Cuando Carmen y el menda nos juntamos, ocurre con frecuencia que nos metemos en algún berenjenal. Nada extraño tratándose de dos optimistas empedernidos. Hoy ha sido así, aunque al final supimos salvar con elegancia las dificultades.
Fuimos en tren hacia El Escorial (909 m.) y allí, tras el desayuno, echamos a andar en busca del puente romano sobre el río Aulencia, aunque digo yo que se tratará más de un puente medieval, como la mayoría de los puentes de nuestra geografía que se anuncian como romanos. Y es que lo romano, al igual que lo anglosajón, da prestigio.
Puente romano
A partir de aquí seguimos las marcas blancas y rojas de pintura del GR-10, que nos llevan hasta Zarzalejo. Nuestro camino es una antigua vía pecuaria, la Senda de Merinas, en la que todavía se reconocen algunos tramos de lo que dicen fue una calzada romana, con su enlosado en un buen estado de conservación. Uno, no obstante, tiende a pensar que se trataría más bien de una calzada medieval.
Al fondo, los Tres Ermitaños
Llegamos a un punto en el que hay que cruzar la doble vía del tren por encima, aunque se trata de un tramo en el que la visibilidad a ambos lados es buena. Pasamos más adelante junto a un cercado a mano izquierda, donde dos burros y un caballito blanco se acercan a nosotros con curiosidad.
Desembocamos en las primeras casas del barrio de Pajares, que es donde se encuentra la estación de tren de Zarzalejo. Echamos un trago en una fuente, junto a la que han parado también dos ciclistas, y doblamos por una calle cuesta arriba para encaminarnos hacia una cantera que hay por encima del caserío.
A partir de la cantera seguiremos una senda poco clara que pasa junto a las ruinas de la Casa Vedado del Monte y tira monte arriba. Hay algunos hitos y algún círculo de pintura amarilla, pero es fácil perderlos. Ha empezado ya a nevar y con ello la roca se pone resbaladiza, lo que hace peligrosas algunas trepadas, añadiendo incertidumbre a la situación.
Tres Ermitaños o Lograremos superar las dificultades para alcanzar la Machota Baja (1.404 m.), situándonos al pie del peñasco en el que se ubica el vértice geodésico que marca la cumbre. Pero no haremos la trepada final. No queremos arriesgar con la piedra mojada y además, el cielo se ha cubierto completamente y no hay vistas.
La Machota Baja y su vértice
A esta montaña la llaman también los Tres Ermitaños y es que, vista desde lejos, su cima está formada por tres picos escalonados, de 1.404, 1.398 y 1.371 m. Bajamos ahora siguiendo los hitos que nos llevan hasta el collado de Entrecabezas (1.284 m.), donde volvemos a enlazar con el GR-10. La nieve que ha ido cayendo ha cubierto el camino de una fina capa blanca.
Seguimos ahora las marcas blancas y rojas en dirección a El Escorial, descendiendo por el robledal de la Herrería. A la altura de una portilla metálica giratoria nos cruzamos con un hombre y su perrito, que suben. Llevábamos sin ver a nadie desde que abandonamos Pajares.
Pasamos junto a la Casa del Sordo, que está abandonada y con la puerta y las ventanas tapiadas. Al llegar a la Silla de Felipe II nos encontramos con que el bar que hay allí está cerrado. Y eso que abre todos los días del año a partir de mediodía, según reza un cartel. Interpretamos que han debido abrir un rato y que hemos llegado tarde, pues ya son las cuatro menos cuarto. Nos hemos quedado sin huevos fritos.
Hoy no hay huevos
Sin otra alternativa, continuamos bajando, pasamos junto a la ermita de la Virgen de Gracia, cruzamos la carretera M-505 y más adelante tomaremos un camino a mano derecha que nos lleva hasta la entrada a los jardines de la Casita del Príncipe, los atravesamos y salimos a la estación del tren. Han debido ser unos 16,5 kilómetros, aunque el track que estaba grabando con el móvil se interrumpió en la Silla de Felipe (hasta ahí marcaba 12,5 kms.). En la cafetería de la estación nos tomamos unas alitas de pollo y unos pimientos de Padrón. Mi estómago rugía.
Ermita de la Virgen de Gracia
Jardines de la Casita del Príncipe
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