Dado que el tiempo se nos presentaba algo inestable, con riesgo de lluvia, no nos fuimos muy lejos. Brunete era el objetivo. Una ruta circular y sin desnivel. En principio iban a ser unos quince kilómetros y medio de longitud. Al final lo alargamos un poco y saldrían cerca de veinte kilómetros. En plena ruta comenzó a lloviznar y terminó por caer un buen chubasco, pero después lució el sol. Tiempo loco de primavera y es que le acabamos de dar la bienvenida a esta estación.
En la plaza de Brunete
Desde Brunete nos acercamos hasta el río Guadarrama, declarado espacio protegido en 1999 (Parque Regional del Curso Medio del Río Guadarrama). Pasamos junto a un fortín o nido de ametralladora de la Guerra Civil (no hay que olvidar que aquí, en julio de 1937, se libró la cruenta batalla de Brunete). La descripción de la ruta nos anticipaba que atravesaríamos terrenos de cultivo, en los que abundarían la perdiz y el conejo. Veríamos sobrevolar a algunas rapaces. Nos encontraríamos con algo de retamar, dando paso luego al encinar y también, en el tramo que hicimos siguiendo el río Guadarrama, tendríamos fresnos, chopos y sauces. Todo esto se cumplió. Quedarían por mencionar los pinares, que haberlos húbolos.
Salimos del casco urbano por la M-600 y en una rotonda nos encontraríamos con el cartel que marca el inicio de la ruta y el rumbo a seguir. Tomamos a partir de aquí un camino de tierra que comienza a adentrarse por campos de cultivo. En este primer tramo nos acercamos hasta un nido de ametralladora, en el que buscó cobijo un conejito.
El búnker, con el cerro de San Pedro al fondo
Cruzamos la carretera M-501 por un paso elevado y continuamos caminado por el Cordel Nuevo de Cienvallejos, una antigua cañada o vía pecuaria. Un poco más adelante salimos a la Vereda Nueva de Cienvallejos, que tomamos hacia la izquierda. Estamos en pleno encinar, como nos recuerda un cartel.
La encina es un árbol de crecimiento lento, que puede llegar a ser muy longevo. Se trata de la especie arbórea más representativa de la región mediterránea en la que se asienta España, debido a que se adapta perfectamente a la sequía de los veranos y a los rigores de los inviernos.
Asociadas al encinar se dan plantas aromáticas como el tomillo, el romero o el cantueso. En las zonas aclaradas aparecen la retama y la aulaga, así como algún enebro puntualmente.
Llegamos finalmente al río Guadarrama. En este punto la M-501 salva sus aguas gracias a un viaducto. Caminamos ahora un par de kilómetros junto al río, siguiendo un camino que en dirección sur se dirige a Navalcarnero. Es un tramo interesante por su vegetación, sus fresnedas centenarias y su riqueza en avifauna, muy frecuentado por los que le pegan a la BTT.
Río Guadarrama
Un enorme y solitario chopo
Tomamos otra cañada que comienza a apartarse del río y que debe ser Camino Viejo de Madrid. Aquí comenzará a llover algo, obligándonos a sacar paraguas y cubremochilas. Dejamos a ambos lados los ramales que se dirigen a las casas o fincas de Sacedón y Bacares. Finalmente nos sentamos a comer bajo un pino de ancha copa que nos resguarda de la fina llovizna que aún sigue cayendo.
A mal tiempo, buena cara
Ahora nos toca el pinar
Y por fin escampó
A la altura de la urbanización Los Manantiales giramos a la derecha y ponemos rumbo norte hacia Brunete. Caminamos ahora por otro antiguo camino, el Carril de Tirabuey, nombre que le daban en el siglo XVI los segovianos, debido a que por él transitaban muchas carretas tiradas por bueyes. Y es que estas tierras pertenecieron durante siglos a la ciudad de Segovia, concretamente al sexmo de Casarrubios, que era el más meridional de los sexmos en que se organizaba territorialmente la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia. Los segovianos utilizaban este camino, que atravesaba el puerto de la Fuenfría, para dirigirse a sus poblaciones de la Transierra, como Brunete o Navalcarnero, y a la ciudad de Toledo.
