Los Molinos fue uno de los lugares elegidos a finales del siglo XIX por las clases altas madrileñas para levantar sus hotelitos o segundas residencias. Pero el origen del pueblo se remonta al siglo XVI, cuando a orillas del río Guadarrama se construyeron media docena de molinos de agua para transformar el cereal en harina.
En la primera parte de nuestra ruta hemos pasado por varios búnkeres o casamatas que el ejército republicano construyó en segunda línea del frente y que, por su posición, no llegarían nunca a entrar en combate. Se trata de construcciones realizadas con cemento y hormigón armado en sus muros, de un grosor entre los 50 y los 100 cm, y forradas con piedras de la zona. En su frente se encuentran las troneras, que son las aberturas desde las que los soldados disparaban sus ametralladoras, cubriendo prácticamente un arco de 180º. En el centro había un cilindro que servía para apoyar la ametralladora.
En la práctica, pasamos solo junto a cuatro de estos búnkeres: Los Huertos, Majaltobar, Matamaillo y Los Veneros. Terminamos completando una ruta circular de 11 kilómetros de longitud y un poco más de 200 metros de desnivel.
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