El Pagasarri es uno de los montes que forman el cinturón montañoso que rodea Bilbao y punto de encuentro de los montañeros bilbainos que cualquier día salen de casa para darse un paseo. Por debajo de su cumbre hay un bar-refugio que abre por las mañanas casi todos los días del año y que ofrece algunos pinchos y un chato de vino o una tacita de caldo.
Inicio la ruta desde el Termibús o intercambiador de transportes de San Mamés, al lado del cual se encuentra la residencia en que me alojo. Los primeros kilómetros me llevan hasta el barrio de Larraskitu, tras caminar por las avenidas de Autonomía, Juan de Garay y San Adrián.
De Larraskitu arranca el camino al Pagasarri. Un poco más arriba se pasa por el área recreativa de Igertu, con aparcamiento para coches. A partir de aquí se interna uno en el bosque. En la subida, se deja a la derecha el monte Gangoiti (499 m). A la izquierda parte un desvío que desciende a la ermita de San Roque.
Al alcanzar el collado que separa los montes Ganeta (685 m), a la derecha, y Pagasarri (671 m), a la izquierda, se amplía la vista y se divisa, al fondo, en otro cordal que arranca de aquí, el Ganekogorta (999 m). Dejando a un lado el bar-refugio, se llega, en cinco minutos más, a la cumbre del Pagasarri.
Tomo el sendero que desciende por la vertiente este hasta la campa de Pastorekorta y ahí enlazo con una pista que se dirige hacia Arrigorriaga dando algunas curvas. Dejo a la derecha una cantera y más adelante me salgo de la pista para descender hasta el parque de Mendikosolo, un área recuperada que cuenta con un pequeño estanque.
En Arrigorriaga, tras recuperar fuerzas en un bar, tomo el tren de cercanías para volver a Bilbao, que me deja en la estación de Abando tras un corto trayecto de apenas diez minutos. En total fueron unos 15 kilómetros de marcha, con 670 metros de desnivel positivo y 640 metros de desnivel negativo.
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