Brunete
Esta tranquila localidad, que aún mantiene cierto sabor rural, pese a distar solo 30 kms. de Madrid, se asienta en medio de la campiña, rodeada de campos de cereal, viñedos y dehesas de encinas.
Tuvo que ser reconstruida totalmente tras la guerra, destacando su Plaza Mayor, con sus soportales, en los que se alojan tiendas y bares, y sus balconadas de hierro sobre columnas de granito. A este espacio dan el Ayuntamiento y la Iglesia de la Asunción, construidos en piedra.
Tuvo que ser reconstruida totalmente tras la guerra, destacando su Plaza Mayor, con sus soportales, en los que se alojan tiendas y bares, y sus balconadas de hierro sobre columnas de granito. A este espacio dan el Ayuntamiento y la Iglesia de la Asunción, construidos en piedra.
Los locales más reputados para comer son Casa Campa, un mesón de ambientación taurina, y el Restaurante Asador Julián, que ofrece cordero y cochinillo asados en horno de leña al estilo segoviano.
Orígenes
Brunete fue fundada en el siglo XIV en tierras que pertenecían al cabildo segoviano, concretamente al sexmo de Casarrubios, por bataneros segovianos que fabricaban paños de lana.
Originariamente era una población rica en ganado merino, que pronto se especializó en confeccionar un paño oscuro, de color negro, algo basto pero muy apreciado, llamado bruneta o brunete en francés medieval (brun = pardo en la actualidad). De este término derivaría el nombre de la localidad.
En tiempos de los Reyes Católicos la población pasaría a manos de los Condes de Chinchón.
La batalla de Brunete
Fue un enfrentamiento cruento, en el que fallecieron unos 40.000 soldados de ambos bandos y quedaron destruidas localidades como Brunete, Quijorna, Villanueva de la Cañada y Villanueva del Pardillo, extendiéndose sus efectos hasta otras como Navalagamella o Fresnedillas. Tuvo lugar del 5 al 26 de julio de 1937.
En la contienda participaron nombres míticos, como Líster, El Campesino o las Brigadas Internacionales por el bando republicano y Varela o la Legión Cóndor por el nacional.
Dio comienzo con una ofensiva republicana, en la que las mejores tropas republicanas, dirigidas por Miaja y Rojo, atacaron por sorpresa y rompieron la línea de frente que los nacionales habían establecido al suroeste de Madrid. El objetivo de los republicanos era doble: por un lado, aliviar la presión de los nacionales sobre Madrid; por otro, obligarles a retirar tropas del norte peninsular.
Las vanguardias republicanas tenían orden, una vez roto el frente, de marchar rápidamente hacia el sur para encontrarse en Navalcarnero con otro cuerpo de ejército, mandado por Romero, que atacaba desde Vallecas. Pero la división de Líster, que era la punta de flecha del ataque, se empeñó en tomar Brunete, donde entraron en la noche del 5 al 6, en lugar de marchar hacia el sur. Y lo mismo hicieron otros mandos (como El Campesino), que del 7 al 11 ocuparon Quijorna, Villanueva del Pardillo y Villafranca del Castillo, anteponiendo el entusiasmo y el heroísmo a la disciplina. Con ello los republicanos quemaron sus fuerzas y la fulgurante ofensiva se vio detenida.
El retraso permitió a Franco trasladar parte de las tropas y de la aviación que operaban en el norte de España. A partir del día 18 se inicia el contraataque de los nacionales, que poco a poco van recuperando terreno, obligando a los republicanos a replegarse. En esta retirada tuvo lugar la muerte de la periodista Gerda Taro.
Tras algo más de una semana de duros combates que desgastan a ambos bandos, hacia el día 27 el frente vuelve a quedar estabilizado, saldándose la batalla con un mínimo avance republicano.
Fue un enfrentamiento cruento, en el que fallecieron unos 40.000 soldados de ambos bandos y quedaron destruidas localidades como Brunete, Quijorna, Villanueva de la Cañada y Villanueva del Pardillo, extendiéndose sus efectos hasta otras como Navalagamella o Fresnedillas. Tuvo lugar del 5 al 26 de julio de 1937.
