Nuestro protagonista, el guaje, tenía unos días de vacaciones, se subió a la furgo y puso rumbo a la verde Asturias, pasando unos días en Somiedo, uno de los últimos refugios del oso cantábrico.
El guaje, que ya está muy crecidito y se maneja por sí solo, hizo dos de las excursiones más clásicas que pueden hacerse en el parque natural: por un lado, la que permite ascender hasta el Lago del Valle desde la localidad de Valle del Lago; por otro la que desde el alto de la Farrapona lleva hasta los tres lagos de Saliencia: el lago de la Cueva o de la Mina, el lago de Cerveriz y el lago de la Calabazosa o Llanegru (Lago Negro).
No tuvo el guaje la ocasión de toparse con el oso en el corazón del bosque, habrá que decir que por fortuna, para no acabar malparado como el rey Favila.
Si ya de por sí goza de buen apetito, el guaje, no el oso, las caminatas le dieron todavía más ganas de comer y una de las noches no dudó en cenarse un contundente cachopo, relleno de jamón, queso de La Peral y setas. Según nos ha confesado, aún no ha terminado de hacer la digestión.
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