viernes, 15 de marzo de 2019

De San Sebastián a Pasajes de San Pedro por los acantilados del monte Ulía (2 de marzo de 2019)

Hoy hicimos una travesía por la costa guipuzcoana, recorriendo los acantilados que forma el monte Ulía al descolgarse hacia el mar. Fueron unos 12 kilómetros entre San Sebastián y la pintoresca localidad de Pasajes de San Pedro, en los que seguimos en parte el GR-121 o Vuelta a Guipúzcoa (marcas de pintura blancas y rojas) y en parte la Senda del Litoral. Este último sendero fue balizado hace años por el Club Vasco de Camping (CVC), pero en la actualidad la señalización (unas botas amarillas) está prácticamente desaparecida.


Playa de la Zurriola




Se antojaba complicado afrontar una ruta con una treintena de participantes, si incluimos a Rayo. No resultó sencillo aparcar los coches en San Sebastián y reunirnos todos en el bar Monpas, junto a la playa de la Zurriola, para echar a andar. En el aparcamiento que hay al final del Paseo José Miguel de Barandiarán los coches no pueden dejarse por un tiempo superior a tres horas y cada cual se buscó la vida como pudo.


Bar Monpas


Serían las once y media cuando finalmente nos pusimos en movimiento. No fue posible tomar el estrecho camino que arrancaba del final del paseo marítimo Luis Pedro Peña Santiago y llevaba a la punta de Mompás, debido a que estaba cortado por desprendimientos de rocas. Hubo por tanto que tomar la variante que se inicia por detrás de la iglesia del Corazón de María y remonta el Paseo Zemoria (GR-121).








Peñas de Atoloi


Al cabo de casi una hora llegamos a las Peñas de Atoloi, al pie de las cuales se abre una cueva muy característica en la piedra arenisca. Desde estas rocas, sobre las cuales revolotean las gaviotas, se aprecia perfectamente lo abrupto y recortado que es este tramo del litoral por el que estamos caminando.


Peñas de Atoloi
















Continuamos ahora durante un rato por la Senda del Litoral. Se cruza el barranco de Txoritxuluak, se pasa junto a la casa del emisario y se desciende hasta el fondo del valle colgado de Altu, que cae abruptamente sobre el mar en un lugar muy frecuentado por pescadores y mariscadores.






Casa del emisario


Valle colgado de Altu


Un pescador












Volvemos a ganar altura para dar vista a la cala de Murguita o de Ilurguita, a la altura de la cual salimos de nuevo al mucho más ancho GR-121. Nos encaminamos ahora hacia el Faro de la Plata, que tiene forma de palacete almenado, pasando un poco antes junto a los restos de un acueducto.




















Faro de Plata


Alrededor de las tres de la tarde llegamos a la explanada del Faro de la Plata, desde la que se divisa ya la bocana del puerto de Pasajes y los acantilados del monte Jaizkibel. Nos sentamos aquí a comer, la mayoría en el suelo, pues solo hay un banco.






















Desde aquí nos restan apenas veinte minutos hasta el barrio de Pasajes de San Pedro. Al Faro de la Plata llega la carretera asfaltada que viene de Trintxerpe y que cogemos unos metros para enseguida desviarnos por un camino de tierra que pasa por encima del faro de Zenokozuloa y desciende hasta la entrada de la bahía de Pasajes.




















Pasamos junto a los antiguos astilleros de Aizkorreta, reconvertidos en parte en un espacio musealizado en el que puede verse cómo se construía un barco ballenero, y desembocamos finalmente en el paseo marítimo de Pasajes de San Pedro, lugar natal del marino Blas de Lezo.












Al final todo ha salido medianamente bien, a pesar de que en algún punto del recorrido el grupo perdió algunos de sus efectivos. Para rematar el día tomamos en varias tandas la chalupa que cruza al barrio de Pasajes de San Juan (Pasai Donibane), que está al otro lado de la bahía, justo enfrente de Pasajes de San Pedro. Es un trayecto que no llega ni a los cinco minutos y cuesta 0,80 euros por pasajero.


























Pasajes de San Juan es un barrio marinero de estrechas callejuelas, en el que hoy se respira cierto aire carnavalero. No faltan aquí tampoco las referencias históricas. Sus astilleros fueron muy importantes y de ellos salió, entre otras muchas naves, la Santa María en la que Colón alcanzó las tierras americanas. En 1843 se alojó en una de sus casas el escritor francés Víctor Hugo. 








Llega el momento de la cervecita y qué mejor lugar que el bar Ziaboga, que se encuentra en la Plaza de Santiago, sin discusión el rincón más popular del barrio. La apacible y templada tarde invita a quedarse afuera. Unos se sentarán en una esquina de la terraza, mientras otros se quedarán de pie, acodados junto al muro de piedra que da al embarcadero. De aquí iremos hasta el Frontón Juan XXIII, de donde nos han dicho que salen los autobuses en los que regresaremos a San Sebastián. Tomaremos uno de la línea E01.


Plaza de Santiago






Bar Ziaboga






Monte Urgull


Playa de la Zurriola

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