En la contienda participaron nombres míticos, como Líster, El Campesino o las Brigadas Internacionales por el bando republicano y Varela o la Legión Cóndor por el nacional.
Dio comienzo con una ofensiva republicana, en la que las mejores tropas republicanas, dirigidas por Miaja y Rojo, atacaron por sorpresa y rompieron la línea de frente que los nacionales habían establecido al suroeste de Madrid. El objetivo de los republicanos era doble: por un lado, aliviar la presión de los nacionales sobre Madrid; por otro, obligarles a retirar tropas del norte peninsular.
Las vanguardias republicanas tenían orden, una vez roto el frente, de marchar rápidamente hacia el sur para encontrarse en Navalcarnero con otro cuerpo de ejército, mandado por Romero, que atacaba desde Vallecas. Pero la división de Líster, que era la punta de flecha del ataque, se empeñó en tomar Brunete, donde entraron en la noche del 5 al 6, en lugar de marchar hacia el sur. Y lo mismo hicieron otros mandos (como El Campesino), que del 7 al 11 ocuparon Quijorna, Villanueva del Pardillo y Villafranca del Castillo, anteponiendo el entusiasmo y el heroísmo a la disciplina. Con ello los republicanos quemaron sus fuerzas y la fulgurante ofensiva se vio detenida.
El retraso permitió a Franco trasladar parte de las tropas y de la aviación que operaban en el norte de España. A partir del día 18 se inicia el contraataque de los nacionales, que poco a poco van recuperando terreno, obligando a los republicanos a replegarse. En esta retirada tuvo lugar la muerte de la periodista Gerda Taro.
Tras algo más de una semana de duros combates que desgastan a ambos bandos, hacia el día 27 el frente vuelve a quedar estabilizado, saldándose la batalla con un mínimo avance republicano.
Gerda Taro
Su verdadero nombre era Gerta Pohorylle (1910-1937). Hija de judíos polacos, huyó de Alemania al ascender Hitler al poder y se estableció en París, donde conocería al periodista y fotógrafo Robert Capa. Ambos iniciaron una relación sentimental que trascendería también al plano profesional. Al estallar la guerra civil española, la pareja se traslada a España para cubrir el conflicto bélico en su calidad de fotoperiodistas. Son testigos de diferentes episodios de nuestra guerra y sus reportajes se publican en revistas como Regards o Vu. Gerda Taro se convierte así en la primera mujer que cubre un frente de guerra como fotoperiodista.
Perdió la vida en un desgraciado accidente que tuvo lugar durante la batalla de Brunete, en la precipitada retirada del ejército republicano. Al caerse del estribo de un coche conducido por el general Walter, que luchaba en las Brigadas Internacionales, un tanque republicano le pasó por encima.
Reconstrucción
Brunete sufrió la destrucción del 97 % de su entramado urbano en julio de 1937. Su iglesia, con su archivo, fue quemada y arrasada.
Su verdadero nombre era Gerta Pohorylle (1910-1937). Hija de judíos polacos, huyó de Alemania al ascender Hitler al poder y se estableció en París, donde conocería al periodista y fotógrafo Robert Capa. Ambos iniciaron una relación sentimental que trascendería también al plano profesional. Al estallar la guerra civil española, la pareja se traslada a España para cubrir el conflicto bélico en su calidad de fotoperiodistas. Son testigos de diferentes episodios de nuestra guerra y sus reportajes se publican en revistas como Regards o Vu. Gerda Taro se convierte así en la primera mujer que cubre un frente de guerra como fotoperiodista.
Perdió la vida en un desgraciado accidente que tuvo lugar durante la batalla de Brunete, en la precipitada retirada del ejército republicano. Al caerse del estribo de un coche conducido por el general Walter, que luchaba en las Brigadas Internacionales, un tanque republicano le pasó por encima.
Gerda Taro y Robert Capa
Reconstrucción
Brunete sufrió la destrucción del 97 % de su entramado urbano en julio de 1937. Su iglesia, con su archivo, fue quemada y arrasada.
