domingo, 15 de noviembre de 2015

De Camorritos al Collado Albo y los Siete Picos (14 de noviembre de 2015)

Aprovechando otro día soleado en este noviembre inusualmente cálido nos hemos acercado hasta el apeadero de Camorritos (1.350 m.) para subir desde allí a los Siete Picos.
 
Hemos optado una vez más por la montaña. Hemos preferido huir de la boina de contaminación que se extiende sobre Madrid que darnos un paseo por la Gran Vía y entrar en el Primark recién inaugurado, del que todo quisqui habla últimamente. Pero qué diablos tendrá el Primark, nos preguntamos. Y la verdad es que, al margen del poder del marketing para lavarnos el cerebro,  no acertamos a dar con una respuesta.
 
Nuestro objetivo era subir a los Siete Picos por un itinerario novedoso. Primeramente nos acercaríamos hasta el Collado Albo y desde aquí, siguiendo una descripción de Alfredo Merino, subiríamos de forma muy directa hasta el séptimo de los Siete Picos, pasando por la cima secundaria de Pimpolla Negra.
 
Algo pasadas las diez y media echamos a andar desde Camorritos por la pista que cruza al otro lado de las vías del tren y enseguida pasa junto a la entrada de la Granja de Río Pradillo, en la que se elaboran quesos y yogures ecológicos.


 
 
Pronto volvemos a recruzar la vía férrea y llegamos al prado del Componedor, un claro del pinar junto al río Pradillo, en el que termina la pista para convertirse en camino.
 
 




 
Un poco más arriba, un pequeño agrupamiento de casas, algunas en ruinas, nos indica que hemos llegado al apeadero de Siete Picos, en el que desde hace algunos años ya no para el trenecito de Navacerrada.



 
A partir de aquí se endurece la subida. Remontando por un cortafuegos que discurre bajo el tendido eléctrico alcanzamos el Collado Albo (1.580 m.), un rellano situado sobre el espolón que cae desde el Séptimo Pico hacia el sur. El lugar aparece mencionado por Camilo José Cela en su Cuaderno del Guadarrama. A poniente queda el Hoyo del Terradillo o Hueco de Siete Picos, por el que desciende el río Pradillo y del que venimos; a levante tenemos el valle de Navalmedio, por el que asciende la carretera del puerto de Navacerrada.
 
 

Al fondo, la Peñota


En el Collado Albo
 
 
Desde aquí viramos hacia el norte siguiendo una estrecha senda con hitos que discurre por el interior del pinar y pronto se convierte en arrastradero para la saca de madera.
 
 





Vamos ganando altura y comenzamos a distinguir a nuestra derecha la cuerda de las Cabrillas, la Maliciosa y la Bola del Mundo. Los pinos de Valsaín le dan al paisaje un toque inequívocamente guadarrameño. Y es que estamos en el corazón mismo del Guadarrama. Aquí palpita y se siente el Guadarrama.
 
 



Pasamos junto a la Pimpolla Negra (1.890 m.), que no es más que un amontonamiento de rocas en este hombro o cordal secundario que desciende desde el Séptimo Pico.




El más puro Guadarrama



 
Continuamos nuestra trepada por terreno a tramos granítico. Los hitos, que conviene no abandonar, nos ayudan a sortear las rocas y encontrar el mejor paso.


 
 
Salimos finalmente a la Senda Herreros, en la que encontramos gente. Pero nuestra idea es continuar de frente, ascendiendo al Séptimo Pico de forma directa y de hito en hito.


 
 
Son casi las dos y media cuando nos situamos al pie del Séptimo Pico (2.138 m.). Nos sentamos a comer sobre unas rocas que miran hacia el sur, hacia la vertiente madrileña, protegiéndonos del aire más frío que entra del lado segoviano.
En el reposo de la sobremesa, José Antonio se encarama hasta el vértice del Séptimo Pico, en representación del sexteto.


 
 
Debíamos ahora caminar por lo alto del cordal, pasando por las restantes cimas de Siete Picos, pero en algún momento nos despistamos y siguiendo unos hitos perdemos excesiva altura hacia el lado segoviano, que está totalmente a la sombra.
 
Enmendamos el yerro y salimos nuevamente al cordal, casi a la altura del Tercer Pico, en el que se abre el Ventano del Diablo. Por detrás de él y al pie del Segundo Pico se inicia la bajada hacia la pradera de Majalasna, desde la que tenemos dos alternativas para bajar a Camorritos.
 
 






 
Dada la hora que es, optamos por la opción que nos parece más corta y que consiste en descender por el PR hasta la pradera de Navarrulaque y desde allí seguir el GR-10.1 que desemboca en Camorritos perdiendo altura por la Vereda de las Encinillas. Sobre las seis y diez de la tarde damos por concluida esta fantástica ruta por el Guadarrama más genuino.
 
 

 
 
Pararemos en Guadarrama para la cerveza y el cola-cao de después de la ruta. Pensábamos que resultaría más fácil aparcar que en Cercedilla, pero costó también lo suyo.
 
 

La olma de Guadarrama


 
 
El Eléctrico del Guadarrama
Un 14 de julio de 1923 fue inaugurado el tranvía eléctrico de Cercedilla al Puerto de Navacerrada, siendo el ingeniero José de Aguinaga su principal mentor y el primer director de la compañía que prestaba el servicio, amén de principal impulsor de la construcción de la colonia de chalés de Camorritos. A este acto inaugurativo asistieron los Reyes en persona.
El trazado de la línea tenía inicialmente una longitud de once kilómetros. No sería hasta la década de los 70 cuando se perforó un túnel bajo el Puerto de Navacerrada y se prolongó el recorrido hasta Cotos.
 
Bibliografía
50 rutas por el Parque Natural de la Sierra de Guadarrama y su entorno. Alfredo Merino. Editorial Desnivel. Ver la ruta nº 36 (Siete Picos desde Camorritos por Collado Albo).
 
Enlaces
Collado Albo (por Andrés Campos)

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