lunes, 17 de junio de 2013

Una travesía por Serrablo y Sobrepuerto, dos no muy conocidas comarcas del Prepirineo oscense - Primero de Mayo de 2013

Y así, cuando llegó la nieve, la nieve estaba ya, desde hace mucho tiempo, en nuestros propios corazones
(La lluvia amarilla, Julio Llamazares)


Lasieso

Su iglesia de San Pedro tiene una airosa torre y doble nave, lo que nos indica su condición de templo monacal, perteneciente al monasterio fundado a mediados del siglo XI por el conde Sancho Ramírez, hijo natural de Ramiro I. Permite apreciar algunas de las características más representativas de las iglesias románicas serrablesas (arcos de herradura, cabeceras o ábsides semicirculares, etc.).


San Pedro de Lasieso

Este conjunto de iglesias y ermitas medievales del Serrablo, fechadas en los orígenes del reino de Aragón, entre los siglos X y XI, fueron declaradas Conjunto Histórico Artístico de carácter nacional en 1982.
Dos son las teorías que polemizan sobre su origen: unos las adscriben al estilo mozárabe y otros al primer románico aragonés.
Según los expertos, vienen a ser una original síntesis de elementos visigóticos, mozárabes y carolingios:

  • Es característico de las iglesias visigodas la disposición de la nave con acceso meridional.
  • La influencia musulmana o mozárabe se aprecia en 3 elementos: la esbelta torre-campanario, el arco de herradura rebajado y el alfiz que enmarca puertas y ventanas.
  • Por influencia carolingia se sustituye la cabecera rectangular por el ábside semicircular decorado con arcos ciegos y friso de baquetones.

 Un café en Sabiñanigo con el Pirineo al fondo


Ibort

Quedó totalmente abandonado a mediados de los años sesenta, a consecuencia de las repoblaciones forestales que impulsó el Estado, siendo sus montes aterrazados y plantados de pinos.

En 1986 volvió a ser ocupado por un grupo de amigos, hartos de la vida en las grandes ciudades.
El pueblo está actualmente en proceso de rehabilitación y se han rescatado de la ruina algunas de sus casas.
Junto con los pueblos de Artosilla y Aineto forma la asociación Artiborain.
El navarro Ricardo Andueza, uno de los impulsores de la repoblación de Ibort, con el que tuvimos ocasión de conversar en el bar del pueblo y a la puerta de su casa, ofrece su visión de esta utópica apuesta en el vídeo que va a continuación:




Pero tampoco nos olvidemos de aquello que dice Eduardo Galeano de que los horizontes utópicos se alejan a medida que caminamos hacia ellos.
Como la mayoría de terrenos que fueron abandonados, la propiedad de las tierras de Ibort corresponde a la administración autonómica, concretamente a la Diputación General de Aragón.
Ahora sus habitantes y nuevos residentes disfrutan de una cesión de veinte años, con el compromiso de ir reconstruyendo el pueblo.


 En la entrada de Ibort nos sorprenden los buzones, la mayoría con nombres extranjeros

A medida que vamos descubriendo el pueblo, se van sucediendo las sorpresas. La iglesia románica ha sido reconvertida en casa de cultura o espacio multiusos, con rocódromo incluido. Una tirolina cuelga de lo alto del campanario.


El escaso suelo cultivable que Patrimonio Forestal del Estado, luego ICONA y actualmente el transferido COMENA, dejó contiguo al pueblo es actualmente aprovechado para huertos, praderas y algo de cereal.
 
Albergue de Ibort

Ibort no para de sorprendernos. Su bar se anima por la noche. Muy buena música, muy buenas pibas, las nuestras, y gran marcha, la que nosotros pusimos.


 El tugurio


Precisamente el 1 de mayo tiene lugar en Ibort una romería hasta el cercano monte de Santa Cruz, en el que los nuevos vecinos erigieron una cruz hace ya unos años.


De cháchara con Ricardo


Disfruten a continuación del documental Tierras de Trapalanda (Crónicas TVE), en el que algunos de los nuevos vecinos de Artosilla, Ibort y Aineto nos relatan sus experiencias:





Primer día de travesía: Orós Bajo - Otal

Pero vayamos al grano, en este caso a la travesía que era el objetivo de esta salida.
Esta primera etapa tuvo una longitud estimada de unos 13 km.
A poco de salir de Orós Bajo encontramos las marcas blancas y amarillas del PR-HU2, pasando por Barbenuta, Espierre y la ermita de San Juán (o San Chuán).
En la collada de Espierre enlazamos con el GR-15, que viene de Biescas y Yésero, y continuaríamos por él hasta el pueblo abandonado de Otal, donde dormiríamos en la Casa O Royo, que habíamos leído era utilizada por los caminantes como albergue.
Cascada a lo lejos

Llegando a Barbenuta

 Bajo un gran cerezo en la plaza de Barbenuta

 
Aunque está chispeando, no cunde el pánico. No nos van a aguar la comida, nos decimos. Tenemos soluciones para todo.

