Estaba prevista una ruta desde el Alto del León a Cabeza Líjar y otras cumbres del cordal de Cuelgamuros, pero un viento fuerte y gélido lo desaconsejaba. Rápidamente se improvisó una alternativa, que seguía el Via Crucis del Valle de los Caídos, un sendero esculpido en piedra, que el general Franco ordenó trazar en 1944. El recorrido se inicia en las Columnas de Juanelo y cuenta con varias capillas y más de dos mil escalones, siendo su punto más alto el risco de la Brulera (1.331 m), sobre el que se levanta la ermita del Altar Mayor.
Tras el Via Crucis y la obligación, vino la devoción, una última estación en forma de torreznos y unos suculentos tomates gratinados al queso azul.
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