Era sábado, el Día de Europa para más señas. Después de dos meses de parón obligado, este grupo ha vuelto a hacer rutas, aunque sea en solitario y ajustándose a los horarios y limitaciones establecidos en el real decreto de movilidad.
El protagonista de esta caminata por monte adehesado ascendió al cerro Confiteras (1.055 m.) desde Pedrezuela (858 m.). Fue un buen madrugón, y no precisamente de esos que se hacen a regañadientes para tener que fichar en la oficina. El campo, por el que ahora trotan corzos y jabalíes a su libre albedrío, estaba ciertamente espléndido. Unas tres horas y media de pateo que tuvieron sus consecuencias físicas en forma de ampollas en un talón. La puesta a punto ha comenzado ya para algunos.
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