viernes, 12 de mayo de 2017

De la playa de los Roques al mirador de San Pedro (9 de abril de 2017)

El Puerto de la Cruz fue la primera escala en nuestro recorrido por la isla de Tenerife. Esta localidad turística nació como salida natural al mar y puerto tanto pesquero como comercial del cercano núcleo de población de La Orotava.






Nos alojamos en el céntrico Hotel Marquesa, situado en la calle Quintana, frente a la iglesia de Nuestra Señora de la Peña de Francia. Fue una sorpresa comprobar que se trataba de un viejo caserón de estilo colonial, con sus balcones de madera y su patio interior, en el que se alojó el mismísimo Alexander von Humboldt, el naturalista alemán, en el viaje que hizo a la isla de Tenerife en 1799.








Merecen una visita el Lago Artificial de Martiánez, un complejo turístico municipal que fue diseñado por el artista lanzaroteño César Manrique, y el Jardín de Aclimatación de La Orotava, un jardín botánico fundado por Carlos III en 1788 para introducir especies botánicas tropicales y subtropicales.






Higuera de Lord Howe


La tranquila villa de La Orotava, situada a casi 400 metros sobre el nivel del mar, cuenta con un casco antiguo de callejuelas adoquinadas, jardines y notables edificios de estilo colonial, entre los que destacan el Ayuntamiento, algunas mansiones señoriales como la Casa de los Balcones y varias iglesias (la de la Concepción, la de San Agustín y la de San Juan Bautista del Farrobo).


Iglesia de San Agustín


Jardín Botánico Victoria


Ayuntamiento de La Orotava




Casa de los Balcones


Iglesia de la Concepción


Fue un domingo por la mañana cuando por fin nos juntamos todos. Tras una especie de segundo desayuno o comida ligera en una terraza de la animada Plaza del Charco, nos acercamos en los coches hasta el Hotel Maritim, situado a poco más de 5 kilómetros del Puerto de la Cruz, aunque ya en el término municipal de Los Realejos, para hacer una excursión lineal de aproximadamente 8 kilómetros entre ida y vuelta.


Plaza del Charco


Por detrás del Hotel Maritim arranca el sendero de pequeño recorrido PR TF-48, bautizado como Sendero del Agua, que vamos a seguir y que discurre en paralelo a la costa y las playas de Los Roques y de La Fajana, atravesando las urbanizaciones de La Romántica I y II para ascender hasta el mirador de San Pedro en su tramo final.


Playa de los Roques


El azulado Hotel Martim




Tras dejar atrás la segunda de las urbanizaciones se desciende hasta una rambla que se cruza por un puente de madera. Desde este punto se contemplan las ruinas del antiguo elevador de aguas de Gordejuela, que tiene más de un siglo de antigüedad y albergó la primera máquina de vapor que se instaló en la isla.




Elevador de aguas de Gordejuela


A partir de aquí el sendero se adentra en el espacio natural protegido de la Rambla de Castro, en el que se levantan la Hacienda de los Castro, un caserón rodeado de palmerales, y la ermita de San Pedro.




El sendero nos lleva finalmente hasta el mirador de San Pedro, junto a la carretera TF-5, en el que hay un pequeño quiosco con mesas donde picar algo y tomar un refresco. Nos entró la duda de si un racimo de plátanos que tenían colgado era o no de adorno.








Por la noche cenamos en el restaurante que la Cofradía de Pescadores Gran Poder de Dios tiene en Puerto de la Cruz junto a la antigua Casa de la Aduana. A la mañana siguiente nos esperaba el Teide.



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