Como ningún fotógrafo vino en esta ocasión a esta marcha, la crónica va a quedar un poco desangelada, no obstante haré una breve descripción, que el lugar bien merece la pena.
Se organizó esta excursión sobre la marcha, casi de forma improvisada y sólo fuimos dos los aventureros. Nuestra chica "peduele" y el que escribe estas lineas.
Recogí a Plo en la estación de autobuses de Soria ,a eso de las 10:30. Gracias a dios Plo se subió al primer autobús del día, a las 8:00 y no al siguiente de las 10:30, de no haber sido así muy probablemente nos hubieramos quedado sin pico.
Sobre las 12:00 nos plantamos en el Parque Natural de Sierra Cebollera, en el área recreativa del Achichuelo, junto al río Iregua, en Villoslada de Cameros (La Rioja). Nuestro objetívo del día no era más que llegar al Refugio de Cazadores, próximo al Castillo de Vinuesa, para ascender a este al día siguiente, así que estimamos que tenemos tiempo suficiente para caminar sin prisas........
Desde las proximidades del Refugio del Achichuelo nos encaramamos al largo cortafuegos que nos debe dejar en la misma cima del Alto de San Vicente. Para ello cogemos una desdibujada senda que se adentra en el bosque y nos deja en el cortafuegos salvando la fuerte pendiente del mismo en el arranque.
Da gusto ver lo bien cuidados que tienen los cortafuegos en esta zona, aparecen como verdaderas praderas por las que se camina alegremente,...........y no hay pérdida ninguna, pin-pan, pin-pan, tiquí-tiqui, y uno se planta en poco más de dos horas en la cima del Alto de San Vicente, que nos ofrece la primera gozosa panorámica. Inmesa masa forestal a nuestros pies, allá donde miremos, predominando, sobre todo en estas alturas, el pino silvestre, por lo que uno se acuerda facilmente de Valsaín. Desde aquí observamos nuestro destino allá lejos. La cima del Castillo de Vinuesa. A la derecha los Picos de Urbión, bastante nevados todavía. A la izquierda el resto de la Sierra Cebollera. Más a la derecha la Sierra de la Demanda, destacando el pico San Lorenzo.
Desde aquí el plan es continuar por el cordal de la llamada Sierra de Frihuela, hasta enlazar con el principal de la Sierra Cebollera. Todo este cordal se encuentra tapizado de pinos en un suave pero continuo sube y baja. Sin embargo no ofrece ningún problema de orientación, ya que no hay más que seguir la alambrada divisoria. No hay un claro sendero, pero se camina sin dificultad, ya que el bosque está bien limpio.
La verdad es que este tramo es una auténtica gozada, a la sombra, de vez en vez se abren claros en el pinar, que forman bucólicas praderitas. Uno no puede evitar volver a recordar esas praderas de Valsaín.
Después de comer alcanzamos el cordal principal a la altura de la laguna del Buey. Esta zona está completamente encharcada, aparecen los primeros neveros. Apenas llevamos agua para lo que resta del día pero se disipa el temor a no encontrar agua en nuestro destino.
Enfilamos el cordal principal en dirección al Castillo de Vinuesa, y a eso de las 6:30 de la tarde llegamos al colladito desde el que se descuelga un camino que en apenas 200 metros nos debe dejar en el Refugio de Cazadores. Valoramos nuestra situación y decidimos que nos sobra tiempo, que más vale no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy, y que además no tenemos nada de nenazas, así que dejamos las mochilas apoyadas en un pino y nos lanzamos a la conquista del Castillo.........de Vinuesa.
