martes, 25 de agosto de 2015

De Câmara de Lobos al Lido de Funchal (14 de agosto de 2015)

Este recorrido no alcanza la categoría de ruta, vaya ello por delante. Se trata más bien de un paseo totalmente improvisado, que se tarda algo menos de dos horas en completarlo caminando a paso relajado, por lo que su inclusión en este blog de rutas resulta bastante discutible. Queda por tanto a criterio del administrador del blog decidir sobre la conveniencia de publicarlo aquí.
 
Tras haberme acercado hasta Câmara de Lobos y haber comido allí, me apeteció dar un paseo en dirección a Funchal para ver hasta dónde llegaba. Y eso fue lo que hice. Ni más, ni menos. Salió bien como pudo haber salido mal. Llegué al Lido de la misma forma que podía haber tenido que darme la vuelta mucho antes. Decidí terminar el paseo en el Lido, un complejo de hoteles, apartamentos y restaurantes junto al mar, que pertenece a Funchal, y cogerme allí un autobús, como podía haberlo continuado hasta el mismo centro de Funchal. En este último caso hubiera necesitado en torno a una hora más para completarlo.
 
Câmara de Lobos es un pueblo de pescadores en la costa sur de Madeira, arrinconado junto al mar por el relieve montuoso, que se encuentra a solo 9 kilómetros de Funchal y que tiene como telón de fondo los acantilados que se precipitan hasta el mar desde lo alto del cabo Girão. Cuenta con una modesta y estrechísima playa de pedruscos negros. En las tierras abancaladas de su término se cultivan el banano y la vid en una curiosa asociación.
 
 
 
 
 
 






El paseo propiamente dicho comienza remontando desde el puertecillo de Câmara de Lobos el Caminho do Calhau, que discurre pegado al mar.
 
 




Se pasa por la punta de Laranjeira, una zona industrial a la que puede llegarse en autobús urbano desde Funchal con las líneas o carreiras nº 1 y 3.
Por una pasarela sobre el mar se salva una zona rocosa y escarpada, accediéndose hasta Praia Formosa, una playa de piedras y arenas oscuras.
 
 
Praia Formosa

 
Al fondo de Praia Formosa se atraviesa un túnel excavado a la roca y se sale a la Doca do Cavacas, donde hay un restaurante y varias pozas o piscinas naturales.
 
 
Doca do Cavacas
 
 
Un poco más adelante se llega a la Ponta da Cruz y de ahí se continúa por el paseo marítimo hasta Lido.
A falta de playas, hay hasta tres complejos habilitados para el baño (Poças do Governador, Ponta Gorda y el propio Lido), con explanadas para tomar el sol, piscinas y escaleras para descender cómodamente al mar.
 
 
 
 
Y es que Madeira carece prácticamente de playas, debido a que el vulcanismo estuvo aquí en activo hasta hace solo varios miles de años.
Las pocas playas de arena fina que hay son artificiales y, según he leído, se trajo arena de Marruecos para hacerlas. Hay que decir que la isla de Madeira está más o menos a la misma altura o latitud que Casablanca, y que dista unos 800 kilómetros de la costa marroquí.
 

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