El Pendón (1.545 m.) es una de las cumbres del macizo montañoso que se extiende al sur de Bustarviejo y al este de Miraflores, entre las que también se encuentran Cabeza Arcón (1.558 m.) , Peña de las Pilas (1.439 m.), Cancho del Reloj (1.523 m.) , Peña Hueca (1.321 m.), Cabeza Cristiana (1.409 m.) , Cerro de las Canteras (1.447 m.), La Buitrera (1.523), Cerro del Hornillo (1.324 m.) o Peñas del Ladrón (1.307).
Vamos a ascender a esta montaña granítica desde Bustarviejo, pero no de manera directa por su vertiente norte, sino dando un largo rodeo por pista hasta situarnos en su vertiente sur.
Tras tomar el café en el bar El Sol, echamos a andar por la carretera que va a Navalafuente y Cabanillas (M-631) y a escasos metros, a la altura del Parque de la Fuente del Berro, la abandonamos para coger a la derecha el Camino de la Dehesa o de las Viñas (una señal de madera pone algo así como Destacamento Penal y Memoria Histórica).
Bar El Sol
Marchando con aire marcial
Este ancho camino de tierra nos lleva tras algo más de dos kilómetros de suave descenso a la entrada de la Dehesa Vieja, en la que se ubican las instalaciones del antiguo Destacamento Penal de Bustarviejo, cuyos barracones terminaron de rehabilitarse en 2013.
Seguimos por el mismo camino, que discurre durante un tramo en paralelo a la vía del tren, pasando al otro lado de la misma justo cuando transita por un túnel horadado en la montaña. Vamos dando vistas a Navalafuente, Guadalix, la autovía de Burgos y el cerro de San Pedro. Son muchos por aquí los que pasan junto a nosotros pedaleando en bici.
Vamos poco a poco flanqueando por sus vertientes oriental y sur el macizo montañoso en el que se encuentra El Pendón. Casi imperceptiblemente perdemos algo de altura. Al cabo de cuatro kilómetros y medio volvemos a recruzar la vía del tren, esta vez por un corto viaducto.
Dejamos por fin la pista, que continúa llaneando en dirección a Miraflores, y tiramos ahora por el camino que sigue de frente en fuerte ascenso.
Tras superar esta cuesta, descendemos hacia el vallecito por el que discurre el arroyo de Navacerrada, que terminaremos cruzando un par de veces, a uno y otro lado. Nos sorprenden el amable paisaje y la humedad que hay por aquí, probablemente debida a las lluvias de estos últimos días.
Salimos a una planicie encharcada en la que mana la fuente de la Víbora, marcada en el mapa, y superando otro fuerte repecho alcanzamos el cordal principal que une Cabeza Arcón y el Pendón, sentándonos a comer en unas rocas orientadas hacia el norte.
Disfrutamos de buenas vistas de Bustarviejo, la Najarra, Cabeza Braña, el Mondalindo y la Sierra de la Cabrera.
Impresiona la visión que tenemos desde aquí de un bodrio urbanístico, la urbanización Fuente Milano, integrada por unos 400 chalés que se levantan en el paraje de Navalengua, entre Bustarviejo y Valdemanco, muy próximos a la vía del tren. Un ejemplo más de esas desaforadas actuaciones urbanísticas que con excesiva reiteración se han llevado a cabo en nuestro país.
Seguimos los hitos en dirección al cerro El Pendón, que está ya próximo. En los últimos metros hay que hacer una fácil trepada por zona rocosa y atravesar un jaral que amenaza con cerrar el sendero para alcanzar la cumbre, coronada por un vértice geodésico.
Desde la cumbre
La Pedriza y La Najarra
Desde la cumbre de El Pendón bajamos de forma muy directa a Bustarviejo, tardando poco más de una hora en llegar al pueblo.
Para rematar la ruta lo lógico hubiera sido entrar a tomar algo en el bar El Pendón, pero nos atrae más la terraza del bar La Estrella.
Nos enteramos de que Bustarviejo tiene también su propia cerveza artesana, que se llama Bailandera.
El Destacamento Penal de Bustarviejo
Este campo de trabajos forzados es el mejor conservado de los 9 establecidos por la dictadura franquista para la finalización de la línea de ferrocarril Madrid-Burgos (los otros estaban en Las Rozas, Fuencarral, Tres Cantos, Colmenar Viejo, Chozas de la Sierra, Miraflores, Valdemanco y Garganta de los Montes).
Entre 1944 y 1952 pasaron cerca de 2.000 hombres, en su mayoría presos políticos, aunque también presos comunes condenados por delitos convencionales o estraperlo, por este campo, que era gestionado por el Patronato para la Redención de Penas por el Trabajo. Durante este tiempo los presos construyeron nueve kilómetros de la línea del ferrocarril, incluyendo dos túneles (de 400 y 250 metros), un viaducto (de 11 arcos y 26 metros de altura) y la propia estación (ubicada a las afueras del pueblo).
El edificio principal del campo incluye los tres barracones en que se hacinaban los presos, la cocina, el economato, las letrinas, el patio y los despachos, dependencias y dormitorios ocupados por los policías. En sus alrededores se encuentran varias garitas de vigilancia, la celda de castigo, la casa del Director, la casa del Teniente, los establos, los polvorines, las canteras y la propia vía férrea. En la ladera del monte de La Alberiza todavía son visibles los restos de unas 40 diminutas cabañas o chabolas de piedra, de apenas 5 metros cuadrados, erigidas por los propios presos para que se instalaran en ellas sus familiares, esposas e hijos, venidos de toda España para acompañarles en su cautiverio.
La reahbilitación de estas instalaciones se llevó a cabo mediante una partida presupuestaria incluida en los Presupuestos Generales del Estado de 2009, gracias a la aprobación de una enmienda a los mismos que presentó el diputado Gaspar Llamazares.
La reahbilitación de estas instalaciones se llevó a cabo mediante una partida presupuestaria incluida en los Presupuestos Generales del Estado de 2009, gracias a la aprobación de una enmienda a los mismos que presentó el diputado Gaspar Llamazares.
La línea de ferrocarril Madrid-Burgos
Su construcción se inició en 1926.
Antes de la guerra civil se había construido el tramo entre Burgos y el viaducto de Taboada, en el término de Gargantilla del Lozoya.
A partir de 1939 la dictadura franquista acometería la construcción del tramo final, entre Garganta de los Montes y Chamartín.
El Patronato para la Redención de Penas por el Trabajo
Su objetivo principal era la reducción de penas por parte de los reclusos a través del trabajo en obras de interés nacional.
Además, el Régimen pretendía incidir sobre la ideología y conducta de los vencidos, con el fin de reeducarlos para la vida en la Nueva España.
Bibliografía
Esclavos por la patria: La explotación de los presos durante el franquismo. Publicado en 2002 por el periodista Isaías Lafuente. Es un detallado estudio del sistema de campos de trabajo que estableció el Régimen al finalizar la guerra.
Trenes en la niebla. Novela del escritor Manuel Rico sobre los campos de trabajos forzados en la línea ferroviaria Madrid-Burgos.
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