Hemos hecho hoy domingo un sendero de pequeño recorrido (PR-BU 172) que toma su nombre del río Gromejón, un afluente del Duero que nace en el término municipal de Caleruega y fluye a lo largo de algo más de 30 kilómeros. Se trata de una ruta circular, con una longitud de unos 14 kilómetros y un desnivel de unos 200 metros. Parte de Tubilla del Lago, localidad burgalesa en la que nos hemos alojado en estos días de fin de año, que se halla precisamente a orillas del río Gromejón, y atraviesa también la localidad de Villalbilla de Gumiel.
Torre del Reloj
Al salir del pueblo divisamos varios palomares circulares, en los que antaño se criaban palomas y pichones que servían de complemento alimenticio a los habitantes del pueblo, sobre todo en invierno.
A unos 2 kilómetros llegamos a la ermita de San Marcos, que era la antigua iglesia del pueblo de Quintanilla de los Caballeros, hoy un despoblado del que quedan las ruinas de un par de casas y poco más.
A la entrada de Villalbilla de Gumiel, nos topamos con la ermita de la Virgen del Pilar, llamada la Pilarica por los lugareños. A continuación entramos en el bar Maxi, donde nos tomamos unas rabas y croquetas variadas (de jamón, de setas, de langostinos y de sepia en su tinta). Todo muy rico y una esmerada atención que nos hizo sentirnos como en casa.
El clan De la Fuente
Nos sentamos a comer de lo que hemos traído a mitad de la Cuesta del Bragal, sobre unas rocas desde las que aún se ve el caserío de Villalbilla de Gumiel. Se está de vicio al sol. Esto es como un solárium. Hay, por supuesto, un poco de siesta.
Al reanudar la marcha, ya tenemos claro que se nos va a hacer de noche. Transitamos entre campos de labor en los que se cultivan el cereal y algunas viñas. Pasamos junto a los corrales del Moralejo y de la Cuesta del Lijar. Nuestro sendero va poco a poco girando, primero hacia el este y luego hacia el sur, dejando finalmente atrás los sembrados para internarse en el pinar.
Al reanudar la marcha, ya tenemos claro que se nos va a hacer de noche. Transitamos entre campos de labor en los que se cultivan el cereal y algunas viñas. Pasamos junto a los corrales del Moralejo y de la Cuesta del Lijar. Nuestro sendero va poco a poco girando, primero hacia el este y luego hacia el sur, dejando finalmente atrás los sembrados para internarse en el pinar.
Ha sido una ruta tranquilita, a ritmo un tanto güevón, en la que no han dejado de rugir los karts que competían en el circuito de velocidad que hay a las afueras de Tubilla del Lago. Por cierto, nos ha faltado decir que hoy, penúltimo día del año, era el patrón de la comarca, San Gloricioso de la Ribera.
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