El macizo de Lefka Orí (Montañas Blancas), que pertenece al nomo o departamento de Chaniá, se levanta en el extremo occidental de la isla de Creta y tiene más de sesenta dosmiles. Uno bastante accesible es el pico Gíngilos (2.080 metros), también escrito a veces Gígilos, al que suele subirse desde el aparcamiento de Xylóskalo (1.250 m). Sin contar paradas, se pueden tardar unas dos horas y media o tres en hacer cumbre, necesitándose algo menos para el descenso. Pero el terreno es incómodo, con mucha piedra suelta, y se avanza despacio.
En Xylóskalo (literalmente escalera de madera = xyló-skalo) muere la carretera. Puede llegarse desde Chaniá en un autobús que pasa por Fournes, Lakki y Omálos. Además del aparcamiento, hay una cantina, con tienda en la que se puede comprar agua y algo de pícnic, y un restaurante. Es el punto de acceso a la garganta de Samaria, que es lo que suelen hacer más del 90 por 100 de los que vienen hasta aquí.
La subida al pico Gíngilos está señalizada. En los primeros dos tercios de ascensión se sigue el trazado del sendero de gran recorrido E4, atravesándose un espectacular arco de piedra a los tres cuartos de hora del inicio. La ladera está salpicada de viejos cipreses, que presentan troncos retorcidos y algunos de ellos un enorme porte. Me encuentro también con algunas cabras kri-kri. Un poco más arriba, paso por debajo de otro pequeño arco abierto en la roca, junto al que hay un vivac, y llegó a la fuente de Linoseli. A partir de aquí, el sendero traza innumerables zetas para superar el pedregoso canchal y alcanzar el collado de Linoseli.
Llega el momento de abandonar el sendero E4, tal como indica un cartel a la izquierda que pone Gíngilos o Gígilos. Hay que prestar atención para seguir los hitos, los puntos rojos y algunas marcas de pintura amarilla y verde. En algunos tramos hay que hacer trepadas ayudándose con las manos. Se llega primero a la cumbre sur, y de ahí, en unos diez minutos, por terreno kárstico lleno de rocas filosas, se pasa a la cumbre norte. Frente a nosotros tenemos las principales cimas de las Montañas Blancas (Melidanoú, Pachnés, etc).
Según leo, habita estas cumbres el quebrantahuesos. En un determinado momento, me sobrevuela una rapaz, pero no puedo distinguir qué es. Me he encontrado poca gente, dos españoles (vascos quizá) y algunos alemanes. Toca deshacer el camino hecho.
En total, he hecho unos 900 metros de desnivel. Según una guía en alemán que tengo, la longitud de la ruta (ida y vuelta) es de 13 kilómetros. Pero según el GPS del móvil, me saldrían solo 8 kilómetros. Me fío más de la guía, por el tiempo que he invertido y porque los alemanes tienen fama de exactos. Aunque la hiciera en zapatillas de trekking, la ruta es más para botas, que protegen mejor los tobillos.
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