lunes, 22 de junio de 2015

De la Boca del Asno al Montón de Trigo (20 de junio de 2015)

Nos esperan hoy los azules montes del ancho Guadarrama, donde hay barrancos hondos de pinos verdes en que el viento canta, como decía Antonio Machado en unos versos de homenaje a Francisco Giner de los Ríos. Y es que nuestra ruta va a discurrir por el corazón de nuestro Guadarrama, ascendiendo por el pinar de Valsaín hasta la cónica cima del Montón de Trigo.
 
Al llegar a la Boca del Asno pasadas las diez de la mañana, nos sorprende que hay ya bastantes coches en su aparcamiento. Pese a ser sábado, los domingueros más madrugadores ya han desplegado sus manteles y tomado posiciones bajo el pinar.
 
 
 
 

 
Los Siete Picos
 
 
 
 
 
 
Peña Citores y Peñalara
 
 
 
 


Después de un rato de esfuerzo alcanzamos el Cerro Pelado (1.614 m.) y salimos a la Calzada Romana, por la que los ciclistas circulan en una y otra dirección, lo que obliga a Maite a atar a Lola para evitar sustos.
 
 
Por la Calzada Romana
 
 
Esta antiquísima vía de comunicación, que conectaba ambas mesetas, fue paso holladísimo hasta finales del siglo XVIII y utilizado incluso por nuestros reyes, los Trastámaras, los Austrias o los Borbones, para desplazarse desde Madrid a los palacios de Valsaín o de La Granja. A partir de 1788, con la construcción de la carretera del puerto de Navacerrada, cayó en desuso, quedando solo para el paso de gallegos que van a segar a Castilla, según escribiría Pascual Madoz en 1848.
 
Dejando a nuestra izquierda los cerros de La Camorquilla y La Camorca alcanzamos la pradera en que se encuentran los mínimos restos de la antigua venta y casa de postas de la Fuenfría, en la que los viajeros solían hacer un alto en el camino para descansar y cambiar de caballería. En Rinconete y Cortadillo, una de sus doce Novelas Ejemplares, Cervantes presenta al pícaro Rinconete como nacido en esta antigua venta:
Yo, señor hidalgo, soy natural de Fuenfrida, lugar conocido y famoso por los ilustres pasajeros que por él de continuo pasan.
 
 
Restos de la antigua venta
 
 



 
Un poquito más adelante llegamos a la fuente de la Reina, una histórica fuente de nuestra sierra, de agua frigidísima. El geólogo Casiano del Prado midió su temperatura en 6,7 grados un lejano 25 de agosto de 1861, a las diez y media de la mañana. A esta fuente se la llamaba antiguamente de Matagallegos por estar en el camino que éstos, los gallegos, usaban de ida y vuelta a la siega. Se dio el caso de que alguno de ellos murió por colapso al beber de sus aguas estando sudando.
 
 
 
 
Fuente de la Reina


Retrocediendo unos metros tomamos la senda que asciende por el pinar hacia el collado de Tirobarra. A la altura de la majada del Regajo, atravesada por el arroyo de las Cabras, nos encontramos un pequeño chozo y varios cercados de piedra utilizados como corrales.
 
 


Majada del Regajo






 
 
Al alcanzar el collado de Tirobarra (1.978 m.), que separa el Montón de Trigo de la Mujer Muerta, viramos a mano derecha y ascendiendo cómodamente por el cordal superamos los últimos metros de desnivel hasta la cumbre del Montón de Trigo (2.155 m.), donde nos reunimos con Santi y Eva, que llevan un rato esperándonos.
 
 
Mujer Muerta
 
 


En la cumbre del Montón de Trigo

 
Son ya las tres y cuarto. Tras comer juntos en la cima, emprendemos el descenso hacia el collado Minguete (1.989 m.) y el puerto de la Fuenfría (1.790 m.).
 
 
Montón de Trigo
 
 
En el puerto de la Fuenfría
 
 
En la fuente del puerto de la Fuenfría
 
 
Hacemos el último tramo de descenso siguiendo el GR 10.1, que al principio pierde altura bruscamente. Una vez desembocados en la pista asfaltada, la pendiente se suaviza. Tras cruzar los arroyos Minguete y del Telégrafo, salimos al puente de la Cantina, que salva las aguas del río Eresma, donde hemos dejado previsoramente un coche, lo que nos permite dar por concluida la ruta sin tener que retroceder hasta la Boca del Asno.
 
 


Arroyo del Telégrafo

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