Una ruta fácil a priori pero que a la postre resultó ser más larga que lo que aparentaba. Al final nos llevó todo el día, si bien a un ritmo bastante relajado. A partir de mediodía la tormenta amagó con descargar. Resonaron los truenos y cayeron algunas gotas pero al final todo se quedó en eso, en un amago.
Iniciamos los urbícolas nuestra caminata en el Monasterio del Paular, en origen cartujo y hoy benedictino. Tras andar unos diez minutos por la carretera en dirección a Cotos tomamos el Camino del Palero (GR 10.1) por el que ascendimos suavemente por el pinar durante algo más de una hora. Cruzamos el arroyo de la Umbría y veinte minutos más tarde aparecimos en el Mirador de los Robledos, en el que se levanta el Monumento a la Guardería Forestal, con forma de menhir. A destacar las vistas que ofrece sobre el valle del Lozoya.
Tras reanudar la marcha pasamos junto a una poza circular cuyas aguas aparecen recubiertas de una fina capa de algas verdosas. Tiene aspecto de haber sido hecha para que los helicópteros que luchan contra los incendios puedan reaprovisionarse de agua.
Un poco más adelante nos desviamos apenas unos metros para alcanzar la Casa de la Horca, que hoy es casa forestal que pertenece a la Sociedad Belga de los Pinares de El Paular, que se encarga de explotar la madera de estos bosques. Durante el siglo XIV parece que se encontraba aquí la casa del verdugo, en la que se ejecutaban las sentencias de pena de muerte contra criminales o malhechores, que los cuatro quiñones en que se dividía administrativamente el valle del Lozoya tenían la potestad de dictar.
Cruzamos la carretera que baja de Cotos a Rascafría y seguimos por una pista que remonta el valle casi tres kilómetros hasta llegar al puente de la Angostura, por el que cruzamos el arroyo homónimo. A continuación tomamos la senda de pescadores que desciende por la orilla opuesta y está balizada. En este tramo el suelo aparece cubierto de helechos y el pinar se muestra muy bonito.
Puente de la Angostura
En cómodo descenso pasamos junto a la presa del Pradillo y unos minutos después, sobre las tres y veinte, alcanzamos el área recreativa de La Isla. Dada la hora que es, decidimos sentarnos a comer en un prado algo agostado. Algunos que se habían dejado la comida en los coches, más por confiar en que terminaríamos pronto que por despiste, se vieron obligados a comprarse unos bocatas en el bar que hay aquí al lado.
Presa del Pradillo
De nuevo en marcha, pasamos junto a un maíllo o manzano silvestre y una central eléctrica en ruinas. Nuestro camino acaba desembocando en una pista más ancha que baja de la Morcuera (nuevamente GR 10.1). Unos metros más abajo se unen los arroyos de la Angostura y del Aguilón para dar lugar al río Lozoya.
Continuando ahora por el GR, dejamos a un lado una piscifactoría abandonada y las sencillas instalaciones de un campamento juvenil. Algo más adelante llegamos a las piscinas naturales de Las Presillas y nos sentamos a tomar un refresco en el merendero. Al cabo de un rato se nos unirá Charlotte, una inglesa con la que ya habíamos coincidido un rato antes en nuestra ruta. Desde aquí hasta los coches tuvimos tan solo que caminar un cuarto de hora más.
En Las Presillas
Puente del Perdón y Monasterio del Paular
Enlaces
Alrededores de El Paular (por Andrés Campos)
La Casa de la Horca (por Andrés Campos)
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