Entre pinos y pisando nieve de forma contínua al final, nos plantamos en la curiosa y estrecha cresta, hasta la que se encaraman los pinos. Se camina por ella sin problemas hasta la formación de rocas que sobresaliendo ligéramente del pinar alcanza la máxima cota. Una minima trepadíta y nos plantamos a las 7:30 de la tarde en la cima del Castillo de Vinuesa. La visión es espléndida, creanselo. Abajo, en dirección al valle de Iregua, se aprecian ahora perfectamente los hoyos de Iregua, en forma de praderas con charcas y meandros, abiertas entre el pinar y la ladera de la montaña. A Plo y a mí nos asaltan parecidos pensamientos. El lugar aunque amable, es también bastante salvaje, no hemos visto un alma en todo el día, apenas se aprecian huellas de presencia humana, salvo los cortafuegos y en la lejanía algunos pueblos.
A esa hora de la tarde parece como si nos hubieramos trasladado a lejanos tiempos........
Pero nos queda un asunto práctico que resolver, que no es otro que nuestra pernocta. Tenemos grandes dudas respecto a que el refugio esté abierto y por otra parte se nos antoja complicada la idea de vivaquear, dada la cantidad de agua acumulada en el terreno.
Tomamos el camino de bajada y enseguida llegamos al Refugio. Muy bonito, espléndidamente situado, preciosas vistas sobre los hoyos, generosa fuente en las proximidades,.........pero cerrado, cerrado, cerradísimo.........
No problem, el refugio, además, tiene un estupendo porche que convertiremos en nuestro hogar durante las siguientes horas.
La noche es tirando a templada, así que se duerme estupendamente fuera. Pero, ¡ay!, amanece, y no se vé u n pimiento. Una densa niebla a venido a darnos los buenos días.
Mi idea para este día era acercarnos a los hoyos de Iregua, de aquí subir al Peñón de Santosonario y bajar por cordal al punto de partida, pero no parece que las circunstancias lo vayan a permitir.
Nos alegramos de haber ascendido ayer al Castillo de Vinuesa, ya tenemos hechos los "deberes", así que nos tomamos las cosas con tranquilidad.
A pesar de todo nos dirigimos a los hoyos de Iregua, sin sendero (o al menos nosotros no lo vimos), y entre la niebla, hay que ir tirando constantemente de brújula y mapa. Y yo me lo paso pipa. La temperatura es agradable y no hay viento, así que mola ir reconociendo los parajes que se van abriendo entre los pinos.
Toda esta zona de los hoyos de Iregua es un auténtico parque acuatico. Surgencias, lagunillas, meandros, un auténtico "aiguestortes" en miniatura. Una lástima la niebla, ya que estoy convencido de la belleza del lugar: verdes praderas rebosantes de agua, entre los pinos, rodeados de las cimas aún nevadas...........
La niebla es persistente, así que renunciamos al Peñón de Santosonario y toca retirada. Alegremente iniciamos la bajada por el pinar hasta dar con la senda paralela al Iregua. Pasamos por el Refugio de Marrodán y lo mismo. Arreglado, dos plantas, preciosa ubicación, pero cerrado. En este caso aunque no hay porche, si que hay una especie de leñera o refugito abierto en la parte de atrás, limpio y con sitio sufiente para unos pocos.
Enseguida salimos a la pista principal y ya no hay más que dejarse llevar hacia abajo. Son dos horas de pista, pero el paisaje bien merece la pena. Poco a poco el pinar vá cediendo terreno a las hayas. Es curiosa y bien bonita esta combinación de pino silvestre y hayas que aquí se produce, una especie de encuentro entre el clima mediterraneo más propio de tierras más meridionales y el atlántico que se extiende hacia el norte.
Y colorín colorado, esta ruta se ha acabado.......,¿o no?.
-'Que duro es ser hombre prehistórico, verdad?' -dice ella.
ResponderEliminar-'Que duro es ser hombre' -dice él con las manitas gélidas de llenar las botellas de agua en el manantial de agüita heladita....... jajajajaja
muuu gonito.
ResponderEliminarmu gonito, pero ni una foto, uuummmmmm, estos dos han pasado el fin de semana en Pedrezuela mirando mapas.
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