domingo, 6 de enero de 2019

Una subida a Peña Carazo y el alto de San Carlos (31 de diciembre de 2018)

La Sierra de Carazo es, vista desde la distancia, un farallón o castillo natural de escarpados cortados calizos, que se eleva abruptamente sobre el valle del Arlanza y las tierras circundantes. En sus verticales paredones anidan los buitres y otras rapaces. Se trata de una elevación estratégica que aparece ya mencionada en el Poema de Fernán González. Es digno de mencionarse que en su vertiente meridional se rodaron algunas escenas de la legendaria película El Bueno, El Feo y El Malo, dirigida por Sergio Leone en 1966 (entre otras, el duelo final entre los tres protagonistas, que tiene lugar en el cementerio de Sad Hill). En el plano botánico, constituye una extraordinaria reserva de sabina albar, ese árbol perennifolio de hojas de color verde oscuro, que es un reliquia del terciario. Dos son sus cumbres, casi gemelas, la Peña Carazo (o Meseta de Sancarazo) y el alto de San Carlos, y a las dos hemos ascendido en el día de hoy, iniciando nuestra andadura en el pueblo de Carazo (1.130 m.).



Desfiladero de La Yecla


Tras salir del pueblo, tomamos rumbo norte, dejando a nuestra izquierda la ermita de la Virgen del Sol, para encaramarnos a la Meseta de Sancarazo, debiendo salvar para ello un desnivel de casi 300 metros. En los últimos metros se supera un canchal de piedra suelta y fuertes pendientes.



Carazo



Al Campo de Prisioneros de Betterville


























Una vez que alcanzamos la planicie superior, nos asomamos a su vertiente norte, que cae a plomo sobre el valle del Arlanza, avistándose las localidades de Ahedo (o Haedo en algunos mapas), Contreras, La Revilla o Salas de los Infantes. En ese momento, los buitres salen de las oquedades rocosas que quedan bajo nuestros pies y echan a volar, dejando boquiabiertos a los que iban de avanzadilla.









Ahedo















Contreras





Caminamos ahora sobre el filo de la cresta en dirección noroeste, dejando a nuestra izquierda la cumbre de Peña Carazo (1.462 m.) y evitando algunas grietas. Nos deleitamos en este tramo con el planeo de los buitres y también con las evoluciones de un trío de cápridos.



























Alto de San Carlos





Al llegar al borde occidental de la meseta, destrepamos por una chimenea que nos permite salvar un desnivel de unos 50 metros para alcanzar el collado de la Rasa (1.360 m.), que se abre entre las dos cumbres principales de la Sierra de Carazo. Es el momento de sentarnos a comer y de descansar un rato.














Toca después avanzar casi un kilómetro por el collado de la Rasa para dirigirnos hacia el alto de San Carlos, que tenemos de frente, despidiéndonos de aquellos que se vuelven hoy mismo a Madrid para llegar a la cena de nochevieja.
Se sube en zig-zag por fuerte pendiente y se sale a la alargada cumbre del alto de San Carlos (1.455 m.), llamado también El Castillo, cuya cota máxima está señalizada mediante un vértice geodésico. En esta elevación ya hubo, al parecer, un asentamiento humano en la Edad del Hierro, habiendo sido ocupada a lo largo de la historia por celtas, romanos, moros y cristianos. De la fortaleza o castillo medieval, cuyo origen se sitúa en el siglo X, quedan al menos tres torretas o cubos y algunos restos de muralla (se dice que fue de nuevo reutilizado durante las guerras carlistas). Hay también una pirámide memorial que recuerda al militar Enrique Vidal Munárriz, fallecido aquí de forma repentina durante unas maniobras.



Peña Carazo









Alto de San Carlos






Desde el San Carlos






Vértice geodésico del San Carlos












Monumento en honor del general Vidal Munárriz



Belén de cumbre









Volvemos sobre nuestros pasos hacia el collado de la Rasa y a la altura del mojón de cemento MP19 emprendemos el descenso hacia el sur. Ojo, porque hay que tirar en recto para encontrar unos metros más abajo un punto débil en el farallón rocoso; si no se hace, se corre serio riesgo de embarrancarse y no poder progresar.











Salvado el escalón, vamos girando hacia el sureste, en dirección a Carazo, de donde salimos, hasta encontrar un obstáculo en forma de valla cinegética. Esto nos obligará a rodear la valla hasta que salimos al camino que viene de Contreras. Por este ancho camino recorreremos los casi últimos cuatro kilómetros de esta ruta. Nos caerá la noche, pero eso ya no nos preocupa. Pasadas las seis y media de la tarde, algunos distinguimos lo que parece ser un meteorito, atravesando el cielo a gran velocidad, aunque los medios de comunicación no nos permitan confirmarlo en los días venideros.

Sobre las siete llegamos a nuestros coches, completando en total unos 12,5 kilómetros, con 500 metros de desnivel. Un buen broche para cerrar el año.

Bibliografía
Montes de Burgos. Txomin Uriarte. Editorial Sua. Ver páginas 319 a 321.

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