La localidad se reconstruyó en su totalidad a mediados de los 50, por iniciativa de la Dirección Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones (DNRDR).
La Plaza Mayor y la Iglesia de la Asunción se edificaron con grandes sillares de granito, extraído en Valdemorillo, siguiéndose patrones estéticos próximos al estilo herreriano del Monasterio del Escorial, tan clasicista y tan del gusto de la dictadura franquista.
La plaza fue cercada en todo su perímetro por soportales con columnas de granito y en su centro se ubicó una fuente circular, con cuatro farolas que realzaban un sol mofletudo. Frente a frente se levantaron el Ayuntamiento, rematado con frontón triangular y elegantes buhardillas, y la antigua Casa de Falange, con frontón curvo, conchas y pináculos.
En la iglesia se erigió un nuevo campanario, mucho más alto y estilizado que el primitivo, coronado con un chapitel de pizarra.
A braceros y jornaleros se los realojó en casitas bajas de tres dormitorios y a los labradores con tierras en coquetas viviendas de dos plantas y cautro alcobas, con airosas balconadas de madera y acristalados miradores.
Un 18 de julio de 1946, aniversario del alzamiento, se llevó a cabo la inauguración oficial del nuevo Brunete, que se convertiría en uno de los estandartes arquitectónicos de la DNRDR.
La Plaza Mayor y la Iglesia de la Asunción se edificaron con grandes sillares de granito, extraído en Valdemorillo, siguiéndose patrones estéticos próximos al estilo herreriano del Monasterio del Escorial, tan clasicista y tan del gusto de la dictadura franquista.
La plaza fue cercada en todo su perímetro por soportales con columnas de granito y en su centro se ubicó una fuente circular, con cuatro farolas que realzaban un sol mofletudo. Frente a frente se levantaron el Ayuntamiento, rematado con frontón triangular y elegantes buhardillas, y la antigua Casa de Falange, con frontón curvo, conchas y pináculos.
En la iglesia se erigió un nuevo campanario, mucho más alto y estilizado que el primitivo, coronado con un chapitel de pizarra.
A braceros y jornaleros se los realojó en casitas bajas de tres dormitorios y a los labradores con tierras en coquetas viviendas de dos plantas y cautro alcobas, con airosas balconadas de madera y acristalados miradores.
Un 18 de julio de 1946, aniversario del alzamiento, se llevó a cabo la inauguración oficial del nuevo Brunete, que se convertiría en uno de los estandartes arquitectónicos de la DNRDR.
La Dirección Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones
Este organismo fue creado en 1938, con objeto de dirigir los proyectos de reconstrucción de viviendas, monumentos e infraestructuras que resultaran dañados durante la guerra. Concluido el conflicto, pasó a depender de Ministerio de la Gobernación, centrándose sus trabajos en aquellas regiones y territorios más afectados por los combates (con un grado de destrucción superior al 75 %).
Además de Brunete, se ocupó de reconstruir otras muchas poblaciones durante las décadas de los cuarenta y cincuenta a lo largo de la geografía española (como Villamanín o Belchite).
Este organismo fue creado en 1938, con objeto de dirigir los proyectos de reconstrucción de viviendas, monumentos e infraestructuras que resultaran dañados durante la guerra. Concluido el conflicto, pasó a depender de Ministerio de la Gobernación, centrándose sus trabajos en aquellas regiones y territorios más afectados por los combates (con un grado de destrucción superior al 75 %).
Además de Brunete, se ocupó de reconstruir otras muchas poblaciones durante las décadas de los cuarenta y cincuenta a lo largo de la geografía española (como Villamanín o Belchite).
Fue disuelto en 1957 por considerarse terminadas sus tareas de reconstrucción.
Documentos
Ruta de Brunete al río Guadarrama en PDF: Esta era la ruta inicialmente prevista, que solo hicimos hasta llegar al río Guadarrama. A partir de aquí fuimos improvisando, con la ayuda del mapa.
Bibliografía
Madrid Rural. Por José María Santamaría. Editorial Sua. En la página 147 se hace referencia a Brunete.
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