Qué sería de Sendas sin los porches de las iglesias

Barbenuta

Espierre


La pertinaz lluvia va minando la moral de la tropa mientras lentamente remontamos la pista que nos llevará a la collada de Espierre.


Ermita de San Juan


Sale el sol, se seca el charco, decía una jota.
Y la jota seguía: Cómo puedes comparar un charco con una fuente, se seca el charco y la fuente permanece.
 
Juanito va tarareando la jota

 No para de llover, pero estamos animados porque nos espera el Otel, es decir, el Hotel de Otal

 Las chicas de Sendas siempre sonrientes, aplicando aquello de al mal tiempo, buena cara

En la collada de Espierre

Ahora caminamos por el GR-15


Vistas las adversas circunstancias meteorológicas, una combinación de lluvia y niebla cerrada, descartamos subir al monte Erata (2.003 m.), desde el que se dominan las deshabitadas tierras de Sobrepuerto. No obstante, caminaremos por su ladera, a muy pocos metros de su cumbre y pisaremos algo de nieve. 

La nieve hace su aparición

El hombre ante la nada
  
Iniciamos rápidamente la bajada hacia el valle de Otal, utilizando el método del waka-waka

 
La tarde avanza y el tiempo mejora. A medida que descendemos por el valle de Otal el sol comienza a lucir. La soledad de este valle resulta sobrecogedora.

 Valle de Otal

 Las piedras de Otal asoman entre los árboles

 Iglesia mozárabe de Otal

 Iglesia mozárabe de Otal


Entramos en el abandonado pueblo de Otal, en avanzado estado de ruina, y localizamos la casa O Royo (El Rubio, en castellano), en la que nos alojaremos por una noche, tal como teníamos previsto.
 
Casa O Royo

Esta casa, nos contaron en Ibort, fue abandonada hace unos años por su último propietario, un tal Pascual, que emigró a Biescas, dejándola a disposición de los caminantes. Aun así, la familia sigue subiendo a verla muy de vez en cuando, lo que no impide que la ruina avance inexorablemente.
 
Gran sala con pavimento de piedra en la planta primera

Tras una somera inspección, procedemos a encender la imponente chimenea con algo de leña que hay acumulada a la entrada.

Encendemos la imponente chimenea y ya estamos como en casa.


Otal
Es el pueblo más alto del Sobrepuerto, a 1.465 metros de altitud.
Se recuesta en suave ladera, orientado al sur para aprovechar al máximo los rayos solares, y se halla rodeado de fajas y aterrazamientos.
A sus habitantes los llamaban berros.
Cuenta con una bella iglesia prerrománica (siglo XI), restaurada por los Amigos de Serrablo en la década de 1980, aunque nos la encontramos ya bastante deteriorada.
El interesantísimo dintel de Casa Oliván, fechado en 1579, fue trasladado en helicóptero al Museo Etnológico de Serrablo.
 

Sobrepuerto
Es una zona montañosa, situada por encima de los 1.000 metros de altitud y rodeada por los montes Oturia (1.921 m.), Erata (2.003 m.), Pelopín (2.007 m.) y Manchoya (2.033 m.).
Administrativamente depende de las comarcas de Alto Gállego y Sobrarbe.
Se halla recorrida por profundos barrancos, como el de Otal o el de Balle Cortillas, cuyas aguas se unen más abajo en el barranco de Forcos para desembocar en el río Ara, próximo a Fiscal.
Comprende los pueblos de Ainielle, Otal, Escartín, Basarán, Cortillas, Cillas, Sasa de Sobrepuerto, Bergua y Ayerbe de Broto. Todos, salvo Bergua, quedaron deshabitados.
Sus habitantes han llevado a lo largo de los siglos unas duras condiciones de vida. En el Sobrepuerto se vive de no gastar, reza el dicho popular, lo que resume la economía autárquica y el modo de vida austero que aquí imperaban.
Recientemente, gracias a la labor de asociaciones como Chen de Cortillas, Vecinos de Otal, Erata de Biescas o Amigos de Serrablo se han reabierto senderos y se han rehabilitado abrevaderos o fuentes, así como la iglesia de Otal o las escuelas de Bergusa y de Cortillas.




