En un luminoso y templado día otoñal nos acercamos hasta la sierra de Ayllón e hicimos una visita guiada por lo que queda del monasterio cisterciense de Bonaval.
Tras un café en Humanes, continuamos en coche hasta Retiendas, dejamos el pueblo atrás y aparcamos los vehículos en el aparcamiento que han habilitado para los que quieren visitar Bonaval, a escasos metros del puente sobre el río Jarama. Desde aquí hay que caminar casi kilómetro y medio para llegar al monasterio.
El monasterio de Santa María de Bonaval pertenecía a la Orden del Císter, los conocidos como monjes blancos, y fue fundado en la segunda mitad del siglo XII por un grupo de monjes procedentes del monasterio de Balbuena (Valladolid). Se suele tomar el año de 1164 como el de su fundación. Once años después, en 1175, el rey castellano Alfonso VIII les confirmó la propiedad del monasterio y de las tierras circundantes.
Se cree que el monasterio fue construido en gran parte con piedra procedente de las canteras de Tamajón. Para asegurar su subsistencia los monjes cultivaban la tierra y tenían junto al monasterio un establo en el que guardar los animales y un molino de tracción animal para moler el cereal. Además, explotaban los bosques y pastos que había en sus terrenos para obtener madera, carbón y alimento para el ganado. Disponían de agua abundante (por detrás corre el arroyo de Retiendas, que desemboca a escasos 300 metros en el río Jarama).
El edificio fue abandonado por los últimos monjes tras la invasión francesa y la guerra de independencia, teniendo después otros propietarios. Ya entrado el siglo XX, comenzó su acelerado deterioro. Lo que queda hoy son sus ruinas. Pero la Junta de Castilla - La Mancha ha hecho una pequeña restauración en estos últimos años para consolidar lo que quedaba, vallando el recinto y enseñándolo al público en una visita guiada (a partir del otoño de 2019). Por el momento la visita es gratuita, pero exige reserva, y puede hacerse solo los viernes, sábados y domingos.
Algunos datos del edificio:
- Tiene tres naves, pero solo una de ellas conserva parte de su cubierta.
- Presenta cabecera de triple ábside, con ventanales de arco apuntado.
- El ábside central aún conserva su bóveda nervada.
- En el muro sur se abre un pórtico de arco apuntado y cuatro arquivoltas, que descansan sobre capiteles con decoración foliácea.
- El proyecto arquitectónico inicial quedó inacabado y fue modificado por falta de fondos (crisis económicas, epidemias, etc.). Por eso no llegó a hacerse el claustro y las naves son más cortas de lo que les correspondería.
Tras la visita, dimos un agradable paseo por la Hoz de Jarama, siguiendo el sendero señalizado con marcas blancas y rojas (GR-10). Es zona en que es fácil avistar buitres revoloteando. Nos sentamos a comer entre unos olivos, muy cerca ya de la carretera que se dirige a Valdesotos.
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