Se anunciaba mal tiempo y riesgo de nevadas. En vista de ello, optamos por subirnos al tren de Cercedilla. Una vez allí, ascendimos al collado de Cerromalejo (1.775 m), siguiendo el sendero de topos rojos que se inicia en la explanada de los campamentos. El tiempo no está tan mal. Es cierto que hay rachas de frío ventarrón y que a ratos nieva. Pero hay momentos en que cesa la nieve y el sol luce tímidamente entre las nubes.
Viene luego el descenso por el valle del río Moros. En esta vertiente es mayor la nieve acumulada. Entramos a comer en un refugio tipo búnker que hay en la ladera del cerro del Mostajo y cuyo nombre no sale en los mapas. Después, seguimos caminando un rato más por la pista hasta llegar a una bifurcación en la que enlazamos con el GR-88, que sigue el trazado de una vía pecuaria (Cañada Real Leonesa). Tomándolo hacia la izquierda llegamos hasta San Rafael. El día no se nos dio tan mal como pronosticaban los agoreros e hicimos 17 kilómetros, con algo más de 700 metros de desnivel positivo y algo más de 650 metros de desnivel negativo. Al final, la borrasca no alcanzó ni el nivel de una Filomenita. Como nos restaban unas dos horas para el tren de vuelta, pudimos entrar en dos bares (Las Farolas y Orly), a un ritmo de un bar por hora.
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