decía mi papá que había que madrugar que mucha gente iba a la sierra. No me gusta madrugar por que los sábados me gusta dormir mucho. Pero papá me preparo todo. Ya tenía todo el desayuno preparado. Y nos fuimos en el coche de papa. No conocía a nadie, bueno si a la novia de papa y luego unos amigos muy simpáticos. Quedamos en un pueblo que se llama Rascafria y estuvimos esperando mucho, sobre todo a dos mujeres, Maite y Carmen. Pero de allí no empezábamos todavía. Fuimos a, esto me lo ha chivado mi padre, al Mirador de los Robledos, donde dejamos el coche. La carretera tenía un poco de nieve pero casi no había coches  en el parking. Mi papa es muy listo (dicen que también muy guapo). Tengo que decir que aunque son muy simpáticos y buenos conmigo, son un poco aburridos. Solo hablan de cosas de mayores de política, de libros rollo, de cosas serias. Me gusta ir al campo pero es que no parábamos de andar, todo por un camino entre árboles. Y siempre hablando de política. El camino era largo, pero era muy bonito y estaba lleno de mucha nieve. A veces me cansaba  pero yo no decía nada. Llegamos a un sitio que se llama la Silla de Garcisancho (creo) y allí comimos. La verdad es que no había amucha gente. Y había mucha nieve. Ah, algunos, entre ellos mi papa, llevaban Raquetas, yo les dije que cuando íbamos a jugar al paddel y se reían mucho. Y nada, seguimos andando hasta otro sitio que se llama Cabeza Mediana. No paraban de hablar de cosas de mayores y sobre todo de política y cosas de economía. Luego me encontré con muchos niños y sus papas y unos niños se tiraron con un trineo por el camino mi papa y sus amigos decía que es la primera vez que lo veían. Que envidia me dieron (envidia sana, je, je, je). Luego mi papa se puso a enterrar un bastón en la nieve, por jugar, y le rompió el bastón, a otra senderista, intentado sacarlo. Mi padre a veces es un poco tonto. Y luego volvimos a casa. Lo pase muy bien. Pero no se si voy a repetir, por qué me gusta más ir con niños de mi edad.

                                
Espino y esforzados sendistas.

Hacia Cabeza Mediana. Algunos raqueteando


Dominguero en Raquetas

Peñalara. Sol tibio, tibio.

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