sábado, 13 de febrero de 2016

Una circular entre dos pueblos alcarreños: Moratilla de los Meleros y Fuentelencina (13 de febrero de 2016)

No se cumplieron los negros presagios, señores. Ni cuatro gotas nos cayeron y, por una vez, les estoy diciendo la verdad y nada más que la verdad.
Tanto la semana pasada como esta hemos hecho ruta por la provincia de Guadalajara. En ambos casos nos hemos desplazado a pueblos cuyo nombre hace referencia a la miel. No ha sido premeditado. Ha salido así.
 
Hace siete días nos acercamos a Colmenar de la Sierra y hoy hemos iniciado nuestra ruta en Moratilla de los Meleros, que es uno de los ocho pueblos que pertenece a la Mancomunidad Villas Alcarreñas (junto con Alhóndiga, Auñón, Fuentelencina, Horche, Peñalver, Romanones y Tendilla). En cada uno de estos pueblos se balizó hace unos 10 años, con la ayuda del Club Alcarreño de Montaña, una ruta senderista con las marcas blancas y verdes de los senderos locales.


 
 
En concreto, hoy, tras tomarnos el café en el bar Las Escuelas, vamos a tratar de hacer la ruta SL-7, una circular que se inicia en Moratilla y se dirige a Fuentelencina siguiendo el arroyo de Carraguadalajara. La vuelta a Moratilla se hace por un camino un poco más al sur, que pasa junto a la ermita de la Virgen de la Oliva. Tiene una longitud de unos 15 kms. y el desnivel es más bien escaso, caminándose en todo momento entre los 900 y los 980 m. de altitud.
 
 
 
 
Bar Las Escuelas
 
 
 
 
Salimos de Moratilla por la calle que asciende entre la iglesia de la Asunción y el bar Las Escuelas, pasando junto a la antigua picota, en la que se administraba justicia conforme a los usos medievales. En este punto se inicia el camino que vamos a seguir y que en los primeros kilómetros discurre remontando el curso del arroyo de Carraguadalajara.
 
 
Iglesia de la Asunción (Moratilla)
 
  
 Ayuntamiento de Moratilla
 
 
 
 
 
 
Rollo jurisdiccional de Moratilla
 
 
Junto al cauce del arroyo se extienden las choperas, mientras a la derecha de nuestro camino, a media ladera, crecen dispersos algunos cenicientos olivos, muy a tono con tan grisáceo día.
 
 
 
 
 
 
Reloj que marcas las horas...
 
 
 
 
 
 
 
 
Olivos cenicientos
 
 
Como a los dos kilómetros atravesamos el paraje del Molino, más húmedo, en el que se levantan varias casas. La vegetación se muestra exuberante, gracias a que el terreno se ha replantado con numerosos árboles (coníferas, cipreses, etc.).
 
 
 
 
 
 
Algo más adelante vamos apartándonos del fondo del valle para ascender a la meseta que se eleva a nuestra derecha.
Desde lo alto de la meseta ya nos es visible la torre de la iglesia de Fuentelencina, que emerge entre los campos de cultivo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 Ermita de San Agustín (Fuentelencina)








A la entrada de Fuentelencina, que es algo más grande que Moratilla, pasamos junto a la ermita de la Soledad.
En su Plaza Mayor destaca la fachada del antiguo Ayuntamiento o Casa Consistorial (s. XVI) y su doble galería porticada, con ocho columnas bajas y otras tantas en el piso principal. Su puerta de acceso consta de doble arco con columna central, rematada por tres escudos, que representan los emblemas heráldicos del Emperador Carlos I, de la Orden de Calatrava, a la que perteneció la villa en otros tiempos, y de esta última.
Por detrás de la Iglesia de la Asunción se encuentra el Mirador del Terrero, una balconada que ofrece buenas vistas de la vega que se extiende a los pies del pueblo. Un lugareño nos da palique y nos indica la ubicación de la Fuente de Abajo (s. XVIII), con seis caños en forma de cabezas de león, y del Albergue San Agustín, que llevan los agustinos.
 
 
 
 
Ermita de la Soledad (Fuentelencina)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Casa Consistorial de Fuentelencina
 
 
Iglesia de la Asunción (Fuentelencina)
 
 
 
 
 
 
La Fuente de Abajo y el Albergue San Agustín
 
 
 
 
 
 
 
 
Aprovechando que la lluvia no ha hecho acto de presencia, nos sentaremos a comer a las afueras de Fuentelencina, en el suelo del frontón. A su lado se encuentra el refugio municipal, que gracias a su porche hace también las veces de merendero cubierto.
 
 
Fuentelencina
 
 

 
Refugio municipal
 
 
 
 
Con ocho basta
 
 
Iniciamos el retorno a Moratilla siguiendo las marcas blancas y verdes de nuestro sendero. Sin embargo, en algún punto debimos despistarnos, echándonos algo más a la derecha de lo debido, pues terminamos por volver a salir al camino de ida a la altura del paraje del Molino. No logramos, por tanto, completar el círculo previsto.
 
 
Almendro en flor
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Sobre las cuatro menos cuarto llegamos de nuevo a los coches para dejar los trastos y, acto seguido, volver a entrar en el bar Las Escuelas para la espuela.
 
 
Iglesia de la Asunción (Moratilla)
 
 
 
 
Iglesia de la Asunción (Moratilla)
 
 
Bar Las Escuelas (Moratilla)
 
 
Ha sido el día del ocho. Éramos ocho, tres lemkos entre ellos. La ruta discurrió entre dos pueblos de la Mancomunidad Villas Alcarreñas, integrada por un total de ocho pueblos. Ocho eran las columnas de cada una de las dos galerías de la Casa Consistorial de Fuentelecina y en este último pueblo nos hicimos una foto de grupo a la altura del ocho de su frontón.


 
 
Moratilla de los Meleros
Este pueblo alcarreño, recostado a los pies del cerro de San Blas, se ubica en el fondo de un vallejo en el que confluyen los arroyos de la Vega, Saornil y Carraguadalajara.
Probablemente su monumento más original, declarado Bien de Interés Cultural en 1992, sea el rollo o picota, que se asienta sobre cuatro gradas circulares y concéntricas. En los cuatro brazos de la parte superior, adornados con cabezas de león, se exponían los reos y las cabezas o cuerpos de los ajusticiados. Se alza en una placita con mirador sobre la vega del arroyo de Carraguadalajara y es signo de villazgo, es decir, nos informa de que el pueblo poseía el estatus o jurisdicción de villa, con la consiguiente capacidad para administrar justicia.
La iglesia parroquial de la Asunción, fundada en el siglo XIII, conserva de la primitiva construcción románica su portada con arquivoltas. En su interior destaca su artesonado, fechado a principios del XVI.
 
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