La despoblación

Estas tierras del Serrablo y de Sobrepuerto se vieron gravemente afectadas por la emigración de sus habitantes a partir de mediados del siglo XX, de manera que a comienzos de la década de 1990 se contabilizaban unos 50 pueblos abandonados.
Una conjunción de varios factores contribuye a explicar la profunda incidencia de este fenómeno en la zona:
  • Industrialización: Muchos vecinos abandonaron sus aldeas y se dirigieron a los núcleos fabriles de la provincia (Sabiñánigo y Monzón) o de fuera (Zaragoza y Cataluña), donde fueron contratados en las fábricas como mano de obra.
  • Aislamiento de los pueblos: En muchos casos, especialmente en el Sobrepuerto, se ubican en plena montaña, lo que obligaba a sus habitantes a ser autosuficientes y a soportar unas duras condiciones meteorológicas, especialmente en invierno.
  • Destrucción ocasionada por la Guerra Civil. El frente entre ambos bandos quedó fijado en el río Gállego y muchos pueblos asentados en su ribera sufrieron enormes destrozos y quedaron prácticamente destruidos (como Gavín), optando sus habitantes por marcharse antes que por reconstruirlos.
  • Repoblaciones forestales impulsadas por el Estado en los años 50 y 60: Muchos pueblos, junto a sus campos de cultivo, fueron expropiados por el Estado a sus propietarios para dedicarlos al monocultivo de pinos.

Segundo día de travesía: Otal - Refugio de San Cocobá

Recorrido: Otal - Cuello de Ainielle - Ainielle - Cruz de Basarán - Loma de Santa Cruz - Refugio de San Cocobá.
De Otal al cuello de Ainielle seguimos el bonito camino de A Ripa (PR-HU3), entre un bosque mixto de hayas y abetos.
Del cuello de Ainielle bajaremos al pueblo abandonado de Ainielle, en el que Julio Llamazares sitúa la acción de su relato La lluvia amarilla.
Volvemos sobre nuestros pasos y continuamos hacia el collado de la Cruz de Basarán. A partir de aquí subimos hasta encaramarnos a lo alto de la loma de Santa Cruz, desde la que se divisa el pueblo de Cortillas.
 
Pasaremos la noche en el refugio libre de San Cocobá, al pie del monte Oturia. En las guías montañeras le dan 6 plazas y dispone de fuente próxima.


Emprendemos nuevamente camino, ya con mejor tiempo

En las alturas del monte Erata resplandece la nieve

El pueblo de Otal, con sus terrazas y huertos abandonados, a media ladera

Espesos bosques de pinos y frondosas a lo largo del valle

Hayas y abetos entremezclados

El camino de A Ripa

Cerca del cuello de Ainielle

La Sierra de Tendenera

 Iglesia de Ainielle
Descansando en la hierba, con el monte Oturia como telón de fondo

Amplias soledades

El pueblo de Cortillas, en el que se han reocupado dos o tres casas

Por la loma de Santa Cruz

Al pie del monte Oturia

A puntito de terminar esta etapa

Ainielle
Sus habitantes eran apodados felequeros, por la abundancia de helechos en sus alrededores.
Durante la guerra civil, al encontrarse el frente tan próximo, sus habitantes, como los de otros pueblos de Sobrepuerto, fueron evacuados a la retaguardia, permitiéndoseles llevar consigo solo los objetos más imprescindibles. Al volver al pueblo, finalizada la guerra, hallaron la iglesia y las casas expoliadas, los ganados desparecidos y los campos incultos.
En 1949 fue vendido el pueblo al Patrimonio Forestal del Estado y en 1961 marcharon los ocupantes de la última casa habitada.
Crónicas TVE produjo hace unos años un interesante documental dedicado a Ainielle:




Lentamente al principio y luego en desbandada, los vecinos de Ainielle cargaron en sus carros las cosas que pudieron, cerraron para siempre las puertas de sus casas y se alejaron por los senderos y caminos que van a tierra baja.
(La lluvia amarilla, Julio Llamazares)


El mayorazgo

Es una costumbre tradicional o institución del antiguo Derecho sucesorio, de carácter consuetudinario, originada en la Edad Media y ampliamente difundida en Aragón, especialmente entre las familias de la montaña, que consistía en mantener el conjunto de bienes familiares (o patrimonio familiar, integrado por la casa solariega y restantes bienes inmuebles, muebles y semovientes) vinculados entre sí, de forma que nunca pudiera romperse el vínculo existente entre ellos.

El patrimonio familiar constituía un todo indivisible que, en lugar de repartirse entre los hijos, pasaba a un único heredero, que normalmente era el primogénito o primer varón nacido en la casa. A cambio, el primogénito se comprometía a dar a los restantes hermanos alojamiento y manutención si se quedaban trabajando en la casa o la dote si salían de ella.

