En la antigua villa condal de Oña, muy vinculada a los orígenes de Castilla, hemos pasado una nochevieja más. Han sido unos días fríos y con niebla densa a primera hora de la mañana, que tardaba largo tiempo en disiparse.
Su casco urbano, declarado Conjunto Histórico-Artístico, presenta un fuerte sabor medieval. Sus casas se adosan entre sí, formando estrechas calles, que se abren en las plazas del mercado, del ayuntamiento y del monasterio. Algunas de las casas, especialmente las situadas entre las calles del Pan y del Agua, lucen blasones en sus fachadas.
Nos hemos alojado en el Albergue Municipal, que se ubica a orillas del río Oca y ocupa el edificio de la antigua estación del ferrocarril Santander-Mediterráneo. Unas instalaciones cómodas y acogedoras para desparramar y recibir el nuevo año.
El monasterio benedictino de San Salvador, fundado en el año 1011 por el conde castellano Sancho García, es el monumento más emblemático de Oña.
En el año 1072, su iglesia se convierte en el primer Panteón Real de Castilla, al traer el Cid el cuerpo del rey Sancho II el Fuerte, asesinado en el cerco de Zamora, para enterrarlo aquí. También reposan aquí los restos del rey Sancho III el Mayor de Navarra, así como los de otros infantes, condes y personalidades.
Sus jardines se hallan rodeados por un muro de casi cuatro kilómetros de perímetro y cuentan con un conjunto de estanques y ría, diseñados en el siglo XVI, en los que los monjes criaban truchas y anguilas.
Desfiladero del río Oca
Nada más dejar atrás Oña, el río Oca forma un abrupto desfiladero de paredes verticales. Puede recorrerse siguiendo un estrecho camino que discurre entre la carretera N-232, la vía del tren y el río. Es un cómodo paseo de 2,5 kilómetros que arranca junto a nuestro albergue.
Tiene 1.200 metros de altura y puede ascenderse a él desde el mismo pueblo de Oña, tomando el camino de la sierra, que se inicia junto al monasterio de San Salvador. Se deja a la izquierda el Mazo de Oña y se remonta el barranco de Valdehayas hasta las campas que separan las cumbres de la Mesa de Oña y del Cuchillos, cubiertas de enebro y otros matorrales.
Mesa de Oña
Este monte, conocido también como Mesa del Abad, se eleva hasta los 1.205 metros de altura. Constituye la prolongación natural, hacia poniente, de los Montes Obarenes.
En su parte superior forma una amplia meseta, resultando difícil precisal cuál es su punto más alto.
Parque Natural de Montes Obarenes - San Zadornil
Tiene una extensión de casi 50.000 hectáreas y lo conforman un conjunto de sierras calizas (Oña, La Llana, Humión, La Verdina, Pancorbo, Foncea, etc.) que se extienden por el área delimitada entre las poblaciones de Oña, Frías, Sobrón, Miranda de Ebro y Pancorbo. Al norte queda el río Ebro y al sur, las llanuras de La Bureba.
La Casa del Parque se encuentra dentro de los jardines del monasterio de San Salvador de Oña. En invierno suele estar cerrada, aunque suelen concertarse visitas para grupos llamando por teléfono.
Valle de Tobalina
Se extiende entre la sierra de Árcena y los Montes Obarenes.
Lo atraviesa el río Ebro.
Toma su nombre de la toba, una característica piedra caliza que abunda en la zona.
Está integrado por un total de 45 pueblos y aldeas, destacando de entre ellos el conjunto monumental de Frías. Su capital es Quintana Martín Galíndez.
Frías
Es la localidad más pequeña de España que ostenta el título de ciudad.
Se asienta sobre un peñasco tobáceo y cuenta con uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar española de época medieval, destacando el castillo roquero de los Velasco, edificado entre los siglos XII y XV.
Es el punto más alto del conjunto de sierras que forman parte del Parque Natural de los Montes Obarenes (1,436 m.).
Hemos subido hasta esta montaña desde el pueblo de Orbañanos en otro día que ha amanecido con niebla. Al alcanzar el portillo de Jarrilla salimos de la niebla y disfrutamos de un sol magnífico.
En su cumbre hay una cruz metálica de 8 metros de altura, vértice geodésico y dos buzones montañeros.
Desfiladero y cascadas del río Molinar
Es una estrecha garganta de paredes verticales, que se encuentra entre las localidades de Ranera y Tobera.
La mano del hombre también ha dejado aquí su huella en las ermitas del Santo Cristo y de Santa María de la Hoz.
La mano del hombre también ha dejado aquí su huella en las ermitas del Santo Cristo y de Santa María de la Hoz.
Poza de la Sal
Es un conjunto amurallado de estrechas calles, que se extiende al pie del castillo.
Posee minas de sal, que afloraron a la superficie por un fenómeno diapírico. La actividad salinera y la extracción de sal han condicionado durante siglos la actividad y la economía de sus gentes.
Es cuna del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente.
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Verde burgalés (El País, abril de 2017)
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