Los senderistas que nos hemos apuntado a esta ruta vamos llegando a Soto del Real con cuentagotas. Nos juntamos en uno de los bares de la plaza del ayuntamiento, en la Cafetería Piccola, que ya conocemos de otras veces. Bollería, tostadas, café, té. Buena materia prima para un desayuno.
El Señor Royo se nos presenta con una camiseta que lleva impreso un mensaje un tanto subliminal. A mí me cuesta pillarlo. Estoy realmente espeso a estas horas de la mañana.
El mensaje del Señor Royo
Nos acercamos hasta la ermita de San Blas, que se encuentra en plena Hoya de San Blas, a mitad de camino entre Soto del Real y Miraflores. Aquí se quedarán los coches.
La Hoya o Hueco de San Blas es una honda depresión cubierta de pinares, que se extiende al pie de la Cuerda Larga y de las laderas orientales de La Pedriza, por la que discurre el arroyo del Mediano en busca del Manzanares.
Atravesamos el arroyo de los Eriales y comprobamos desilusionados cómo este año las sardinas no se han acercado por aquí. Solo un arbusto que hay algo antes del arroyo ha dado fruto. Pobre cosecha.
Nos internamos en el pinar. Al pie de un gran álamo encontramos unas setas que Ana cree que son setas de chopo. Aunque tampoco pondría la mano en el fuego. Debía tener razón, porque a la bajada ya no quedaba ni rastro de las setas. Se las habían llevado.
Las setas de chopo
La Hoya de San Blas
Las cabras montesas, reintroducidas hace años en La Pedriza, se han ido extendiendo por la sierra. Avistamos dos rebaños bastante grandes muy cerca de nosotros. No huyen. Se muestran confiadas y tranquilas.
Siguen las sorpresas. Bastante arriba, a una altura entre 1.500 y 1.600 metros, encontramos un manzano silvestre o maíllo del que cuelgan sus frutos. Cogemos algunas manzanitas, les hincamos el diente y la verdad es que no están nada mal.
Al pie del manzano
Seguimos una bonita y estrecha senda, a cierta altura, que va salvando varias vaguadas y aproximándose a nuestro objetivo, que no es otro que el Hoyo Cerrado o del Mediano, al que llegamos unos minutos después de las dos de la tarde, hora perfecta para comer.
Hemos llegado a nuestro objetivo
Este paraje, que se encuentra a una altura de unos 1.760 metros, a levante de la cumbre de Asómate de Hoyos (2.230 m.), es realmente una hoya glaciar, descubierta en 1930 para la ciencia por el geólogo alemán Paul Wernert, un estudioso del glaciarismo en Guadarrama. Su morfología es típicamente glaciar y sus morrenas se han conservado estupendamente.
Se trata de un lugar seculamente frecuentado en el verano por pastores y cabreros, que hasta aquí subían con sus rebaños en busca de los pastos aún frescos. De esta actividad pastoril quedan como testimonio las ruinas de algunos chozos y apriscos. Hay un rústico chozo en pie, que alguien se ha molestado en rehabilitar, cubierto por una lona impermeable. En la lona han dibujado unos sugerentes corazones.
El rústico chozo
La pradera, partida en dos por el arroyo del Mediano, que nace solo un poco más arriba, aparece ahora amarillenta, pero a finales de primavera suele ofrecer un verdor espectacular, con el agua corriendo a raudales y los neveros descolgándose por las rocas que cierran este pequeño circo.
Tras la comida, la agradable temperatura nos incita al sesteo. Pronto llegarán los fríos y hay, por tanto, que disfrutar de estos momentos de bonanza.
Momentos de bonanza, a pesar de la crisis
Un apunte sobre Asómate de Hoyos. El curioso nombre de esta cumbre que forma parte de la Cuerda Larga parece de origen medieval y alude a que desde sus alturas pueden contemplarse dos hoyas glaciares que se hallan a sus pies. Una es esta en la que nos encontramos y la otra es conocida como los Hoyos de la Sierra, que se hallan situados sobre La Pedriza, un poco más arriba del collado del Miradero.
La bajada la hacemos por un sendero en zig zag. Antes de adentrarnos de nuevo en el pinar tenemos unas vistas muy bonitas de la Najarra. El sendero tiene toda la pinta de haber sido en su momento un viejo camino mulero, por el que las bestias salvarían el desnivel cómodamente, aun cuando fueran cargadas hasta los topes. No recuerdo si bajaban el mineral de una pequeña mina que había por aquí o si recogían la nieve que en invierno y primavera se acumulaba en los ventisqueros.
La Najarra
Comenzamos a bajar
Zigzaguendo por el pinar
Una cabrita nos mira
Poco más que decir. Solo mencionar otra vez que de las setas de cardo que vimos en la subida no quedaba ya nada de nada.
Por la ancha pista
Las setas se han volatilizado
Las cervezas fueron en otro de los bares que hay en la plaza de Soto del Real. Por cierto, nos hemos enterado de que el momento de la cerveza es para Nuria el mejor momento del día. Alguien apuntó incluso que es muy cervecera.
ENLACE:
La Hoya de San Blas (por Andrés Campos)
BIBLIOGRAFÍA:
Memorias del Guadarrama, libro escrito por Julio Vías, que en las páginas 189 y 190 ofrece algunos datos sobre el Hoyo Cerrado o del Mediano.
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