En este nuestro último día completo que pasaremos en Clifden nos hemos acercado a Cleggan para tomar allí el primer barquito que zarpa para Inishbofin (Inis Bó Finne en gaélico), la isla de la vaca blanca. Algo que suena como el título de un cuento infantil de los Hermanos Grimm.
Inishbofin (condado de Galway) es una isla de unos 6 kilómetros de largo por 3 de ancho, en la que viven tan solo unas 200 personas. Aun así cuenta con varios hoteles y B&Bs. Se encuentra frente a las costas de Connemara, a escasos kilómetros, y para llegar a ella hay que tomar en el pequeño pueblo de pescadores de Cleggan (An Cloiggean en gaélico) alguno de los ferries de la compañía Island Discovery (hay 3 servicios diarios y el trayecto dura unos 40 minutos).
El día amanece algo encapotado, como es lo usual, pero no por ello nos vamos a echar atrás. Gerard, que es el que lleva el bed and breakfast de Clifden en el que estamos alojados, nos ha animado mucho a conocer esta isla. Inishbofin is beautiful, nos ha repetido varias veces en estos días, suspirando hondamente.
Tomamos en Cleggan el primer ferry, el de las 11:30. Nada más zarpar empiezan a caer las primeras gotas de lluvia. Estamos en manos del destino.
Al abandonar la bahía de Cleggan y salir a alta mar, nuestro cascarón comienza a bambolearse, zarandeado por las olas. Nos hemos tomado una biodramina un par de horas antes, pero aun así este cronista comienza poco a poco a sentir en su estómago tanto meneíto. Lo que empieza siendo un leve mareo va a más y pasa a ser un sudor frío, pero afortunadamente conseguiremos atracar en el pequeño puerto de Inishbofin sin que la cosa haya llegado a mayores.
Al pisar tierra firme, la lluvia arrecia. Nos tapamos la cabeza con la capucha y nos cobijamos en el Community Centre, que se encuentra próximo.
No pinta bien la cosa, no. Pero al menos nos podemos tomar un té que nos entone un poco el cuerpo después de tanto zarandeo. Nos invitan a subir a una sala de estar que tienen arriba y al cabo del rato nos suben la bandeja con la tetera y las tazas. Al rato se sentarán con nosotros en la mesa unos italianos que han venido también en nuestro barco y entablaremos conversación con ellos.
El tiempo pasa y la lluvia sigue. Hacemos de tripas corazón y decidimos salir a dar un paseo. Y menos mal. Porque el paseo mereció la pena. Y la lluvia fue amainando poco a poco hasta que a la hora y pico larga dejó de llover.
Hay tres paseos señalizados en la isla. Nosotros haremos el Westquarter Loop, un recorrido de ocho kilómetros que puede hacerse entre dos y tres horas, siendo su desnivel escaso. Como su nombre indica, nos llevará al extremo más occidental de la isla, desde el que se avista la próxima pero más pequeña isla de Inishark.
En nuestro rodeo nos trasladaremos desde la costa sur de la isla a la costa norte, en la que nos aguardan algunas sorpresas. Primero, los restos de un delfín muerto en la arena. Luego, en la North Beach Bay, las ágiles zambullidas de un grupo de delfines.
En el tramo final de nuestra caminata pasaremos junto al Loch Bó Finne, el laguito que da nombre a esta isla. Pronto salimos de nuevo a la costa sur, empalmando con el camino de ida a poco más de un kilómetro de distancia del embarcadero.
Un bonito paseo que hubiéramos disfrutado aún más con sol y mejor tiempo. Pero era nuestra última oportunidad para conocer Inishbofin, dado que mañana dejaremos Clifden y nos mudaremos para Kiltimagh.
Inishbofin (condado de Galway) es una isla de unos 6 kilómetros de largo por 3 de ancho, en la que viven tan solo unas 200 personas. Aun así cuenta con varios hoteles y B&Bs. Se encuentra frente a las costas de Connemara, a escasos kilómetros, y para llegar a ella hay que tomar en el pequeño pueblo de pescadores de Cleggan (An Cloiggean en gaélico) alguno de los ferries de la compañía Island Discovery (hay 3 servicios diarios y el trayecto dura unos 40 minutos).
El día amanece algo encapotado, como es lo usual, pero no por ello nos vamos a echar atrás. Gerard, que es el que lleva el bed and breakfast de Clifden en el que estamos alojados, nos ha animado mucho a conocer esta isla. Inishbofin is beautiful, nos ha repetido varias veces en estos días, suspirando hondamente.
Tomamos en Cleggan el primer ferry, el de las 11:30. Nada más zarpar empiezan a caer las primeras gotas de lluvia. Estamos en manos del destino.
Al abandonar la bahía de Cleggan y salir a alta mar, nuestro cascarón comienza a bambolearse, zarandeado por las olas. Nos hemos tomado una biodramina un par de horas antes, pero aun así este cronista comienza poco a poco a sentir en su estómago tanto meneíto. Lo que empieza siendo un leve mareo va a más y pasa a ser un sudor frío, pero afortunadamente conseguiremos atracar en el pequeño puerto de Inishbofin sin que la cosa haya llegado a mayores.
Al pisar tierra firme, la lluvia arrecia. Nos tapamos la cabeza con la capucha y nos cobijamos en el Community Centre, que se encuentra próximo.
No pinta bien la cosa, no. Pero al menos nos podemos tomar un té que nos entone un poco el cuerpo después de tanto zarandeo. Nos invitan a subir a una sala de estar que tienen arriba y al cabo del rato nos suben la bandeja con la tetera y las tazas. Al rato se sentarán con nosotros en la mesa unos italianos que han venido también en nuestro barco y entablaremos conversación con ellos.
El tiempo pasa y la lluvia sigue. Hacemos de tripas corazón y decidimos salir a dar un paseo. Y menos mal. Porque el paseo mereció la pena. Y la lluvia fue amainando poco a poco hasta que a la hora y pico larga dejó de llover.
Hay tres paseos señalizados en la isla. Nosotros haremos el Westquarter Loop, un recorrido de ocho kilómetros que puede hacerse entre dos y tres horas, siendo su desnivel escaso. Como su nombre indica, nos llevará al extremo más occidental de la isla, desde el que se avista la próxima pero más pequeña isla de Inishark.
Kansas Students Memorial Cross
En nuestro rodeo nos trasladaremos desde la costa sur de la isla a la costa norte, en la que nos aguardan algunas sorpresas. Primero, los restos de un delfín muerto en la arena. Luego, en la North Beach Bay, las ágiles zambullidas de un grupo de delfines.
North Beach Bay
En el tramo final de nuestra caminata pasaremos junto al Loch Bó Finne, el laguito que da nombre a esta isla. Pronto salimos de nuevo a la costa sur, empalmando con el camino de ida a poco más de un kilómetro de distancia del embarcadero.
Loch Bó Finne
Loch Bó Finne
Doonmore Hotel
Community Centre
Embarcadero
Un bonito paseo que hubiéramos disfrutado aún más con sol y mejor tiempo. Pero era nuestra última oportunidad para conocer Inishbofin, dado que mañana dejaremos Clifden y nos mudaremos para Kiltimagh.
Santa Pinta de Guinness, llena eres de gracia
Cartografía
Mapa nº 37 del Ordnance Survey Ireland (OSI), a escala 1:50.000.
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