domingo, 10 de mayo de 2015

De Villavieja a la Chorrera de San Mamés (10 de mayo de 2015)

En esta ocasión nos acercamos hasta Villavieja, una localidad situada a unos 4 kms. de Buitrago y que en otro tiempo perteneció a la Comunidad y Tierra de Buitrago. Su nombre original parece ser Zarzosa y sus orígenes parecen remontarse a finales del siglo XI, cuando estas tierras fueron repobladas por pastores venidos de Segovia y de otras tierras más al norte. Entre las actividades tradicionales a que se dedicaban sus vecinos destacan la ganadería, el pastoreo, el cultivo de lino, la obtención de madera y el carboneo.
 
Vamos a seguir una ruta que figura en una guía publicada en Los Libros de la Catarata, mencionada al final, que transita por varias vías pecuarias (Colada de la Solana, Cañada de los Renales y Cañada del Tercio Nuevo). Más o menos nos ajustaremos a la descripción, salvo en el acercamiento a la chorrera y en el típico despiste a comienzo de ruta, que nos llevará a pasar por Pinilla de Buitrago aunque no estaba previsto.
 
 
Bar El Duende
 
 
Tras tomarnos el café en el bar El Duende salimos del pueblo por la calle del Barco, que nos conduce hasta el antiguo lavadero público (hoy centro de exposiciones), conectando con la calle de la Reguera.
Continuamos de frente por la Colada de la Solana, una antigua vía pecuaria que se encuentra encajada entre tapias de piedra. Por aquí discurría la reguera madre o gran acequia que los vecinos utilizaban para canalizar el agua con que regar huertos, linares y prados. Antiguamente se convocaba un día al año a todos los regantes para que realizaran labores de limpieza y reparación de la reguera, estando todos ellos obligados a participar.
 
Pronto llegamos a la dehesa boyal del pueblo, una dehesa de fresnos que se cuenta entre las mejores conservadas de toda la Comunidad de Madrid. Se caracteriza por ser un monte hueco (o monte con claros entre los árboles), en el que se seguía un sistema tradicional para aprovechar el medio y la masa forestal de manera sostenible, combinándose la explotación de los pastos para ganadería extensiva con el ramoneo de los fresnos (o mordisqueo de sus hojas por el propio ganado) y las sacas de madera. Para proveerse de combustible con que calentarse en sus casas los vecinos hacían cortas de leña, teniendo cada uno de ellos derecho a una suerte o parcela, que era sorteada cada año al comienzo del invierno. De esta forma los fresnos eran desmochados, adquiriendo un aspecto muy peculiar, con gruesos troncos y copas pequeñas.
 
En el Prado Gamonal, en el que abundan la carrasca, el tomillo y el cantueso, torceremos por una cañada a mano derecha. Un poco más adelante, un despiste en una bifurcación del que suscribe esta crónica nos llevará, dejando a nuestra izquierda la cruz que corona el cerro del Calvario, hasta Pinilla de Buitrago, que pertenece a Gargantilla de Lozoya.
 
 
 
 
Pero no pasa nada. Tomando un sendero que discurre entre cercados de piedra enderezaremos de nuevo el rumbo hacia San Mamés, que es pedanía del municipio de Navarredonda.
 
 
 
 
El camino hacia la chorrera sale de la plaza principal de San Mamés y está indicado con flechas rojas. Aquí no podemos fallar, me digo. Y no fallaremos, como aquel Lafayette de los chistes del genial Gila.
 
Siguiendo por este que los lugareños llaman Camino de la Chorrera o del Prado de la Cruz pasamos junto la explotación caprina y quesería artesanal de Santo Mamés y seguimos ascendiendo, ahora por la Cañada de los Rendales, por entre prados y rebollares, con más sol que sombra, todo hay que decirlo. Y es que el calor aprieta y aún no estamos ni en San Isidro.
 
 
 
 
 

Según ganamos altura y nos damos la vuelta se nos va ampliando el panorama, divisándose el embalse de Riosequillo, el cerro del Cuadrón, el Mondalindo, la sierra de la Cabrera, el Peñalacabra, etc.
A la entrada del pinar nos encontramos con la triste sorpresa de que la antigua casa forestal está abandonada y abierta, con los habituales destrozos en su interior. El vandalismo es uno de tantos males endémicos de este país.
 
 
 Al fondo, cerro del Cuadrón y Mondalindo, mas atrás la sierra de la Cabrera
 
 
 
 
Caminando bajo la sombra que nos ofrece el pinar, que es de agradecer, llegamos en un cuarto de hora más al pie de la chorrera, bien cargada de agua en esta época del año. Desde aquí se divisan algunos neveros que subsisten en las laderas de los Reajos y del Lomo Gordo. Comeremos en este sugerente paraje.
 
 
 
 






 
 
Al no haber sitio para echarnos la siesta, lo único malo de este lugar, reanudamos la marcha un poco antes de lo esperable. Desandamos un poco lo hecho y al rato de salir del pinar, doblamos a la izquierda por un ancho camino, que se dirige hacia Villavieja y está indicado como vía pecuaria, al tratarse de la continuación de la Cañada de los Rendales. En un principio discurre a media ladera, adentrándose en el rebollar y posteriormente comienza a descender suavemente, trazando varias revueltas.
 
 
 
 



 
Al salir a la vaguada por la que baja el arroyo de los Robles, a la altura de un depósito de agua de paredes blancas, conectamos con el camino de los Gallegos, que tomamos hacia la derecha. Cruzamos enseguida las vías del tren y, tras atravesar la colonia de los Llanos, alcanzamos las primeras casas de Villavieja.
 
 
 
 
Las cervecitas caerán, al igual que el café de la mañana, de nuevo en el bar El Duende. Sin pretender desmerecer para nada la ruta y el paraje de la chorrera, es este sin duda uno de los mejores momentos del día.
 
 



 
Bibliografía
Ruta nº 8 de La Sierra Norte de Madrid. F. Heras, G. de Mingo, M. Rubio, F. Segura y M. Sintes. Los Libros de la Catarata.
 
Documentos
 
Enlaces
La Chorrera de San Mamés (por Andrés Campos)
Chorrera de San Mamés (por Alfredo Merino)
 

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