Se hacía así porque no había suficiente riqueza a repartir para ser todos independientes. Era lo más prudente y seguro para la pervivencia de la casa en la que todos podían vivir. Se evitaba la fragmentación del patrimonio de la casa, que de esta forma incluso podía aumentar, y se garantizaba la subsistencia de la casa de generación en generación. En definitiva, se anteponía el concepto jurídico de la casa al de las personas.

En Sobrepuerto se llamaba tiones a los hermanos varones del heredero que decidían quedarse a vivir en la casa. Pero como en invierno había poca faena en las casas, solían marchar en invierno a la tierra baja o al Midi francés a trabajar como sirvientes, en una especie de migración golondrina que se repetía anualmente.


Tercer día de travesía: Refugio de San Cocobá - Yebra de Basa

Recorrido: Refugio de San Cocobá – Monte Oturia - Ermita de Santa Orosia – Yebra de Basa, por la Ruta de las Ermitas Rupestres (PR-HU4)
Distancia total: 11,5 km.
Hoy la etapa era algo más corta, pero también echamos a andar un poco más tarde y nos recreamos un buen rato en la cima del monte Oturia (1.921 m.), con lo que llegamos sin comer a Yebra de Basa cerca de las cinco de la tarde. Nos dimos un buen homenaje en el bar El Rincón de Valero, a base de huevos fritos, chorizo y patatas. Todo bien regado con unas buenas cervezotas, como es natural.
La bajada de la ermita de Santa Orosia a Yebra de Basa por el camino de las ermitas rupestres resulta espectacular. El paredón rocoso por el que se despeña la cascada y en el que se encuentran las ermitas de la Cueva y de San Cornelio es un lugar impactante, dominado por poderosas fuerzas telúricas.

En la subida al monte Oturia se divisan al fondo algunas siluetas familiares del Pirineo
 
 Inevitable foto de cumbre y fantástico momento, con vistas de lujo
 
Ermita de Santa Orosia y monte Oturia
 
 
Abandonamos el llano de Santa Orosia
 
Se inicia la bajada hacia Yebra de Basa
 
Una de las ermitas rupestres


Impactante lugar


La ermita de San Cornelio está encajada en la roca
 
 
Se pasa por detrás de la cascada
 
Desde el otro lado
 
 
Desde lejos


Yebra de Basa
 
Ermita de Santa Orosia

Se encuentra a 1.560 metros de altura.
Su romería se celebra el 25 de junio y cuenta con gran devoción popular en toda la comarca, participando las gentes de Sobrepuerto, Ballibasa y La Guarguera, que suben al santuario desde Yebra portando a hombros el cráneo de la mártir, guardado en un relicario de plata, amén de cruces y estandartes. Llegados a la pradera en la que se levanta la ermita, los danzantes bailan un palotiau a los sones del chiflo y del salterio. Tras la misa, las gentes se dispersan por la campa para comer y charlar, momento que tradicionalmente se aprovechaba para hacer negocios, cerrar tratos o apalabrar matrimonios.
Antiguamente se practicaban en Santa Orosia ritos de curación por medio de exorcismos, dirigidos a endemoniados o enfermos en cuyo cuerpo había e(ntrado supuestamente Satanás.


Leyenda de Santa Orosia

Según la leyenda medieval, Orosia era una doncella de Bohemia que vino a casar con un legendario rey aragonés en los oscuros e imprecisos tiempos de la dominación musulmana en la península. Al llegar a Yebra el cortejo, un caudillo musulmán quedó prendado de su belleza y la pidió en matrimonio, ofreciéndole riquezas a cambio de que renunciara a su fe cristiana. Orosia se negó a tales requerimientos y huyó monte arriba, ocultándose en las cuevas que actualmente constituyen el conjunto eremítico por el que se pasa en la subida de Yebra al santuario de Santa Orosia.
Orosia fue finalmente localizada por los musulmanes capturada y conminada de nuevo a casarse con el caudillo. Como seguía sin ceder a las exigencias, torturaron y dieron muerte a todo su séquito y a ella misma, a la que cortaron brazos, piernas y cabeza, abandonando los cadáveres en el monte.
Un pastor encontró los restos de la mártir, siendo llevada a Yebra la cabeza y a Jaca el resto del cuerpo, lo que explica que Orosia sea actualmente patrona de estas dos poblaciones.
 
Bibliografía
Alrededor de Oturia (por Andoni Muñoz). Revista Pyrenaica, nº 244, año 2011.

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