Nos podíamos haber ido por los Cerros de Úbeda, pero el cierre perimetral de la Comunidad de Madrid nos lo impidió, así que tuvimos que irnos por los más cercanos Cerros de Alcalá, que ofrecen al senderista unos paisajes bastante distintos a los de Guadarrama, que sorprendieron a algunos de los participantes en la ruta.
Nuestra primera intención era acceder al Parque Forestal de los Cerros de Alcalá desde el puente de la Oruga, pero un cartel dejaba bien claro que el paso estaba tajantemente prohibido. Entonces nos subimos de nuevo a los coches y nos dirigimos al aparcamiento que hay junto a la carretera de Loeches, una vez pasado el Puente Zulema.
Hicimos un recorrido circular de casi 13 kilómetros, transitando por parajes muy variados (sotos fluviales, cantiles rocosos, profundos barrancos, atormentadas cárcavas, pinares de repoblación, etc.).
Pasamos en primer lugar por las ruinas de Alcalá la Vieja, el poblado musulmán de Al-Qalat Abd Al-Salam. Luego ascendimos al Cerro La Tortuga (731 m.) y finalmente al Cerro del Ecce Homo (836 m.), una aplanada mesa con vértice geodésico. El desnivel acumulado fue ligeramente superior a 500 metros.
Concluida la ruta, nos fuimos a Alcalá y nos sentamos en la terraza de la cervecería BrassBeer (Ronda Fiscal nº 38), donde cayeron unas cervezas y unas patatas cuatro salsas.
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